Hoy me van a perdonar por titular la columna en inglés… Su acepción en el pasado, gave up, en el puro español Caribe significa: tiró la toalla. A 16 meses de dejar el frío palacio de Nariño, el presidente Gustavo Petro Urrego renunció a gobernar y eso que tuvo menos retos que muchos de los presidentes que lo antecedieron en los últimos 60 años; ellos, ante grandes cisnes negros y retos enormes, supieron buscar los mejores para cada ministerio y enfrentar las tempestades.
Lo hizo el mismo Simón Bolívar, a quien el presidente tanto admira… pero Petro solo ha enfrentado el caos que él mismo ha creado. Repito: ninguno de sus antecesores tiró la toalla y tuvieron retos enormes; Petro no los ha tenido, él se victimiza, pero ese solo tema da para un estudio de la medicina del comportamiento. En “Lo que de verdad hacen los líderes”, de John Kotter, dice: “El liderazgo, por el contrario, se ocupa del cambio”.
Pues bien, traer a Armando Benedetti en la agonía de su gobierno es el retroceso mismo de quienes quisimos ver realmente una política diferente y no el manido discurso deshilvanado en el que, como el sancocho, mete temas astrológicos, técnicos y humanísticos en una misma olla. Y, siguiendo a Kotter, “el verdadero reto consiste en liderazgo fuerte con una gestión fuerte para conseguir resultado por el bien común”. Decía Isaac Newton: “Si he logrado ver más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes”, y así muchos han buscado un referente para conseguir llegar al pódium.
En este caso, ni Claudia López se ha querido subir sobre sus hombros, digo, subirse a los hombros de Petro. Diría Petro, pero es que le tocaría escalar demasiado. Pero vayamos a los hechos mil veces explicados por muchos expertos. Nunca en la historia de Colombia habían pasado por el gabinete tantos ministros y directores de institutos importantes para la gestión del Gobierno, ¿gestión?, ¿cuál? Hoy prácticamente en la interinidad tenemos personas que no tienen ni idea de para qué están en cada cartera ni saben por dónde seguir porque desde un principio no ha habido un norte ni en salud, educación, justicia, energía y así uno por uno de los ministerios.
Hay esperanza de una posible gerencia en el Ministerio de Defensa, pero el ministro se queja de falta de recursos. Todos y cada uno desde la esquina del ring o han tirado la toalla o el entrenador se las ha tirado sin haber escuchado al boxeador. La democracia colombiana es débil, pero resiste; jueces y congresistas se han dado cuenta de que el país está en sus manos. Bueno, un poco entre humor y seriedad: ¿quieren el umbral que no consiguió Uribe? Hagan una sola pregunta: ¿Quiere usted que el desgobierno de Petro siga más allá del 7 de agosto de 2026 a las 2:59 p. m.? No necesitan más preguntas.
Los verdaderos líderes, hoy ocultos, tendrían la posibilidad de presentar lo que sería una reivindicación para acabar con las inequidades, desigualdades, hambre, violencia y gobernanza de Estado. La consulta es costosa, sí. Pero más costoso es seguir como vamos, mal. PS: Aprobar la reforma de la salud un delito de lesa humanidad.
Orlando Bustillo Pareja