INOLVIDABLE 3 DE ENERO EN LA JUNTA

Fue el 3 de enero de 2014. Mi cuñado Álvaro Urbina había pasado el fin de año en Medellín y quería comenzar el nuevo año con un paseo en La Junta. Creo que tenía un ligero remordimiento por no haber compartido con nosotros el fin de año, pues se había ido con Hernán Gómez & Familia a hacer un recorrido por el Eje Cafetero. Ivonne y yo nos encargamos, con la ayuda de doña Miriam Molina, la mamá de Ana Carolina Daza, de comprar 20 gallinas criollas en el mercado de Valledupar. Inmediatamente llamamos a mi hermana Diana y al dispuesto Boyía para obtener prestado el patio de la casa de Marciano Martínez, ojalá con el dueño incluido. Marciano aceptó gustoso, pero advirtió que haría presencia después de las 4 de la tarde, por compromisos previos adquiridos. Llamamos a Eneida Cuadros Solis, la fanática No 1 de «El Cacique de La Junta» que habita con nosotros desde el Siglo pasado, para que se encargara de la parafernalia del almuerzo, en lo que es experta.

Pasamos por El Éxito de Valledupar para «apertrecharnos» de hielo, cerveza en lata y picadas de bolsa. Y llegamos a San Juan con la mitad de la tarea cumplida. Allí supe que mi compadre Ernesto Gutiérrez estaba en el pueblo, y cargamos con él, y con “El Tigre” Carrillo, su anfitrión en San Juan del Cesar. Se hicieron amigos cuando trabajaron juntos en la Caja Agraria, y mantienen afilada su amistad de antaño. En este momento de los preparativos ya teníamos en el equipaje el whisky, las frías y el complemento del guiso. También el quorum ya casi estaba completo para salir hacia La Junta. En eso llegó una visita sabrosa e inesperada. Era La Muñe Amarís.

Estaba acompañada de doña María Namén Rapalino, la renombrada matrona cesarence cuya corpulencia sirvió para bautizar uno de los frascos más apetecidos de Colombia. Apenas llegó La Muñe a saludar a Ángela Gámez y Familia, de manera inmediata fue invitada a reforzar la caravana que estaba a punto de salir para La Junta. María Namén, por supuesto, también fue convidada al paseo, pero declinó el ofrecimiento. La Muñe, después de comprobar que tendría garantizado el transporte La Junta-Valledupar, se despidió de Maria Namén. Ese día disfrutamos una parranda inolvidable en el patio de la casa de Marciano Martínez en La Junta.

Asistieron, además de mi Mamá y mi Familia, don Toño Urbina, su esposa Rosarito Aroca y todos sus hijos. También ese día nos acompañó dona Sara Urbina de Cuenca, quien en ese momento fungía como “viuda con marido vivo”, pues aunque había dejado de amar a don Jorge Cuenca, decidió viajar a La Provincia para marcar territorialidad, al enterarse que el travieso samario andaba estrenando amores con una viuda sanjuanera. Dona Sara llegó, don Jorge titubeó, y finalmente quedó sin hacha, calabazo y miel.

Tal como lo había prometido, Marciano Martínez llegó a eso de las 4 de la tarde. Para información de muchos, los amigos cercanos de Marciano, entre ellos Diomedes, nos referimos a él como Sinforiano, o simplemente «Sinfo». Esto, en razón a una confusión histórica que ocurrió al momento de su bautizo. La intención de sus padres era homenajear a don Sinforiano Restrepo Ariza, bautizando con su nombre al vástago juntero que había llegado al mundo. Pero la memoria a veces le juega a la gente alguna mala pasada y el nombre del muchacho fue trocado. El cura escuchó MARCIANO, en lugar de Sinforiano.

Pero, aunque en el Registro Civil estaba escrito el nombre de Marciano, para su Familia y sus amigos él siguió siendo Sinforiano, o simplemente «Sinfo». Algo parecido ocurrió en el ARIZATO, cuando el hijo menor de Arístides Ariza y Silvia Artola visitó la pila bautismal. Mi primo Arístides quiso homenajear a su tío paterno predilecto y planeaba instalarle su nombre a uno de sus hijos varones. Pero la oposición fue feroz y el muchacho no alcanzó a registrar en su cédula el nombre de MOISES ENRIQUE. Doña Juana Facholas le dijo a su hijo Aristides: Ni se te ocurra ponerle a mi nieto el nombre de ese maco. No obstante, el primo Carlos Andrés Ariza Artola es conocido con el apodo de Tio Moché: «El Cabo» Ariza. Se salvó de lucir su nombre en la cedula, pero no pudo librarse de heredar su apodo.

Bueno, volviendo al 3 de enero de 2014, la Parranda incrementó la emoción de sus asistentes cuando Marciano llegó y nos cantó sus poesías. Después llegaron los hermanos Rubén Darío y Jaime Araujo Cuello, nuestros parientes queridos de La Junta. Y cuando la parranda alcanzó su cúspide emocional, mi cuñado Álvaro Urbina sacó su billetera y compensó generosamente al artista del pueblo. Su querida esposa Edna le lanzó una mirada punzante y reprobatoria. Y para sustentar su actuación, sentenció: Más me gasto en una cartera tuya… y no me divierte tanto como esto

Una vez terminó la parranda, La Muñe Amarís estaba muy contenta de haberse tropezado con ese momento tan sabroso, tan familiar, tan agradable. Lo repetía una y otra vez. Era un momento feliz que no lo había buscado, pero que se lo encontró de repente. A estas alturas, La Muñe y Cecilia ya eran «llaves» de Ivonne, pues un par de años atrás las visitamos y tuvimos una tertulia interminable. Llegamos a las 10 de la mañana, nos brindaron patilla, conversamos largo y cuando intentamos arrancar, no fue posible. Nos invitaron a delicioso almuerzo, el cual fue alargado con tinto que sirvió de pretexto para recordar el pretérito y preguntar por las noticias de actualidad. Y cuando Ivonne celebró dos años después su cumpleaños en Patillal, las Hnas Amarís Ariza estaban presentes. Se salvó Margarita, por inmigrante. Una vez terminó la parranda en La Junta, ese 3 de enero de 2014, nos dispusimos a viajar a Valledupar. Pero antes hicimos una pequeña escala en el andén de una tienda que está en la salida hacia San Juan. Allí nos involucramos un par de frías y La Muñe seguía haciendo remembranzas de San Juan y de su Familia. Llegamos a Valledupar y la dejamos en su casa. Allí se la entregamos en temple a su marido, el queridísimo “Mono” Alvarado. Ellos se amaron con tal intensidad que, años después, resolvieron morirse el mismo día con pocas horas de diferencia.

Ellos estaban felices. Y nosotros también.  Hoy, la remembranza de ese momento permanece tan vivo en la memoria, que cada vez que llego a POTRERILLO y atravieso el Portal de Entrada para llegar al Salón “Joaquín Gámez”, siento nostalgia de no haber disfrutado en ese lugar la magia familiar de La Muñe y Cecilia. Y cuando mi mente se pone inquieta, en ese mismo Portal, que también sirve para despedir a los visitantes, imagino a La Muñe y a Cecilia intentando alargar el tiempo para no marcharse. Esa pequeña plaza bien podría llevar el nombre de mis primas queridas, para que su sonrisa iluminada siga presente en nuestras vidas.

Orlando Cuello Gámez

DESCARGAR COLUMNA

2 comentarios de “INOLVIDABLE 3 DE ENERO EN LA JUNTA

  1. Alberto Ruiz dice:

    Excelente remembranza de ese día 3 de enero 2014, lo impresionante es tu memoria de acordarte de nombres y hechos sucedidos… ✅️

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *