LA AMENAZA PETROCHAVISTA

Colombia ha tenido muy malos presidentes y eso no podemos negarlo, pero sin lugar a dudas Petro ya califica como el peor y el más peligroso de todos.

Frescas aún tenemos los colombianos en la memoria las imágenes del show mediático preelectoral de Antanas Mockus, Claudia López y Petro exhibiendo en 2 tablas de mármol las 12 promesas que supuestamente cumpliría el hoy presidente de los colombianos.

Decían las primeras 6 ´´no expropiaré´´, ´´no convocaré a una Asamblea Nacional Constituyente´´, ´´manejaré los recursos públicos como sagrados´´, ´´impulsaré la iniciativa privada´´, ´´garantizaré la democracia pluralista´´, ´´respetaré el Estado social de derecho´´, y así estaban grabadas en mármol las primeras 6 promesas del usurpador presidencial y con la garantía en calidad de notarios de Mockus y Claudia, también reconocidos embaucadores politiqueros profesionales.

Pero todas estas promesas, 12 en total, exhibidas con jolgorio y danza en dicho show ya han sido olvidadas y acaso borradas de la agenda del Gobierno del “cambio” según pudimos escuchar los colombianos en el discurso del pasado 15 de marzo  que Petro pronunció con inspirado acento castrochavista ante una minga étnica, como la llaman ahora, y fletada especialmente para tal evento en la ciudad de Cali y más concretamente en el escenario que llaman “puerto rellena”  y donde se exhibe el esperpento de un brazo con una mano gigantesca que llaman “resistencia” en honor al llamado “estallido social” del 2021 y que quieren declarar dizque monumento nacional por sugerencia del activista Petro.

En dicho discurso Petro llamó a una revolución popular liderada por la tenebrosa “primera línea”, defendió a su emproblemado hijo Nicolás con premeditada alcahuetería presidencial, motivó la organización de su poder popular,  señaló al Congreso como el  obstáculo para sus reformas, estigmatizó una vez más a los periodistas independientes que han denunciado su abuso de poder y finalmente amenazó con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente si no le aprueban en el Congreso de la República sus reformas tal cual él y su banda las quieren imponer.

Tal discurso evidentemente inspirado en la histórica elocuencia poderosa y engañosa de Fidel Castro, la oratoria hipócrita e incendiaria de Hugo Chávez y el talante arrogante y dictatorial de Nicolás Maduro, ha sido la notificación oficial al pueblo colombiano de que si el Congreso no acata lo que Petro le dicta, que si los medios no hacen eco  de lo que el Petro quiere, y que si los colombianos no nos resignamos a ir como ovejas al degolladero comunista que Petro predica, entonces nos echarán la primera línea encima, nos arrojaran a las fauces de la fanática minga indígena y nos someterán a la brava con todo el garrote del Estado al nuevo modelo de sociedad dictado por el Pacto Histórico y la ideología progresista que no resisten ninguna crítica ni aceptan desobediencia alguna. Y por si nos quedan dudas de que así ocurrirá, ya están listas las milicias petristas del poder popular pagadas con un millón de pesos mensuales para cuando su divino líder las necesite para aplastarnos por ser contestatarios.

Las bonitas promesas quedaron atrás, olvidadas ya por este arribista activista y eliminadas de la agenda de este gobierno comunista. Avisados pues estamos con el incendiario discurso del 15 de marzo en Cali, que Petro está furioso por el desacato de quienes considera sus súbditos, esto es todos los colombianos y que sí expropiará, sí usará los recursos públicos como su plata de bolsillo, sí marchitará la empresa privada por considerarla de oligarcas, sí desconocerá el Estado social de derecho, no respetará la democracia pluralista y sí convocará a una Asamblea Nacional Constituyente para perpetuarse en el poder con una constitución a su medida que le permita eternizarse como la reencarnación de su ídolo Hugo Chávez y la personificación de un nuevo Simón Bolívar latinoamericano.

No nos llamemos a engaño, el discurso de odio y venganza de Petro del pasado 15 de marzo en Cali, como bien lo definió Viviane Morales, ex fiscal general de la nación, fue “una declaración de guerra a nuestra democracia”. De nosotros depende que Petro se salga con la suya y nos arrebate la libertad y la democracia, o que nuestros hijos no tengan que sufrir tal afrenta si somos capaces, como dicen por ahí, de “pararle el macho” a este mitómano tirano.

Abel Enrique Sinning Castañeda

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