“Vestida de blanco se fue La Cacica, la mujer más querida de nuestra Nación, las campanas del pueblo repican y por dentro llora un corazón”
El aparte preliminar transcrito corresponde a la canción “Vestida de blanco” de la autoría de Camilo Namen que grabaron Los Hermanos Zuleta está el LP titulado “Cantare” que lanzaron al mercado en el año 2002 la cual vino a mi mente a propósito del tema que inspira esta crónica en estos días cuando en todos los rincones de Colombia y muchos lugares del mundo se está hablando de la muy próxima edición del Festival Vallenato.
Es indiscutible que Consuelo Araujo Noguera era de aquellas mujeres corajudas que despertaba odios y amores pero igual la admiración ciudadana por su obra que ya es imperecedera, fue durante su periplo vital un personaje que se movía con igual pericia entre lo coloquial y las altas esferas gubernamentales a donde la escuchaban y la respetaban, es más algunos le temían por su vertical actitud frente a lo que no le gustaba para el vallenato o para los vallenatos, y con su buena pluma era mordaz y/o sublime dependiendo las circunstancias y en materia musical caminaba con sapiencia entre los agrestes caminos del costumbrismo y las delicadas letras de los cantos citadinos, cada quien la ubica en uno de esos escenarios entre sus fortalezas y debilidades, pero también hay que reconocer que igual que otros protagonistas del vallenato también fue dueña de una mente que producía profesáis, y sus vaticinios terminaban en realidad.
En nuestra crónica publicada el año inmediato anterior recordábamos que el Vallenato ha tenido muy buenos compositores que también fueron profetas, y coloque de ejemplo a Juancho Polo Valencia en la canción titulada “A mí no me guata el queso” anuncio hacen cincuenta años la crisis de los precios del queso cuando dijo “A mí no me gusta el queso, porque el queso está muy caro, no tengo con que comprarlo, no me gusta es por eso”, por su parte Guillermo Pallares también profetizo, hacen 49 años se refirió a la carestía de la canasta familiar en Colombia en la canción titulada “El mandato claro” interpretada por Alfredo Gutiérrez dijo que “A donde iremos a parar con esta situación tan mala, la carne está a treinta pesos, ya la panela subió el plátano a dos y medio, a siete pesos el arroz”; Beto Murgas por su parte hacen cuarenta y siete años en la canción Grito en La Guajira que grabaron Juan Piña y Juancho Rois puso de presente el drama que se venía encima para nuestros hermanos Wayuu, lo que en este Siglo propicio la Sentencia T-32 de la Honorable Corte Constitucional para la protección de sus derechos por el Estado de Cosas Inconstitucional, dijo así: “Se oye un grito en el desierto, se oye una voz apagada, se nota un destino incierto en el indio que trabaja, en el norte de Colombia ampliamente en La Guajira es notable la zozobra y la angustia que dominan, al ambiente del desierto que reclama en su agonía que alejen el sufrimiento que resiste noche y día”, igual recordemos que en la canción “El Godo Decente” Rafael Escalona dijo que Belisario Betancourt llegaría a ser Presidente de La República, doce años después este fue elegido con el “Si se puede” la canción dice así: “De un cielo lejano azul, un avión llego temprano, trajo a Fabito Lozano y Belisario Betancur, eso gritaba la gente que andaba por todas partes, dos tipos tan importantes que pueden ser presidentes, el uno es muy Liberal, el otro es Godo decente”, hoy pienso que La Cacica también dejo sentada su profecía, ya les diré porque.
Mas de una vez he presenciado y participado de la discusión que surge de la interpretación de las palabras de Consuelo Araujo cuando dijo que “El vallenato se tomara el mundo”, muchos hablan del tema, pero muy pocos saben en qué circunstancias lo dijo y consideramos oportuno hacer recordación al respecto porque es indiscutible que la presencia del Vallenato, o intérpretes de la música de Francisco El Hombre está en cualquier lugar del mundo, algo impensable en épocas pretéritas, aunque hay gente que sostiene que no es cierto porque en todos los países no se encuentran agrupaciones, ni compositores o cantantes de nuestra música, pienso que eso es hilar demasiado delgado, porque no es necesario que ello ocurra para reconocer que de cualquier matojo más allá de las fronteras nos sale un conejo.
Todo comenzó cuando el 28 de febrero de 1969 Marta Traba la Crítica de Artes y Escritora Argentina fundadora del Museo de Arte Moderno de Bogotá escribió en una publicación periodística dijo: “los bambucos clásicos fueron olvidados por la improvisación y el descuido literario y gramatical de la historia privada o policíaca de los vallenatos” , nunca imagino la afamada mujer experta en artes que con ese comentario evidentemente deshonroso para la música vallenata le estaba limpiando los colmillos a una “Bocadorá”, resulta que la cacica le ripostó el 8 de marzo del mismo año 1969, en su primera “Carta Vallenata” le escribió lo siguiente también en el periódico El Espectador con el mismo despliegue que le dieron a lo escrito por la crítica de Arte:
“Estimada Marta:
“Por primera vez en la vida echo de menos un cartón de bachillerato y un título universitario, que ahora me darían alguna autoridad intelectual para enfrentarme de igual a igual contigo y responder –sin temor a quedar en el asfalto– la desafortunada nota de presentación que escribiste para el disco de la formidable Eliana y que El Espectador publica en su edición del 28 de febrero, página 4-b. Pero aun así, inculta, semignorante y cuasianalfabeta, me atrevo a hacerte unas observaciones sobre lo que has escrito, primero, porque me exaspera tu absurdo sistema (muy conocido de todos) de ensalzar a unos menoscabando a otros; y segundo, porque a pesar de que respeto tus profundos y casi infalibles conocimientos sobre lo divino y lo humano, considero que en esta ocasión se “te escarchó el perol” cuando te atreves –después de anunciar que tu “cultura sobre música popular es nula y corresponde a la generación de Bing Crosby y Vereda Tropical…” – a afirmar sin reato alguno, en una especie de lamento que tampoco creo sincero, que “los bambucos clásicos fueron olvidados por la improvisación y el descuido literario y gramatical de la historia privada o policíaca de los vallenatos
Me extraña, más que importarme, que una persona de tan altos niveles culturales como los tuyos no guarde y practique la vieja y prudente norma de no hablar (escribir, en este caso) de lo que no se conoce. Y si Escalona, Tobías Enrique Pumarejo, Emiliano Zuleta, Gustavo Gutiérrez, Alejo Durán y los demás no se atreverían a entrar en el sacro templo privado de tus conocimientos pictóricos, intelectuales y artísticos en general… ¿no te parece un tanto infantil, por no decirte que bastante vanidoso, que tú hagas sobre la música vallenata una aseveración ligera, ilógica, sin el más mínimo conocimiento de ella…? ¿Cómo puedes caer en el error tremendo de anunciarte como una nulidad en música popular, primero, y pasar inmediatamente a sentar cátedra sobre temas musicales en general, llevándote de paso, en medio del torrencial aguacero de conceptos, a los nadaístas, los Beatles, la castidad, las gentes que rezan, “la perversión del gusto del pueblo colombiano”, el subdesarrollo y todo ese palabrerío hueco que está de moda, rematando con un anatema sobre la música vallenata que ni siquiera conoces?
Francamente me deja perpleja tu capacidad de contradicción, y de todo ese sartal de cosas que dices solo logro afirmarme más en la impresión que tenía –cuando analizaba tu estilo de escritora– de que cuantas veces endiosas a determinada persona (pintor, escultor, cantante, etc.) no es simple casualidad el que otra caiga bajo la piqueta demoledora de tu concepto infalible. Y esto de ahora me confirma el supuesto de que no puedes pegar un ladrillo sin que simultáneamente derribes una pared.
No veo la necesidad de que para hacer un elogio de Eliana tengas que referirte al vallenato hablando de historia privada o policíaca… En eso estás cometiendo un gravísimo error, más grave cuanto más inexacta es tu afirmación. Entérate primero. “El vallenato es –y esta afortunada expresión de alguien que no recuerdo lo define mejor que ninguna otra– la crónica, hecha música, de todo un pueblo”. No se puede hablar de historia privada dentro de la música vallenata, así se refiera uno a determinada canción que mencione con nombre propio a alguien, porque lo que nuestros compositores cantan y refieren es un suceso, que bien lo pudo protagonizar alguien determinado, pero que es en sí el reflejo de mil sucesos más, iguales, ocurridos a otras tantas personas.
El que Rafael Escalona diga en su canto que va a hacerle una casa en el aire a su hija Ada Luz no significa que trate de referir la historia privada de sus intenciones paternas con su primogénita, sino que está contando por medio de un paseo el recóndito temor que sentimos todos los padres al proteger a nuestras hijas de los pretendientes indeseables, cuando están en la edad del amor. Y así son todos nuestros cantos: descriptivos, anecdóticos, históricos, porque con ello suplimos durante muchos años la carencia de periódicos, de radiorreceptores, de comunicaciones, mientras escribíamos con notas musicales la historia de una buena parte del territorio nacional, donde afortunadamente todavía estamos viviendo la vida apacible, bucólica –y subdesarrollada si quieres– de la provincia colombiana.
En cuanto a lo que tan despectivamente llamas “descuido literario y gramatical “, me parece Marta que, como dicen los cachacos, “se te fueron las de andar” … Tú, que has leído tanto, conoces sin duda alguna el Romancero gitano, ¿verdad? Y también El cancionero de Antioquia, de Antonio J. Restrepo. Pero no te has tomado el trabajo quizá de leer con detenimiento la letra de “La custodia de Badillo” o de “El playonero”, o de “La patillalera”, de Escalona, y posiblemente no conoces tampoco “La cita” o “Recuerdos de Pitillal” de Tobías Enrique Pumarejo. Pero si algún día les haces el honor de detener tus ojos en ellos, descubrirás que, dentro del estilo llano y sencillo de las frases, la composición se ajusta a las más elementales normas gramaticales y me atrevo a decirte que literarias también, porque yo entiendo que literatura no quiere decir necesariamente grandilocuencia, rimbombancia o ampulosidad.
En lo único que aciertas es cuando te refieres a la improvisación y en eso precisamente radica el mayor encanto y el “agarre” que la música vallenata tiene en el mundo entero. Gracias a Dios podemos decir nosotros que Escalona no conoce una sola nota del pentagrama ni es un intelectual puro ni impuro. Menos mal que Tobías Enrique Pumarejo es un hombre modesto, campechano, sencillo y dedicado al campo. Siquiera que Emiliano Zuleta, Toño Salas y Alejo Durán son de extracción popular y origen humilde. Afortunadamente, Francisco el Hombre no conocía la O por lo redonda y su autógrafo (no te escandalices Marta) era un sonoro salivazo, que estampaba donde quería. Y a pesar de eso, derrotó al mismísimo diablo tocándole el Credo al revés, cuando este lo desafió a un duelo musical en el viejo camino de Guacoche. (¡Y eso que, como tú misma sabes, el diablo sabe más por viejo que por diablo y ya puedes figurarte cuántas sinfonías de Beethoven, cuántas fugas de Bach, cuántas polonesas de Chopin y cuánta música de Mozart, Wagner, Liszt y Debussy conocería Satanás…!)
Si no fuera por todas estas circunstancias especiales, el vallenato no existiría ni estaría dándole la vuelta al mundo como la mejor expresión musical de un pueblo, al igual que los mexicanos con sus rancheras, los españoles con su flamenco y los argentinos con su tango (no con sus intelectuales…
(…) el día que nuestros compositores salgan de las aulas universitarias con una gramática y una enciclopedia bajo los brazos a “elaborar”, que no a componer, la música vallenata… ese día desapareceremos de la vanguardia del folclor nacional que ahora estamos ocupando, y que ocuparemos mucho tiempo, gracias precisamente a la sencillez, la autenticidad, la originalidad rudimentaria de nuestros cantos. Ten la seguridad de que nosotros sabemos exactamente lo que somos y estamos orgullosos de ello sin vivir añorando cosas ajenas ni falseando el gusto natural para presumir de cultos.
Dejemos así, pero te prometo que será con vallenatos, y no con los espacios ambientales y las obtusas conferencias sobre arte, con lo que nos tomaremos el mundo”.
El tiempo se ha encargado de darle la razón, hoy en día del Vallenato se habla desde el Corregimiento de Galán en La Guajira hasta en Shanghái en la China, es más conozco videos que están en redes de chinos cantando vallenatos, norteamericanos, peruanos, Mejicanos etc. por eso fue la Cacica además de contestataria, visionaria, perseverante, buena pluma y profeta en Vallenatologia, ¡lástima que la hayan silenciado tan temprano!
Luis Eduardo Acosta Medina