Durante la instalación de la tercera legislatura del Congreso de la República, para sorpresa de muchos el presidente Petro apaciguó sus tradicionales ataques contra las fuerzas políticas opositoras, los empresarios, los ricos y los medios de comunicación. Esta vez utilizó un discurso con menos odios y con un aparente enfoque un poco más concertador, aunque plagado de afirmaciones imprecisas y dudosas, y con algunas pocas verdades; llegando incluso a crear un ambiente jocoso, cuando afirmó sin sonrojarse que “su gobierno ha sido eficiente”, lo que originó carcajadas de muchos presentes en el capitolio. Es la primera vez que se da ese tipo de reacción ante un presidente de la República en el Congreso.
Lo cierto es que hay que reconocerle al Gobierno Nacional su alto nivel de eficiencia para lograr elegir un presidente de la Cámara de Representantes afín a sus propósitos. Las reuniones previas en la Casa de Nariño, con la activa participación de Petro, y la masiva presencia de 8 ministros y 2 altos funcionarios durante la votación, que por momentos asemejaban un consejo de ministros, demostraron su capacidad de influencia y presión para lograr el objetivo de coptar a la mayoría de esa corporación, con lo que aseguran apoyo para sacar adelante sus anunciados proyectos reformistas. Querrán seguir con la práctica del atajo aceitado de corrupción con el que finalmente se aprobó la reforma pensional.
En un acto de táctica política el presidente Petro comenzó su discurso pidiendo perdón por los abominables hechos de corrupción en la UNGRD, buscando ambientar una respuesta retórica para calmar los reiterados reclamos que los colombianos le hacen permanentemente. Pero esa solicitud de perdón no es ni será suficiente, como tampoco lo será el poco avance que han tenido las investigaciones de los otros múltiples hechos de corrupción en que han estado involucrados familiares y altos funcionarios del presidente, ahora con la ventaja de tener una Fiscalía más condescendiente a su gobierno.
Aunque en su discurso no hizo referencia a las causas de la crítica situación de la economía, la situación fiscal, la seguridad en los territorios y la llamada paz total, el presidente si se extendió en aspectos en los que dice le ha ido bien, así sea parcial o coyunturalmente, exponiendo cifras que no coinciden con la realidad, al afirmar que en el 2023 el PIB creció 0.7%, siendo realmente 0.6%. Aunque la diferencia no es tan grande, es importante resaltar que es el crecimiento del PIB nacional mas bajo en los últimos 25 años.
Igualmente incurre en datos dudosos cuando tomó cifras del pasado mes de abril para decir que la agricultura ha tenido un crecimiento anual del 9%. Por otro lado, afirmó que las clínicas y hospitales se han reactivado por su decisión de implementar el giro directo de dinero a estas entidades por parte de la ADRES. Sin embargo, expertos han reiterado que la gestión del Gobierno Nacional en el sector salud ha provocado que las redes hospitalarias estén al borde de la quiebra por el insuficiente valor y poco cubrimiento de la Unidad de Pago por Capitación (UPC), la lentitud en el pago de los presupuestos máximos y demoras en el pago de deudas. Las EPS intervenidas por la Superintendencia de salud han incrementado una deuda significativa con la red pública.
Insistió en su error de ubicar a Colombia como el país más desigual del mundo, según el Índice Gini (54.8%), cuando según el Banco Mundial -fuente oficial de ese dato-, y según el último dato disponible para cada país, esa posición corresponde a Sudáfrica (63%), seguido de Namibia (59.1%).
Con respecto a su cacareada reducción de la pobreza monetaria en 10%, lo que sería muy bueno, si se llegara a confirmar, sorprende su afirmación de que esa reducción se debe en un 80% al incremento del salario mínimo que decretó. Es una afirmación que riñe con la ortodoxia de la política macroeconómica, pues significaría que aumentar aún más el valor del salario mínimo sería una forma efectiva de reducir la pobreza. Por supuesto que esa sería una situación difícilmente sostenible en el tiempo. El mismo presidente Petro manifestó dudas en su intervención sobre la posibilidad de que el nivel de pobreza se reduzca en forma similar durante este año 2024.
Álvaro López Peralta