LA GUAJIRA NECESITA SOLUCIONES, NO PROTAGONISTAS

Con el problema que padece La Guajira, que no es de hoy, sino de centurias, debido a que gran parte de esta región se caracteriza por bosques desérticos, y aún, por tierras de verdadero desierto. Además de las condiciones de la naturaleza, con ciclos de sequía anuales, se le suma la deforestación, para hacer carbón de leña y para sacar madera en la orilla del río Ranchería, principal fuente hídrica de la que beben la mayoría de sus habitantes y de otras afluentes a lo largo y ancho de la Península; personajes de la vida nacional, medios de comunicación de toda índole, dirigentes de la vida nacional, de la región y de la misma Península, quieren entrar haciendo una parodia con la sed milenaria y la hambruna que ha existido desde que este territorio hace parte del País.

País que siempre nos ha tenido como los mendigos de marras y voy más allá, cuando éramos tratados como expósitos de la patria, espurios de un territorio vedado y vetado por la oligarquía bogotana y costeña y territorio de nadie, donde manteníamos más relaciones con las Antillas Holandesas y la hermana República de Venezuela – cuando lo primero que oíamos en los colegios de la época era el himno de ese país y la televisión venezolana que la de acá – y no valíamos nada para nuestra patria y en el centralismo barranquillero existía animadversión hacia los nuestros, como si fuéramos de otro planeta. Y a pesar de todo, seguimos amando a Colombia, aún a costa del desprecio y la orfandad de esa patria mancillada por el odio y el desprecio.

Y ahora vienen dizque a ser los redentores de nuestros males seculares, como si todavía los de aquí estuviéramos en la colonia y fuéramos escogidos con espejitos como animales de cargas y de esclavitud. Pero la verdad es que ya los guajiros dejaron los pantalones cortos y se colocaron los largos. Hoy hay un ejército de personas de bien, de intelectuales y profesionales que conocen a fondo lo que está ocurriendo y lo que está sucediendo. El rezago social y presupuestal en que siempre ha tenido el país a La Guajira es el culpable de tantos males que nos aquejan y que producen dolor de patria.

¿Qué hacer para remediar tanto olvido ancestral? El gobierno nacional debe, de manera urgente, establecer un Conpes para La Guajira. Este Conpes se encargaría de resarcir ese olvido y cumplir con la deuda histórica que Colombia tiene con la Península. Dicho Conpes debe incluir las soluciones de fondo para que el Departamento salga por fin del marasmo en que se encuentra, el subdesarrollo alarmante, que ni las regalías, que en gran parte fueron mal planificadas o mal usadas, pudieron darles solución a tantos problemas, sobre todo por el mismo rezago presupuestal, donde dichas partidas han sido insuficientes por el pasivo social tan profundo que ha padecido esta sección del país.

En este Conpes especial se deben incluir las partidas presupuestales para la terminación de la Represa del Ranchería en su segunda fase, agua para los acueductos de nueve municipios y la construcción de los distritos de riego del Ranchería y San Juan del Cesar; construcción de la vía perimetral entre Colombia y Venezuela para integrar a la nación wayúu al contexto nacional, para que Colombia establezca seguridad en su frontera y desarrollar el turismo exótico en esta zona del país; construir los parques eólicos en la Alta Guajira, aprovechando la riqueza de sus vientos, como en efecto está ocurriendo, pero sin demeritar a la gran nación wayúu, para desarrollar cadenas productivas e industrializar a la Península con energía barata, producida en nuestra tierra, desarrollar energías limpias a lo largo y ancho del Departamento; construir la Vía de la Competitividad, desde Distracción, con salida a La Florida, en el municipio de Riohacha, para ser más productivos y competitivos; mejorar ostensiblemente las vías secundarias de la península y optimizar la vía de Uribia al Cabo de la Vela, para hacer competitivo y sostenible el turismo medio explotado; poner en funcionamiento a Sama, para industrializar las salinas marítimas de Manaure, convertir al ecosistema de El Pintao en un parque nacional, para proteger el nacedero de los ríos y poner veda a la fauna de esta gran zona verde del cono sur. Son, en líneas gruesas, las soluciones de fondo que necesita La Guajira. La pregunta obligada es ¿están contempladas en el Plan Nacional de Desarrollo todas o algunas de estas necesidades apremiantes para frenar la pobreza y la miseria que nos agobia?

Hernán Baquero Bracho 

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