LA JUNGLA DE LOS EMPRENDEDORES

Es conocido, bastante recurrente el uso de los cultores de la derecha o de los partidarios del libre mercado y del libre funcionamiento de la economía, lo cual es prácticamente lo mismo; apelar a su éxito personal como el derrotero de la practica individual e inclusive estatal. Ellos paralelamente a las “bondades” de su éxito individual, “promueven”, cuando les conviene, un papel mínimo del Estado, que este se reduzca a cuestiones básicas. Obviamente, sus apreciaciones al respecto son relativas. Está en función de la capacidad de obtener en un momento dado prerrogativas burocráticas, contractuales o cualquier otro beneficio directo de “Papa Estado”, pero cuando estas posibilidades no están a la mano, se tornan absolutamente liberales y anti estatistas, y asumen a un descarriado: el recién elegido Milei y a otros orates semejantes, como sus modelos ideológicos y políticos.

Proponen e imponen, basados en su propio éxito, la guía a replicar por los demás seres humanos, a fin de ser triunfantes. Eso equivale a lo que en términos habituales y corrientes se denomina la vía del emprendimiento individual, es el estilo, la práctica y la manera como los demás hemos de afrontar la vida. De forma pedante y un poco arbitraria lo plantean e insinúan a todos los demás seres humanos. Imaginémonos ese mundo, completamente poblado, habitado estrictamente por emprendedores. Una jungla en que como en Fuenteovejuna- “todos a una”-, enfrascados en la búsqueda de la riqueza y el éxito individual, mediante la adoración al Dios dinero. Que tal semejante universo. Una especie de Ley de la selva. Espantoso, peligroso, y además absolutamente aburridor ese cosmos en el que todos estemos dedicados exclusivamente a acumular dinero.

Es desconocer las actitudes y las aptitudes de cada ser humano, desconocer la individualidad, omitir que cada ser es único y nace o desarrolla determinadas orientaciones artísticas, académicas, intelectuales, deportivas, culturales, científicas. Las cuales se encargan de llenar de satisfacciones emocionales y espirituales a todos los demás, incluyendo a esos ambiciosos emprendedores. Amén de proporcionar los bálsamos sanitarios a quienes nos enfermemos.  Seria impertinente un mundo en que cada sujeto se encuentre dedicado, obsesionado por la acumulación de dinero como leit motiv, como objetivo único y fundamental.

Ronda una frase que, por supuesto no podemos hacer extensiva, pero en múltiples ocasiones se afirma que “detrás de una gran fortuna hay un crimen escondido”, frase de Honorato de Balzac y de Lope de Vega con sus respectivas variaciones, según el momento en que fueron emitidas. Desafortunadamente aquellos seres que asumen la acumulación de riquezas materiales como un fin, tienden a empobrecerse espiritualmente, se tornan egoístas, distantes y fríos. Por supuesto son igualmente incontables las historias de emprendedores que yo llamaría “puros”, cuyas fortunas se han forjado limpiamente y están dotados de enormes corazones y fantásticas cualidades personales.

Pero en favor de muchos, lo cual es corroborado por las estadísticas, no todos los seres humanos nacen o nacemos con el futuro económico despejado, las herencias, los capitales se heredan, se legan y se trasmiten de familia en familia o de generación en generación, y las posibilidades de que estas circunstancias se reproduzcan, son enormes. Aquellos seres humanos que no nacen en condiciones ventajosas, lo más probable es que seguirán siendo pobres, a pesar de que reconocemos que la educación en un importante vehículo de ascenso social y de mejoramiento de condiciones económicas para los individuos bien formados, bien preparados. He ahí otro factor de persistencia de las desigualdades, ya que quienes poseen y nacen en “cuna de oro”, tienen las mayores posibilidades de adquirir una formación académica de mejor calidad, sobre todo en nuestro medio, donde la educación es de carácter mixto: pública y privada y los colegios y las universidades privadas en general imparten superiores niveles educativos.

Asimismo, ocurre con el ejercicio de la actividad política, donde como es nuestro caso la política se ha vuelto una actividad igualmente hereditaria, de clanes políticos y el poder se lega de generación en generación. Colombia es una nación gobernada secularmente por un puñado de clanes, y la política es el medio de repartirse el presupuesto y los beneficios públicos materiales. No obstante, es paradójico que los paladines políticos locales de los “supuestos” emprendedores y partidarios del adelgazamiento del rol del Estado, se jactan de Programas Asistencialistas y Políticas de Subsidios, como ejecuciones a mostrar, y se convierten en el eje de su ejercicio “clientelista”.

De modo que pretender y plantear la tesis del emprendimiento individual aplicado a la actividad política y/o empresarial como la fórmula para ser exitoso y avanzar en la vida, no resiste el menor análisis. Esa es una actitud egoísta y prepotente de quienes por alguna u otra circunstancia han logrado incrustarse en los escenarios del poder, muchas veces como beneficiarios de canonjías clientelistas y por ende usufructuarios de los dineros públicos.

Por otro lado, qué mundo tan monótono tendríamos si todos se dedicaran a hacer dinero mediante la acumulación burda de capital, necesitamos a los poetas, a los músicos, a los deportistas, los científicos, aunque estas actividades constituyen en múltiples ocasiones, otra fórmula de enriquecimiento. Lo ideal sería lograr un equilibrio entre la posesión de bienes materiales y de los bienes culturales. Generalmente los emprendedores son bastante escuetos en ese sentido, su vida se dedica a la acumulación obsesiva de bienes materiales, y mas de las veces, no les queda tiempo ni espacio mental, para esas “pendejadas”.

Muchos pensamos que hay que hacer un esfuerzo por construir una sociedad más feliz y equitativa, de manera que refutamos esa teoría del universo dominado solo por emprendedores.

Como pretender que un niño nacido en La Guajira profunda, un niño Wayuu; o un niño nacido en el Choco, o en los países más pobres del África, sean emprendedores, o exitosos en el futuro, siendo que la mayor y tal vez única preocupación de sus padres es que sobrevivan por lo menos, los primeros años de su vida. Que no mueran en el intento de alcanzar la etapa de la infancia y adolescencia. Quien o como trasformar una realidad tan dolorosa como esa. ¿será que un egoísta emprendedor se encargará de transmutar tan patética y triste situación?

El Estado debe estar allí como un factor morigerador, redistributivo de la riqueza. No está demás decir que muchos partidarios de la reducción del Estado y de la concepción de que no podemos pretender vivir a expensas del Estado, más de las veces si tienen la oportunidad, tratan de buscar oportunidades laborales o contractuales y se lucran de él. O sea, el Estado se debe reducir, pero si puedo, me lucro de él. Más aun, el Estado se debe reducir, cuando mi sector o grupo político, no se encuentra ostentando el poder. En ese caso se impone la tesis de “trabajen flojos”

De ahí a la estigmatización, a la subestimación, la división y los calificativos despectivos queda un paso. Generalmente esos “supuestos emprendedores” son mitómanos, megalómanos, excluyentes. Los que no coinciden con ellos no merecen, ni siquiera estar vivos. Estamos ante un tipo de sociedad, demasiado egoísta, demasiado insensible ante los problemas ajenos.  Impera el sálvese quien pueda.

José Luis Arredondo Mejía

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Un comentario de “LA JUNGLA DE LOS EMPRENDEDORES

  1. Andres Bornacelli dice:

    Jose Luis, pareceria q ese analisis tan craneado fuera una descripcion del GOBIERNO DEL CAMBIO, o mejor del presidente del gobierno, con su actitud mesianica y personalista excluye del desarrollo del cambio a millones de colombianos q tenemos q limitarnos a ver y oir en RCN y CARACOL su personal y titanica batalla con la derecha colombiana que por desgracia “”Estamos Perdiendo””la libra él solo, excluye a los once millones de colombianos q COMO TÚ Y COMO YO luchamos para llevarlo a ese puesto de comando, tan solo se acuerda de nosotros para CITARNOS A MARCHAR cuando se siente sitiado/ Andres

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