“Algunos dirán que hemos avanzado, otros más escépticos manifestarán que aún estamos estancados. Invito a que no miremos el vaso medio vacío sino medio lleno”.
Pensará el lector al iniciar estas letras, que quiero hacer apología a lo que muchos medios nacionales han tildado de manera errónea que La Guajira es un territorio desértico, sin Dios y sin Ley. Pero no, ha sido un calificativo entre otros despectivo que nosotros mismos con hechos positivos, debemos demostrar que lo bravío de la raza como reza nuestro himno, no es más que un puñado de hombres y mujer soñadoras, con potencialidades naturales que merecemos una compensación histórica por lo que aportamos a nuestra nación.
Mucho se ha dicho sobre las oportunidades que el territorio guajiro tiene frente a la explotación de sus recursos naturales, tanto los de tierra como los de mar, aire y solar. Sobre ello, hay mucha literatura.
Bajo ese esquema, hemos transitado durante un poco más de medio siglo sin que los gobiernos nacionales se armonicen de alguna manera con las necesidades regionales y locales.
Es así como en nuestra nación republicana, tenemos la costumbre santanderista que a cada vela se le pone a un santo o formalmente, cada descubrimiento o necesidad le dedicamos un decálogo legal en muchas ocasiones, en contravía con otras normas legales que se han expedido anteriormente.
Este momento que vive el Departamento de La Guajira, puede ser propicio desde donde se le pueda mirar. Algunos dirán que hemos avanzado, otros más escépticos manifestarán que aún estamos estancados. Invito a que no miremos el vaso medio vacío sino medio lleno.
Aprender de las experiencias pasadas, aprovechar la importante proliferación de candidatos a cámara de representantes y senadores oriundos -de nacimiento o por raíces- de esta comarca, debe llevarnos a una reflexión positiva. Tenemos la oportunidad de escoger en una baraja de ciudadanos quienes van a representarnos, defendernos y llevar la vocería junto con el gobernador por el Departamento de La Guajira.
Todo lo anterior proponiendo a quienes aspiran y luego el 13 de marzo gocen del mandato popular, para que desde sus iniciativas legislativas procuren unificar la normativa en favor de esta tierra rica no sólo en recursos naturales sino en desierto. Ese que necesita que lo exploren y exploten en favor de sus hijos sin desconocer que existe un mercado pendiente de sacar su mejor provecho. Una compilación legal que se denomine por ejemplo “Ley del desierto” donde el inversionista privado nacional o extranjero y el sector público encuentren principios rectores y reglas de juego tales como la contratación de mano de obra local, la consulta previa a comunidades, la licencia social, la inversión colateral, costos de la prestación de servicios etc, y demás comportamientos legales que regulen un mejor entendimiento entre la empresa privada, entidades públicas y ciudadanía.
Que esta sea la oportunidad de emular procedimientos de otras regiones donde las elecciones es un solo día y luego quienes gana o pierden, se unifican en torno a una agenda del cuatrenio en favor de cada Departamento. Ya es momento de pasar la página de las agendas individuales que no ha traído mucho o ha dejado poco a nuestro territorio. Ya tenemos un gobernador instituido popularmente, unos alcaldes en ejercicio y esperemos lograr un número importante de senadores y representantes a la cámara por las diferentes circunscripciones. Por eso la necesidad de hacer equipo.
La mesa esta servida y como leí en un artículo “hay candidatos de todos los colores, sabores para no tener excusas de no salir a votar” y cada elección es un momento propicio para renovar nuestro compromiso democrático con este Departamento que tanto lo necesita.
Roger Mario Romero