Esta semana tuve la oportunidad de participar en un programa radial de los estudiantes de comunicación social de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) para conversar sobre Posmodernidad y posmodernismo y su incidencia en la sociedad actual.
La posmodernidad es un movimiento cultural y filosófico que influyó las artes y el pensamiento crítico desde 1960 a la actualidad. Un término definido por Jean-Francois Lyotard en su obra “La condición posmoderna” como un imperativo determinante de valores y prácticas sociales, y la forma en que vivimos y percibimos la existencia en nuestro tiempo. Además, lo concibe como una corriente que pone fin a los metarrelatos de la modernidad que prometían una de las mentiras históricas: la liberación del hombre. Metarrelatos como el cristianismo, el Iluminismo, el Marxismo y el Capitalismo, que según el pensador francés inhiben el pensamiento libre y el desarrollo del conocimiento científico.
Este movimiento nació como resistencia al movimiento moderno y se fundamenta en el ideario de escepticismo general o incredulidad, y la priorización de la subjetividad y la idea de lo relativo para cuestionar lo planteado desde la razón. A partir de estas bases, presenta su oposición al racionalismo y le otorga prioridad al individualismo, al culto de las ideas y la importancia del presente ante un futuro desolador e incierto. Un escenario del mañana donde, según los filósofos de esta corriente, se niega a aceptar que las sociedades serán más humanas, justas y prósperas. El presente es lo único que importa: propende por lo inmediato, ya que, el pasado y el futuro no están en manos del individuo.
El posmodernismo plantea además una actitud desinteresada respecto a lo social, el rechazo al cumplimiento de las normas tradicionales y la no existencia de una única verdad, sino la existencia de diversos modos del saber. Se opone a la razón y a la lógica, a las cuales solo válida según el contexto social y las tradicionales intelectuales en las que se practican. Finalmente, posee dos características interesantes: (i) defiende la hibridación cultural y, (ii) revaloriza la naturaleza al mostrar preocupación por las consecuencias del desarrollo industrial.
La tesis del presente como prioridad de la posmodernidad encuentra validez aparente en un mundo globalizado y un escenario definido por el filósofo italiano Gianni Vattimo como “la sociedad de los medios de comunicación”. Y es que, en la globalización actual, tanto las utopías y la fascinación por el futuro incierto, así como la valoración del pasado y de la historia, quedan a un segundo plano, a merced del presente y del afán de su inmediatez. Por demás, el hombre posmoderno se define como desilusionado, alejado de la promesa de progreso y entregado a un sistema de consumo instantáneo como búsqueda de placer y satisfacción. Una sociedad donde los medios de comunicación se convierten en los principales transmisores de la cultura, donde los grupos de poder controlan la conciencia colectiva a través de los medios de comunicación. En conclusión, vivimos en un mundo donde la industria del consumo y los medios priman sobre la ideología y dominan la razón del individuo. Un individuo atrapado en la vorágine de las redes sociales y la mensajería instantánea, en las cuales pululan tantas “verdades” difíciles de distinguir e identificar en sus orígenes, pero en sus fines.
Con los bemoles un mundo globalizado e intercomunicado en millones de interacciones por segundos, es válido preguntarse por parte del hombre del siglo xxi: ¿Podrá la posmodernidad aportar en la construcción de una sociedad más transparente? En caso de encontrar negativas y limitaciones para responder dan pie al plantear uno nuevo: ¿Habrá un revisionismo de este movimiento tendiente a retomar los ideales de la modernidad o por asistiremos al nacimiento de una nueva corriente que valore el futuro como eje del pensamiento y preocupación de la sociedad y del individuo de mitad de siglo?
Arcesio Romero Pérez
Escritor afrocaribeño
Miembro de la organización de base NARP ASOMALAWI
Grande esa columna.
Gracias!!
La denominada postmodernidad impera en todos los entornos regionales, pero fundamentalmente amenaza con estricto rigor a ciudades donde no se ha vislumbrado indicativos de avance, es esta misma modernidad la causante de permear mentalidades donde no afloran temáticas ni fundamentos estructurados de desarrollo, el nuevo político o funcionario prevalece en acciones superfluas, se pondera el desarrollo individual sobre el colectivo, ello como base comportamental del esquema postmoderno.
Gracias por su aporte.