LA TIERRA TIENE SED…

Hace unos días amanecí, con el alma destrozada y el corazón herido, un diagnóstico nunca antes visto en mi familia, me llenó de aflicción.  Por supuesto, apenas pude me fui a abrazar a mi hermano y a orar por él.  Me tengo fe, en eso de orar por los enfermos y pedirle a Dios que revierta diagnósticos, sé que me escucha, lo he visto hacerlo una y otra vez en otras personas y claro que lo iba a ver en mi hermano también.

De vuelta de Valledupar, después de algunas reuniones familiares en San Juan, ya en la noche, nos fuimos con Rosa mi hermana a dormir en el lugar que me llena de energía y alegría: La Peña. Al despertar en la madrugada, cuando apenas “el sol despedía, las últimas sombras de la noche”, como diría Robe; salí a respirar vida, me senté en las escaleras de la terraza de La Casa de La Güelita, pareciera que el frío de las mañanitas de mi tierra, estaba más intenso, o tal vez era el frío de mi corazón, que no lo tibiaba ni el fogón, que seguro ya estaba encendido, en la casa de La Negrita de Chinda, la vecina del frente, de donde creo llegaba el olor a café con Jengibre .

Viendo la aurora hacer su espectáculo de luces y colores, escucho el concierto del despertar de la vida… Me lleno de fe, y creo que Dios está por demostrarle una vez más, a mi familia, cuanto nos ama.  Al Escuchar, el trinar de las “Aves Cantoras” como diría el maestro Adolfo (qpd) dije dentro de mí: “¡El milagro de la vida ha sucedido otra vez, como cada día!!”.  Daba gracias a Dios y el canto de un gallo ronco, al cual imaginé basto de color chino, contrastó con el sonido agudo de otro gallo que imaginé fino, pinto blanco, “dale honores a tu raza, y que te acompañe El Nazareno de Las Cruz” como dice otra canción del Maestro Pacheco Anillo; y se van mordiendo, pue’ empieza la piqueria, suena el gallo de al lado, responde el de tres casas más allá,  los de Kike, los de Mano, los de la gallera, los de mi madrina Pacha, los padrotes de las gallinas ponedoras de la seño Helena, en la salida para Lagunita, los la casa de la Señora Sara Helena, , en la salida para La Junta, jajajajja que espectáculo sin igual, estaba ocurriendo en mi mente, con solo escuchar los gallos cantar.

En mi mente, Los veo avanzar a todos hacia el mismo lugar: La Tarima Claudio Mendoza, en El Parque Joaquín Darío Cataño, de La Peña, y empieza a rodar la película de mi imaginación; los gallos verseando en modalidad versos libres.   A medida que identifico el canto de un pájaro, lo voy integrando al festival de versos:  El Toche con su suave acento, que hace piqueria, con el Cucarachero, que riposta más alto y agresivo, me imagino que el Toche es Hugues Martínez y el Cucarachero, José Félix Ariza, y me río sola de imaginar la cara de Huguesito y Jose, si les digo con quién los comparé.  “Ocha” mi hermana anda por el patio hablando con una perra loca que tiene y con la dócil “Pepa” la gata.  Le pregunté: “Estai oyendo el pie forza’o que tienen El Toche y el Cucarachero? Y me responde con el verso que nos cantaba mi abuela, estando pequeñas, cuando veía un cucarachero y salía a espantarlo para que no se comieran los huevos de las gallinas:

– “Cucarachero Pela’o, lo meto seco y lo saco moja’o”.

Nos reímos de las vainas de La Güelita. Pasó una manada de Alcaravanes con su canto alborotado, solo aplacado por el de una manada de pericos, y se me ocurre que son el público de uno y otro verseador, gritando al terminar cada verso: “Voy a mi fallo!!” “quiubo! ¡Vamos gallo fino!!” “Ese en mi gallo!!”  jajajaja.

Me levanto del bordillo y voy a buscar un buen encuadre para tomar la foto de La Nevada en el momento en que es bordeada por el sol al amanecer (eso sucede en un momento exacto y corto), y me doy cuenta de lo reseca que está la grama de la cancha de fútbol que queda al frente.  “No está reseca, está dorada, es solo otra forma de la belleza” me digo internamente, para apaciguar el impacto, al ver los cerros, azules grisáceos y contemplar la nevada despejada “Que despejada Promete amor…”, ni una nubecita en el cielo y los árboles con las hojas amarillas y secas empezando a encuerarse. “Es solo otro tipo de belleza” me insistí y me pregunté cómo hizo Leandro para cantarle tan bonito, a lo que yo estaba viendo, si el nació ciego:

“Vengo a decirles compañeros míos ¡Llegó el verano! Luego verán los árboles llorando
Viendo rodar sus vestidos
… ¡Ahora a los campos les toca llorar!

…Poco se ven los árboles sonrientes ¡En el verano!… Más bien se ven los campos destrozados

… Las hojas débiles caen con dolor. ¡Sobre la tierra les toca rodar!

En ese instante sufren la honda herida Que les produce el verano. …Las tristes hojas les toca vivir Pálidas, secas, sin ningún valor

Nojoñe!! Es que la belleza no se ve, se siente. Y aunque yo “siento” bella a La Peña en Verano, en Invierno o en primavera, la verdad es que mi pueblo sufre de sed, mucha sed.  Como dijo Leandro “Si este verano vuelve a repetir quien sabe dónde iremos a parar” y cada año es más grave el verano, tanto que ya bañarse, va a dejar de ser un lujo parisino y se va a extender a un lujo Peñero. Me pasó, es real.

Vicky llegó por nosotras y le digo:

– ¡Ay mamá! ni me he bañado.

– Yo tampoco Negra, nos bañamos en San Juan, aquí el agua es oro, en este tiempo. Vicky trajo una bolsa con ciruelas recién recogidas en el palo de “La Casa” (nuestra casa en La Peña), por donde pasó, antes de llegar a buscarnos.

– ¡Que impactante es la naturaleza, algunos árboles frutales, tienen la orden divina de dar fruto en su tiempo y lo hacen!!  Es de imitar la obediencia del Jamanar, los Ciruelos y Mangos, que en esta temporada dan su fruto, sí o sí. Dije a mis hermanas y a mi cuñado,

Si manita, pero el gana’o muere de sed, están flacos, mirá esas que van ahí, cruzando las patas, no dan leche, la economía se afecta, porque tú sabei que aquí la gente vive es del campo. No hay garantía de cosecha en los cultivos, antes al menos los agricultores se guiaban por las cabañuelas, como sería la primera y la segunda, ahora nada es seguro, se siembra a la buena de Dios; nuestra gente tiene sed, hay que ayudarlos, manita; aquí no hay agua ni para una avispa, como dijo “Mano” (Euclides Atocha).

Mientras salíamos del pueblo se veían las manadas de cabras y ovejas flacas, con las tunas pegadas en el cuerpo y las vacas en los huesos. Llegamos a “La Casa” de San Juan, y la queja de mi papá fue que el queso lo estaban haciendo juntando la leche de dos días para que saliera al menos de 6 libras.

– Las vacas destetaron a los terneros, no hay paja y el alimento que se les da nunca es igual.  ¿Dios no te ha dicho cuándo va a llove’? Me preguntó.   …Solo tengo 4 vacas amamantando y más es lo que se gasta en producí y traé’ esas libritas de queso, que lo que dan. Me dijo pasándose la mano por la cabeza.

– Que antes que termine este mes llueve, te manda decir Dios. Le dije.

Los ríos están secos, el San Francisco y el César, el de Los Pozos y Cañaverales, el Ranchería, el Tapias, El Jerez.  “La Tierra Tiene Sed” no es sólo el título de una canción, los fenómenos climáticos y ambientales que estamos viviendo, son preocupantes. Los tiempos se volvieron locos, cuando yo era niña jamás vi el río secarse totalmente, reducía el caudal, pero teníamos un hilillo para nuestro consumo y el de nuestro ganado, a medida que he ido creciendo, el caudal ha ido disminuyendo, hasta llegar al punto en que, en verano no hay, ni en los anillos y pozos, y el verano es cada vez más largo.   Los tiempos ya no son iguales, antes en La Peña se sembraba algodón, ajonjolí, millo (sorgo) frijol, maíz, yuca, auyama, patilla y las cosechas eran abundantes, ahora solo se siembra pancoger, (Nada de Algodón, sorgo, ajonjolí) pero las cosechas son una suerte, y si se dan casi siempre son pírricas, sólo para el consumo familiar.

Y La Peña es el planeta, yo hablo de mi lugar favorito, porque es donde se me hace tan notorio el asunto, pero es el reflejo de La Tierra.   Hace varios años el planeta está enviando alertas y gritos de auxilio, y nos hemos negado a escuchar, necesitamos abrir el corazón, el alma, los ojos, los oídos al Planeta Tierra.  Yo vivo en Riohacha, y digamos que tenemos agua, no ahondemos en detalles de calidad y permanencia y digamos: tenemos agua, agua que sale caliente de la ducha y no ayuda a disipar los calores que estamos viviendo, son tan sofocantes que no dudó que haya consecuencias; agua que no llega a las mayorías de las rancherías y sufren por igual personas y animales. Y qué decir de nuestro entorno ambiental, está saturado de basura, ruido, autos, y el peor mal, a mi parecer, es la falta de consciencia ciudadana que tenemos.  No cuidamos, no ahorramos, no reciclamos, no reutilizamos, somos irresponsables con nosotros mismos y con las generaciones que vienen.   Nuestra huella de carbono personal es muy alta y es importante y necesario que empecemos a reducirla, con pequeñas acciones personales en casa, en el trabajo o colegio o universidad, en el barrio, en el pueblo. Ahorrar agua y energía, es algo que todos podemos hacer, usar un solo auto y mantenerlo en buen estado, apaga el computador, usar electrodomésticos bio, usar productos biodegradables o disminuir el uso de plásticos, desechables y vidrios; no tirar la basura a la calle, separar la basura en casa y apoyar a los recicladores, esto último, es además una forma de ayudar en la subsistencia de familias completas. Son cosas sencillas que contribuyen a la vida.

Necesitamos despertar el sentido de la contribución y vivir desde esa perspectiva. Que todo lo que hagamos contribuya a que todos seamos parte de la solución. De no ser así, en un tiempo, que quizás no vivamos nosotros, pero lo vivirán nuestras generaciones, cuando escuchen en cualquier plataforma a Alejo cantar: “Luego entra marzo ¡En la tierra se ve, otro semblante de felicidad! Viene la lluvia, la brisa se va. ¡Las verdes hojas vuelven a nacer!” y se van a preguntar ¿Qué es lluvia? ¿Que son verdes hojas? ¿Qué es Árbol? Incluso ¿Qué es felicidad?

Hoy cuando escribo para ustedes, mi alma y mi corazón no están arrugados, estoy llena de fe.  Dios revirtió el diagnóstico de mi hermano, pasó de metástasis a un tumor encapsulado, posible de erradicar con terapia y cirugía; demostrándonos cuanto nos ama.  En La Peña hace una semana llovió por más de 6 horas, el río tiene agua, los animalitos se están reponiendo, la cancha, las sábanas y los cerros están verdes; los agricultores están sembrando patilla, con esperanza todos dicen habrá bastante patilla.para el Festival. También Dios le cumplió a mi papá, el quesito empieza a aumentar.

Tengo fe en la humanidad, creo en la raza humana, sé que estamos hechos de partículas de amor, no de polvo de estrellas. ¡De amor!! Por eso creo que:  vamos a ser más amorosos, amables, Justos, conscientes, sabios, que vamos a contribuir con la vida de todos en nuestro hogar: La Tierra.

¿Y Tú, te sumas? Déjame aquí en los comentarios, con que te comprometes, para reducir tu huella de carbono personal.

Yo empiezo:  Voy a enseñar a mis hijos a vivir desde la perspectiva de la contribución. Para que en la eternidad mi generación cante:  Luego entra marzo ¡En la tierra se ve, otro semblante de felicidad! Viene la lluvia, la brisa se va ¡Las verdes hojas vuelven a nacer!; debajo de un árbol de ciruela cargaito, con un coco de patilla entre manos, respirando aire puro en La Peña.

Noralma Peralta Mendoza

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3 comentarios de “LA TIERRA TIENE SED…

  1. Eliecer Manuel Rodríguez Gutiérrez dice:

    Felicitaciones, sabe a pueblo el escrito, osea huele a boñiga de ganado, cuando uno se mete al monte y respira otro ambiente

  2. Elsa Diaz dice:

    Bonito relato, sí huele a pueblo, me da cierta nostalgia porque me recuerda costumbres e mis antepasados, y también es muy preocupante que la tierra tenga sed. Yo también tengo mucha fe. Gracias

    • Maria Angélica Suarez dice:

      Me entristecido con esta crónica de imaginarme la tierra con sed, la base de nuestra economía provinciana. Me reconforto la buena noticia de un diagnóstico con mejor pronóstico y que también empezaba a llover. Tiene razón mi madre Zenobia Orozco que dice debemos sembrar más árboles que nos den por lo menos sombra y refugiarnos en esS oleadas de calor inclemente. Felicitaciones a Noralma por compartir sus vivencias.

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