LAS SALINAS MARITIMAS, HISTORIA DE SU EXPLOTACIÓN

Hemos oído hablar de las salinas de La Guajira, infinidad de veces, sobre todo de las de Manaure. La información que nos llega se refiere casi siempre al espectáculo que representa verlas contrastando con el medio árido donde se ubican, así como la manera más atractiva de realizar un viaje para conocerlas. Es decir, de su importancia turística.

Precisamente por eso, el aspecto de las salinas que ocupa esta crónica es la historia de su explotación, poco conocida por todos.

La narración sobre el origen de la explotación de las salinas de La Guajira nos proporciona una serie de elementos de gran importancia para la comunidad guajira y en particular para los grupos indígenas vinculados de una manera u otra con esta tarea. En ella se hace referencia al intercambio de bienes por la sal extraída, trueque que se realizaba en la costa incluso antes de la llegada de los españoles. Este intercambio se realizaba no solo entre los mismos guajiros a nivel local, sino en toda la región con otros grupos indígenas, entre ellos los Arahuacos de la Sierra Nevada.

Desde antes de la llegada de los españoles, las salinas de La Guajira fueron explotadas por los nativos y el laboreo de la sal tenía cierta importancia en Bahía Honda y en Manaure. En tiempos de la Colonia algunas de las salinas marítimas eran consideradas propiedad de la Corona y otras eran explotadas libremente por los particulares.

Ya en 1835 las salinas de Santa Marta y Riohacha eran arrendadas por el gobierno, quien ejercía una labor fiscalizadora para el cobro de impuestos y la distribución de la sal en el país. Una de las funciones principales de este control era la protección de las salinas terrestres de Zipaquirá, a las cuales las marítimas hacían una gran competencia.

En 1862, el general Tomás Cipriano de Mosquera dispuso que el producto de las salinas marítimas de La Guajira se destinase “al fomento de la civilización de los indios”. Las salinas fueron arrendadas a diferentes particulares y entidades hasta el año de 1905, cuando se entregó al Banco Central la administración de las salinas marítimas, en virtud de un contrato celebrado, por cinco años, con el Ministerio de Hacienda. En 1910 es el gobierno quien administra y explota por su cuenta y puede dar en arrendamiento a las salinas. En 1913, las salinas principales y en actividad pertenecen a la nación; se incluyen en ellas a Manaure y Bahía Honda, entre otras.

Entre algunos habitantes de Manaure se recuerda a un riohachero, don Luis Cotes, quien llegó hacia el año 1922 con el propósito de instalarse y, con el permiso del gobierno, realizar la explotación de las salinas marítimas. Recuerden que Luis Cotes fue socio del expresidente Alfonso López Pumarejo quien lo visitaba asiduamente.

“Para lograr su cometido y conociendo ya a los indígenas, don Luis Cotes se casa con una mestiza de la región llamada doña Lucila Barros. Don Luis comenzó a organizar la explotación como una empresa privada. Para tal efecto decidió traer indígenas de la Alta Guajira con el propósito de aumentar la producción, puesto que el trabajo era muy largo y laborioso. Este incluía: el picado y ensacado de la sal y transporte a la espalada de indígenas hasta la bodega construida para tal efecto. Existían además cayucos que llevaban la sal de los vapores. Estos trabajos de carga de los barcos ocupaban hasta 100 indios” datos suministrados por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 1977.

Hasta el año de 1941 continua el sistema de arrendamiento de salinas. En esa fecha el Banco de la República tomó a su cargo la Concesión de las Salinas Marítimas, y procedió a seleccionar en razón de su rendimiento cuales tenía posibilidades de explotación técnica y económica.

Para 1965 se había iniciado el primer ensanche en Manaure que aumentaría la producción de 30 mil a 250 mil toneladas por año, con una ampliación del área utilizada de 70 a mil hectáreas. Se realizó además el montaje de equipos de bombeo y la construcción de un embarcadero y muelle. El abastecimiento de materia prima para la planta de soda de Cartagena fue el objetivo primordial de este ensanche.

En 1968, las Salinas Marítimas fueron asignadas para su administración al Instituto de Fomento Industrial (IFI). La segunda ampliación de las salinas fue ent9onces acometida por el instituto y la zona de inundación aumentó de 1.000 a 4.020 hectáreas, elevándose la producción a 700 mil toneladas al año.

La explotación de las Salinas Marítimas de Manaure combina la forma intensiva mecanizada con la forma semimecanizada en la que participa principalmente el indígena.

La explotación mecanizada se realiza desde el año 1970 cuando se obtuvo la primera cosecha de este tipo. Dicha explotación requirió de amplias inversiones de capital a la vez que conllevó una utilización de mano de obra limitada. Se comenzó a realizar en cristalizadores, construidos para este efecto y que fueron complementados por los evaporadores o zonas inundadas en donde se prepara el agua del mar elevándolo su grado de salinidad y convirtiéndolo en salmuera.

La recolección de la sal se realiza en forma mecánica y es transportada en volteos hasta la planta de lavado. La producción de los cristalizadores estuvo cerca de 800 mil toneladas por año. Ya para 1988 esa cifra se amplió a un millón cien mil toneladas año, lo que permitió que se exportara 3.000 mil toneladas al Brasil y 40 mil toneladas a Nigeria. Fueron tiempos de expansión y de dominio que tuvo las Salinas Marítimas de Manaure. En el año 1986 Álcalis de Colombia consumió 300 mil toneladas de este producto, del cual se obtiene la sal para consumo doméstico. De la producción anual de las Salinas marítimas, en 1986 también se destinaron 50 mil toneladas de sal molida para alimento del ganado y para la industria, su producto que se obtiene mediante un proceso realizado en el mismo lugar de explotación.

La explotación semimecanizada se realiza o se realizaba en las “Charcas” de Shorshimana y Manaure. En estas se producen dos cosechas anuales: una entre los meses de enero a marzo, la otra de agosto a octubre. El tiempo de cada cosecha es aproximadamente de dos meses y medio, o sea, un total de cinco meses al año. La mano de obra es principalmente local. Hoy las Salinas marítimas de Manaure están en poder de la empresa Sama y está en cuidados intensivos por tantos conflictos que es de todos conocidos, como salarios, prestaciones, donde ya se puso al día por un valor de más de $2.200 millones de pesos. Se esperaba que Big Croup la recuperación económica de Salinas y ha sido un fracaso total, donde se iban a generar 350 empleos directos y 1.500 indirectos, pero de esto nada sucedió. Que tristeza. Con esta multinacional se lograría un futuro de Sama más que alentador, pero solo fueron espejismos como el mismo desierto guajiro.

¿Cuál será su futuro?

HERNAN BAQUERO BRACHO

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