LIBRADO DE ENEMIGOS

Mucho se habla de la misericordia y el perdón a los enemigos, sin duda es un mandato divino, sin embargo, a veces nos olvidamos de que Dios, además de misericordioso, también es justo y fuego consumidor.

El rey David, conocido por su destreza militar y espiritualidad, escribió el Salmo 35, que causa en mí una particular atención. Este fue escrito en un tiempo de oposición, angustia y opresión. David estaba siendo asechado por sus enemigos; por un lado, Saúl, motivado por los celos y la envidia vio en David una amenaza contra su trono, más tarde, su propio hijo, Absalón, se rebelaría contra él.

En los primeros versículos de este Salmo, David pide a Jehová que dispute contra sus enemigos, que pelee contra los que lo combaten y persiguen, pide ayuda destacando la necesidad de ser protegido de aquellos que buscaban su mal sin ninguna causa.

A mediados del Salmo se lee sobre malvados que se levantan contra él, personas que le hacían mal a pesar de haberles hecho bien para afligir su alma. David describe acusaciones falsas, conspiraciones para despedazarlo sin descanso.

¿Te familiarizas con estos acontecimientos?

Hace unos días hablaba con Gaby. Ella me contó que trabajó para una empresa muy importante en la ciudad, con poco tiempo de prueba fue contratada por su gran talento y destreza; otra persona, Susan, que llevaba mucho más tiempo de prueba también fue contratada, pero ocultó su molestia de haber sido contratada después de muchos intentos.

Gaby y Susan se hicieron muy amigas, a Gaby le salió un trabajo con mayor remuneración y con un cargo mucho más importante, por su sentido de amistad, de compañerismo, de reconocer que Susan también tenía talento y merecía crecer igual que ella, la recomendó en la nueva empresa, así que ambas estaban en el mismo cargo y con el mismo salario; pero Gaby ganó la confianza del jefe, su carisma atraía más clientes, sus compañeros la admiraban y la apoyaban en todo. Susan por su parte, comenzó a hacerle mal ambiente, a crear rumores, comenzó incluso a vestir igual que Gaby, hasta que finalmente Gaby la enfrentó y Susan reconoció que le parecía injusto que años atrás fueran contratadas para la misma época, que Gaby entró a aquella empresa de una manera pronta, mientras que a ella le había costado mucho tiempo. Susan le hizo tanta presión a Gaby, que esta terminó renunciando, buscando su paz y tranquilidad. No es justo, pero así aconteció. No sé como terminará esta historia, pero espero con profunda convicción que Gaby recibirá su recompensa y bendición.

Muchas veces somos tratados injustamente, la envidia y los celos pueden convertir a personas en malvadas, chismosas, humillantes, calumniadoras, incluso en homicidas, pagando de esta manera el bien que le hemos hecho.

En la parte final del Salmo 35, David muestra su confianza en Dios, le pide que no se aleje de él y que despierte para hacerle justicia. Implora que defienda su causa y que no salgan triunfante el mal que le estaban haciendo. Pide que sean avergonzados y confundidos los que contra él se engrandecen y finalmente termina exaltando a Jehová que ama la paz de su siervo como una declaración de confianza en que Dios haría justicia.

Por eso, mi oración por ti para este tiempo es que, si estás viviendo una injusticia, si te están pagando mal por bien, si están conspirando contra ti, si buscan humillarte y burlarse, pido que el Dios altísimo dispute contra los que te enfrenten, que pelee contra los que te combaten, que sean avergonzados los que tu mal intentan, que la red que tejieron para ti los atrape; que Jehová rescate tu alma de los malvados, engañadores y estafadores. Que el Ángel de Jehová persiga a los que te persiguen; que sean confundidos los que contra ti contienden y entonces tu alma se alegrará en Dios y se regocijará en su salvación y darás testimonio de haber sido librado de tus enemigos.

Jennifer Caicedo

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