Luis Montúfar, nacido en Santa Marta en 1948, es una figura destacada en la historia del fútbol colombiano. Inició su carrera en el Unión Magdalena, donde compartió cancha con figuras como Orlando Rivas, Pedro «el polaco» Rivas, Chimilongo Robles y Jaime Deluque. Aunque en su primer año el equipo no tuvo buenos resultados, la perseverancia y disciplina de Montúfar los llevaron a estar entre los cinco mejores tres años después.
Montúfar comenzó como volante de contención, pero su versatilidad lo llevó a desempeñarse como marcador de punta y, posteriormente, como defensa central en el Deportivo Cali. Su vida cambió después de un partido entre el Cali y el Unión, cuando Alex Gorayeb, influyente dirigente del Cali, lo abordó en Santa Marta.
Quince días después, Montúfar se encontraba en Cali, donde desarrolló gran parte de su carrera hasta principios de 1981. En el Cali, jugó junto a talentos como Diego Umaña y Pedro Zape, además de su paisano Osvaldo Calero. Durante su tiempo en el equipo, fue compañero de habitación de Henry «La Mosca» Caicedo, a quien considera uno de los mejores jugadores en su puesto.
En ocasiones, Montúfar tuvo que jugar como marcador de punta izquierda porque Caicedo se adueñó del puesto de central.
Montúfar también se recuerda por su admiración hacia Miguel Escobar, de quien afirmó: «Yo no he visto un jugador como Miguel Escobar». Además, entre los extranjeros que más recuerda, destaca a Ricardo Ruiz Moreno.
En Cali, tuvo la oportunidad de conocer a Carlos Bilardo, quien le dejó profundas enseñanzas. Bilardo, famoso por no dejar nada al azar, incluso sabía el nombre de las esposas de los rivales. Bajo su influencia, Montúfar aprendió el arte de defender bien. Montúfar recuerda una anécdota que ilustra la mentalidad de Bilardo durante sus tiempos de Estudiantes de La Plata: “Nosotros dábamos las patadas y se la dábamos a Verón y él hacía los goles”.
Durante su paso por el Deportivo Cali, Montúfar disputó la final de la Copa Libertadores de 1978. Aquel empate 0-0 en Cali y la derrota 0-4 en Buenos Aires fueron momentos de gran tristeza para él, quien lloró al ver escapar el sueño del título. Pese a no ser un goleador habitual, Montúfar anotó dos goles en su vida: uno contra Junior y otro, desafortunadamente, en propia puerta jugando para el Unión Magdalena.
En el Deportes Tolima, bajo la dirección técnica de Ricardo De León, Montúfar perfeccionó su juego defensivo, aprendiendo a ejercer el pressing con maestría. Fue capitán de la selección Colombia en los preolímpicos y fue preseleccionado varias veces a la selección de mayores, consolidándose como un jugador de espíritu ganador. Además, en Cali, se sumergió en la cultura local, aprendiendo a bailar salsa.
Montúfar comenzó su carrera futbolística con el equipo Lotería del Libertador y también participó en las selecciones del Magdalena. Después de retirarse, se dedicó a la dirección técnica, liderando a las selecciones juveniles del Magdalena y al Unión Magdalena de Segunda División. Su carrera como técnico alcanzó un punto culminante en el Deportivo Maicao, al que llevó a disputar la final nacional contra Independiente Santa Fe en 1989, convirtiendo al equipo en uno de los mejores de Colombia en su categoría.
Luis Montúfar es un duro del fútbol, un hombre que dejó una huella imborrable destacando siempre por su fuerza, disciplina y espíritu ganador.
Luis Montúfar y el Deportivo Maicao: Una Historia de Éxito
En el caluroso mes de febrero de 1984, Luis Montúfar llegó a la ciudad de Maicao, contratado por el directivo Laureano Palencia. Al ver la cancha llena de piedras y polvo del estadio San José, Montúfar se rascó la cabeza, consciente de los recursos limitados en comparación con los tiempos de jugador en Deportivo Cali o Deportes Tolima, o incluso como entrenador en la Liga del Magdalena. A pesar de estas diferencias, aceptó el reto de dirigir al equipo con determinación y entusiasmo.
Venía precedido de un notable subcampeonato en el torneo nacional juvenil de fútbol como director técnico del Magdalena. Con su experiencia y conocimiento, formó un equipo de grandes resultados, un equipo ganador que jugaba con la misma intensidad tanto de local como de visitante. Aplicó el pressing que había aprendido con el técnico Ricardo De León en el Deportes Tolima, dotando al equipo de una fortaleza táctica impresionante.
Ese año, el Deportivo Maicao logró un hito al quitarle un invicto de más de 30 fechas al Unión Magdalena. Los clásicos contra el Deportivo Riohacha eran auténticos dramas, cargados de intensidad. En el primer clásico, Maicao se impuso con un contundente 5-1, dejando una marca memorable.
Montúfar supo rodearse de talento. Trajo a jugadores samarios como Víctor “La Guaya” Huguett, Ricardo Aragón, los hermanos Orestes “Pompilio” Campo y Severino “La Rata” Campo, Víctor Acosta, Orlando Rojas, Hernando Deluque (portero), y los cienagueros Cristian Hernández y José Ariza. Además, de La Guajira incorporó a Nilson Martínez, Efrén Fierro, Jorge Benítez, Álvaro Polo, Germán «Ratica» López, Fredy Vega, Manuel «Jumbo» Torres, Berto Contreras y Wilfrido “Polaco” Pérez. Este grupo de jugadores fue clave para los éxitos del equipo.
En 1988, el Deportivo Maicao se consagró campeón del torneo en la Costa, lo que les otorgó el derecho a representar a la región en la semifinal nacional. El torneo se jugó en formato de triangular en Maicao, enfrentándose a Millonarios y Chinchiná. Maicao ganó su triangular, asegurando su lugar en la final nacional contra Independiente Santa Fe. El partido decisivo terminó empatado 2-2, y Santa Fe ganó en la definición por tiros desde el punto penal. A pesar de la derrota, fue la mejor participación de un equipo guajiro en la historia del torneo.
Luis Montúfar dejó una marca difícil de superar en el fútbol guajiro. Su liderazgo, conocimiento táctico y capacidad para inspirar a sus jugadores hicieron del Deportivo Maicao un equipo recordado y respetado, estableciendo un legado que perdura en la memoria del fútbol colombiano.