El interminable y siempre sorprendente cataclismo de habituales noticias en el pais, y cuál de ellas más sorprendentes, se han convertido en la mayor amenaza para llevar a feliz término mi cuarta investigación, dedicada a diagnosticar, evaluar y mirar en perspectiva el impacto de los proyectos eólicos en el departamento de La Guajira. A lo cual sumo la reciente y fugaz campaña para optar por la candidatura a la gobernación del departamento, en una inusual consulta interna, de la Colombia Humana. Ese par de factores conjuntos y casi simultáneos, en los que prima la realidad política y su inevitable fascinación y atracción, han copado mi atención e incidido para mantener en el “congelador” el documento antedicho. Haré el descomunal esfuerzo de no dejarme seducir por temas del día a día. Intentaré mantenerme al margen del torrente noticioso. Ojalá no surjan más tentaciones.
La más reciente, es inevitable soslayarla, relacionada con las horrorosas, salvajes y patéticas declaraciones ante la JEP de Salvatore Mancuso. En un compendio veraz y bastante cercano a la realidad, narra las espeluznantes historias del surgimiento y desarrollo del fenómeno criminal más espantoso no solo del pais, sino de la región. En alguna medida comparable con el Holocausto Nazi. Mancuso da cuenta de manera descarnada y cruel como evolucionaron, y se trasformaron tales organizaciones en una atroz maquinaria bélica. En teoría y como justificación a su decisión, plantea una sospechada reacción de latifundistas, ganaderos y un conjunto de empresas y empresarios de toda laya a la amenaza a su Sacrosanta Propiedad Privada. Asombra la sistematicidad, y la infinidad de actores estatales involucrados El jefe paramilitar en apariencia, se muestra arrepentido de haber contribuido a engranar tan espantosa maquinaria del horror.
No obstante, inefables partidarios de la extrema derecha local realizan un inapropiado paralelo entre paramilitarismo y el accionar guerrillero. Estas últimas surgieron y continúan manteniéndose a pesar de recientes desvaríos, como organizaciones criminales, por fuera del Establecimiento y en contra de él. Su naturaleza original fue derrocarlo, mediante una “revolución armada”, e implementar según ellos, un régimen igualitario y justo. Pero posteriormente y de manera paulatina, gracias a la inevitable incidencia del narcotráfico fueron transmutándose, desdibujaron su norte, y paradójicamente por vía del negocio de la coca, establecieron alianzas con sus propios contradictores, en un absurdo gana- gana. De todas maneras, es ilógico, como pretenden algunos, en aras de justificar el paramilitarismo, usar el accionar de la guerrilla como pretexto. La lucha subversiva en su esencia y orígenes, y a lo largo de su historia y evolución ha sido un factor por fuera del Estado, al margen del Statuo Quo, dedicada a combatirlo. Lograron en su momento, reconocimiento como actores políticos. Mientras que su contrapartida- los paramilitares- y sus horrores desencadenados nacen bajo el amparo, bendición y apoyo estatal. He ahí una enorme diferencia, lo cual impide equipararlas o asimilarlas desde cualquier perspectiva. Es un despropósito. Además, el grado de barbarie entre unas y otras, es otra variable incomparable.
Lo que Mancuso describe, es inaudito encontrarle justificación tanto por el alcance, su nivel trágico, como los motivos y razones justificadoras: la defensa de la propiedad privada y supuestas arbitrariedades de la guerrilla. Mancuso relata que gradualmente se fueron incorporando actores de distinta naturaleza, origen y con fuentes económicas y sociales, y motivaciones diversas: terratenientes, policías y militares activos y retirados, narcos, delincuentes comunes e inclusive exguerrilleros. En esa estructura, las organizaciones y carteles de la droga, lograron un lugar prominente.
La connivencia y conjunción de intereses del narcotráfico y su preponderancia dentro de las estructuras paramilitares fueron invistiéndole a esas organizaciones, una crueldad aun superior a la que les era consustancial en sus orígenes. En esa alianza, en esa articulación o papel de “bisagra”, como bien lo narra el exjefe paramilitar, coincidían y se involucraban por igual: políticos desde distintos niveles, organismos de seguridad del Estado, grandes empresas nacionales y extranjeras e instituciones armadas. Esa connivencia, por lo demás, desafortunadamente le ha otorgado a la burguesía criolla, un cariz bastante salvaje. El ensamble de todas esas fuerzas y factores, le ha conferido características inusuales y las distingue en buena medida en el origen, de las fuentes originarias de acumulación de capital con respecto a otros países de la región, donde no es fácil encontrar circunstancias homologas. Tal coexistencia con poderosos cuya riqueza en buena medida está asociada con actividades ilícitas barniza de crueldad y cinismo a la oligarquía criolla.
El mayor florecimiento de esas organizaciones y el recrudecimiento de su accionar se encuentra estrechamente relacionada con un gobierno en particular, el cual en la medida que surgen evidencias se le hace más difícil separarse o desmarcarse de ellas. Como dicen por ahí: “Si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato”. Aquí los idolatras del “pato”, basados en los antecedentes subversivos de Petro, quieren emular o peor aún, justificar a su ídolo, y estigmatizar a Petro por su condición de ex guerrillero. Olvidan que, en primer lugar, el M-19 fue la organización subversiva menos ofensiva del pais, al extremo que algunos la catalogan como una organización guerrillera con cierto “halo romántico”. Su gran error fue tomarse el Palacio de Justicia, en donde hubo una retoma excesivamente sangrienta, a sangre y fuego por parte del ejército, en la que arrasaron con todo lo que respirara en sus adentros. Es un dislate equiparar el balance de la historia de violencia del M-19, con los horrores del paramilitarismo en sus 30 años.
Además, los exguerrilleros del M-19, se sometieron a las reglas del juego constitucional y legal, arriaron las banderas de un proceso de paz, fueron amnistiados y le han jugado limpio al pais. Alguno que ostentó al interior de la organización, mayor rango que, el actual presidente, fue acogido y accedió al Senado de la Republica por el Partido Centro Democrático. Es un” guerrillero bueno”. Logró la bendición del Gran Jefe. Si Petro en lugar de mantenerse firme en sus convicciones y en su coherencia ideológica, hubiese optado por formar parte de ese partido, y llegar al Senado como Evert Bustamante, posiblemente sería otro buen colombiano. Desafortunadamente para ellos, optó por continuar firme y leal a sus principios originales, y hoy día amenaza sus privilegios, entonces toca “Defenestrarlo”, como propuso el malhadado coronel Marulanda. Doble rasero y doble moral.
Amigos cercanos con quienes nos separan diferencias ideológicas y políticas, les desagrada que, generalmente, cuando escriba columnas donde trate temas de esta naturaleza; con cierta asiduidad me refiera o traiga a colación a su Gran Ídolo. Es imposible no hacerlo, por varias razones 1) según múltiples evidencias, ha tenido fuerte incidencia en el fenómeno paramilitar, 2) a diferencia de la mayoría de expresidentes, ejerce una actividad político- electoral muy activa, y opina permanentemente sobre distintos temas, y 3) ha sido factor determinante para bien o para mal, más bien por esto último, en la política colombiana en estas dos largas décadas. De manera que, habida cuenta de esas tres principales razones, imposible no referenciarlo. A propósito, traigo a colación el siguiente epitafio:” aquí murió alguien que hizo mucho mal, y todo el mal que hizo lo hizo muy bien, y en cambio hizo muy poco bien y el poco bien que hizo, lo hizo muy mal”.
Un alto porcentaje del pueblo alemán, como corresponde a una sociedad sensata y racional, siente vergüenza y considera el periodo del nazismo como una era fatídica en su historia, hoy día trata a toda costa de olvidarla. Los electores colombianos de los responsables políticos, y ejecutores indirectos, durante casi 20 años, de masacres, genocidios, exterminio de líderes de comunidades étnicas, despojo de tierras, desplazamiento forzado de decenas de miles de personas de las comunidades rurales, practica de 25 formas distintas de torturas: entre las que figuraban mutilación, electrocución, violencia sexual y perturbación psíquica, un repertorio que incluyó animales feroces; uso de hornos crematorios. Además, campeó el narcotráfico, y el robo de erarios públicos de entidades territoriales. Los prosélitos de tal proyecto político, tienen la desfachatez de preguntarnos a 8 meses de la posesión de Petro y cuyo esfuerzo denodado apunta a cumplir con las reformas prometidas en campaña, si estamos arrepentidos de haber votado por él. ¡Tienen cascara! Conchudos.
¿Será que, en lo más recóndito de su conciencia, guardan alguna pizca de arrepentimiento por haber votado 4 veces consecutivas, por ese tenebroso modelo de pais? Quedan absolutamente claros los motivos de su extradición, y porque Duque hizo hasta lo imposible por impedir el retorno de Mancuso al pais. Puso todas las trabas a su alcance para que no lo enviaran de regreso desde Estados Unidos. Igualmente se explica tanta aversión del uribismo con la implementación de la JEP.
José Luis Arredondo Mejía
! CAMARADA -ESCRITOR-REVOLUCIONARIO Y PAISANO, DE LUCHAS-IDEOLOGIVAS.CONTINUE, DANDOLE-CLARIDAD; AL PUEBLO.A QUIEN LA NEFASTA ARISTOCRACIA – BURGUESA Y GENOCIDA; HA MANTENIDO ,» INNUBILADA «
Gracias hay que anegar al país de información sobre la incidencia de la oligarquía asesina, que nos gobernaron durante 200 años produciendo miles, millones de muertos s y desplazados, despojados,cetc