El título de la columna proviene de una célebre frase del filósofo presocrático Heráclito, sentenció que el fundamento de todo, es el cambio incesante. es usada en este caso como respuesta al estribillo repetitivo de las falanges uribistas, falsamente ilusionadas, intentan contrarrestar un hecho político ineluctable, que, día a día se consolida: el inminente triunfo de Gustavo Petro en las próximas elecciones presidenciales. El estribillo insinúa la reiteración de circunstancias preelectorales del 2018, en las que, los sondeos otorgaban a Petro una estrecha diferencia sobre Duque. Diferencia equivalente al margen de error. Finalmente triunfó Duque. Suponen erróneamente la reincidencia de esa situación. Hoy día las distancias de Petro, según mediciones preliminares, superan los dos dígitos con respecto a sus rivales más cercanos. Las alicaídas esperanzas están fincadas en la probabilidad, absolutamente remota de que, se revierta nuevamente la tendencia.
“El palo no está para cucharas”. En primer lugar, la acentuación del modelo extractivista durante el cuatrienio, la demolición del Acuerdo de Paz, la Pandemia y los escandalosos hechos de corrupción han bosquejado un desbarajuste económico, social y ético. Como consecuencia, y en segundo lugar, la imagen del Gran Colombiano, líder indiscutido de la secta, se derrumbó estrepitosamente en estos interminables cuatro años. La imagen desfavorable es cercana al 70%, guarismo de impopularidad que comparte con su pupilo Duque. En el contexto de la elección presidencial anterior la reputación de Uribe estaba en la cresta de la ola.
La cantaleta predilecta, el sonsonete del Castro chavismo, ha sufrido un revés demoledor. Un evento lejano e inesperado (invasión a Ucrania), y la consecuente urgencia de petróleo por parte de Estados Unidos han desacreditado el uso desmedido e impertinente del tema en la coyuntura electoral colombiana. Duque a raíz del asunto ha redondeado sus faenas cantinflescas. Con el actual presidente, nos vendieron un producto añejo en un envase nuevo. Nos fletaron un cavernario a pesar de su juventud. Con Gutiérrez se corre el mismo o peor riesgo, ha demostrado tener un temperamento más reaccionario y supera a Duque en frivolidad intelectual.
Adicionalmente a todo lo anterior, nos encontramos en presencia de un viraje regional hacia gobiernos progresistas. Todo sugiere que Colombia esta vez rebasará la excepcionalidad mantenida con respecto a los demás países de Suramérica. Ha permanecido solitariamente incólume a la ola progresista. Pero ahora si va la vencida.
Los resultados electorales recientes están siendo interpretados irracionalmente. Petro más que duplicó a Gutiérrez. El escenario nacional no está dado para candidaturas basadas en más de lo mismo. Los países o las sociedades eligen gobernantes que descifren o respondan a las coyunturas. Cuando se requiere seguridad escoge a quien mejor capta o pueda ejecutar, un gobernante que tenga experticia en el asunto. Caso Uribe. El país demanda modificaciones sustanciales en sus estructuras de desarrollo social, trasformación y reorientación de su modelo productivo y económico. Petro interpreta afinadamente esa partitura.
La merecida y sorprendente votación de Francia Márquez corrobora la vocación de cambio y el reconocimiento de derechos y la necesidad que se les otorgue importancia a minorías marginadas. Allí anida uno de los fundamentos del Pacto Histórico: la valoración y reconocimiento de aquellos sectores relegados, jamás tenidos en cuenta. La votación de Francia es una reivindicación de las negritudes. Un premio a una mujer inestimable, valiente, luchadora incansable. Patentiza que el país está girando hacia nuevos rumbos y hacia las expectativas que la coyuntura señala. En el pasado reciente se regodeaban y frotaban las manos los partidarios de la tesis de la mal llamada, peor interpretada y ejecutada Seguridad Democrática.
Hoy día tal como la misma Francia anota con lucida percepción, “quien gana con cada apuesta política de trasformación es el país, así que este es un triunfo de los colombianos y colombianas que están apostando, a una que no tenga las ganancias del sufrimiento, del dolor y de la muerte”. En esa frase clarividente se resume gran parte de su éxito electoral. Por ahí es la vuelta en esta ocasión.
Los uribistas, los nostálgicos del ´poder y la derecha en general, están configurando desatinadamente, un escenario de equilibrio o empate electoral entre Gutiérrez y Petro, existente únicamente en sus delirios. Nada más alejado de la realidad. Las cifras refutan rotundamente esa tesis ilógica. Los medios masivos de comunicación, afectos al régimen, aportan su parte en la sobreestimación del resultado electoral de la carta marcada del uribismo: Fico Gutiérrez. Graciosos memes lo pintan jocosamente como Uribe con pelo largo. Se destaca en los debates por su catálogo profuso de propuestas puntuales y descontextualizadas y que, en general apuestan por el mantenimiento del statu quo. No comprende, ni lo hará jamás, que, el ´país navega hacia rumbos distintos. Lo más perceptible de sus intervenciones son sus chascarrillos.
Incompresible el supuesto equilibrio. La Consulta del Pacto Histórico obtuvo 1.600.000 votos por encima de la consulta de Equipo Colombia. Petro, individualmente obtuvo 2.400.000 votos más que Gutiérrez. Raro emparejamiento. Es como decir que estar a 50 metros de la meta es lo mismo que estar a 100, o que pesar 50 kilos es lo mismo que pesar 100, o medir 1 metro en lo mismo que medir 2. Inaudito hablar de igualación entre Petro y Gutiérrez. Los resultados electorales recientes son contundentes, lo demás es opinar con el deseo.
En la otra consulta, la de la Centro Esperanza que obtuvo 2.200.000, subsiste un potencial aliado ideológico y programático del Pacto Histórico. Es altamente probable que el grueso de ese electorado se incline por Petro en una eventual segunda vuelta. Gutiérrez acaba de recibir el apoyo simbólico de Zuluaga. A quien abandonaron el mismo día que lo escogieron. Lo dejaron expósito después de ser usado mediante maniobra fraudulenta de Uribe, para cortarle las alas a Cabal, quien era la favorita para ganar el pulso electoral interno en el Centro Democrático. Candidata ultra radical que satisfacía intereses y gustos de las bases. Tenía mayorías entre las huestes uribista, pero era vulnerable y fácilmente vencible por su radicalismo. Le colocaron a Zuluaga como trampolín para saltar finalmente adonde el candidato de las entrañas del Patrón: Gutiérrez.
La primacía en votos de Gutiérrez sobre Fajardo en las cifras generales de las consultas, de llegar a revalidarse en la segunda vuelta es un arma de doble filo para el uribismo, ya que en la disyuntiva de Gutiérrez o Petro, La Centro Esperanza es mucho más probable que opte por Petro. Mientras que en la disyuntiva de que Fajardo pase a segunda vuelta ante Petro, el uribismo optaría por Fajardo. Con tal de contener a Petro, le venderían su alma al Diablo.
Equipo Colombia probablemente no disponga de mucho espacio electoral. En su consulta participaron todos los sectores prouribistas, desde la derecha light bogotana en cabeza del exalcalde Peñalosa, quien resultó un fiasco electoral; pasando por los aliados naturales del uribismo: los conservadores, los movimientos cristianos, paradójicamente reaccionarios, también participó la combinación de bacaneria, superficialidad y corrupción representada en el otro fiasco electoral: Alejandro Char. Allí se concito la maquinaria electoral de la derecha colombiana. No les queda mayor margen de maniobra. Sin embargo, tildan a la campaña petrista de triunfalista, y ellos que fueron duplicados en las cifras están resucitando y creyéndose el cuento de que la historia del 2018, se va a repetir.
Las razones del “triunfalismo” de la derecha y del uribismo, se apoya paralelamente en la evaluación que realizan de las votaciones al Congreso. Introducen en un mismo saco a congresistas elegidos por partidos distintos al Pacto Histórico- para el uribismo en su reduccionismo, todo lo que no sea petrismo, es derecha-. Es así como incluyen liberales, a senadores elegidos por la coalición Alianza Verde y Centro Esperanza, y a fuerzas minoritarias. Entre todos ellos sumarian prácticamente el 50% del Senado. Lo cual facilita el camino para armar una coalición legislativa mayoritaria. Faltarían pocos votos. Todos sabemos que los congresistas no resisten un instituto descentralizado, ni mucho menos, partidas de asignación específica en el presupuesto general de la nación. De manera que la cosa no es por ahí tampoco. En la Cámara se vislumbra un escenario similar.
Otro espejismo que se han inventado los detractores de Petro, es que su monto cuantitativo en la consulta del 13 de marzo de 2022 es inferior a su resultado en consultas anteriores. Esto es absolutamente falso, ya que un resultado cercano a los 5 millones de votos en una consulta es algo colosal, jamás ocurrido en este país. Falseando los hechos, no tienen empacho en afirmar que, Petro sacó 400.000 votos menos que la vez pasada. Están mezclando peras con manzanas, al equiparar resultados de la primera vuelta en 2018 con números de la consulta del domingo pasado. Vaya forma de engañar.
Y de contera debemos sumarle o restarle, difícil definir la expresión correcta, para incorporar en el análisis, lo que muchos temíamos: el monumental fraude electoral, que superó las predicciones más pesimistas. Fraude que se confeccionó desde diferentes ángulos. Se presentó una circunstancia insólita, inadmisible, imposible creer que, en el 30% de las mesas no se reporte ningún voto por el Pacto Histórico; hubo doble contabilización a favor de partidos de gobierno, inconsistencia entre el número de electores en la mesa y los números finales, en casi 24 .000 mesas. Obviamente el fraude está encaminado a acortar la paliza propinada por Petro y el Pacto Histórico y simultánea y dolosamente inflar a Gutiérrez. Al momento de enviar este escrito, circulaba el rumor de la recuperación de tres curules de senado para el Pacto Histórico, en detrimento de partidos de la actual alianza gubernamental, y obviamente la redención de un grueso número de sufragios a favor de la consulta del Pacto. Es factible que Fuerza Ciudadana, aliado estratégico, logre rebasar el umbral, lo cual se traducirá en 3 senadores adicionales para los sectores alternativos.
José Luis Arredondo Mejía