Por la Guajira se pasea un “contratista pechichón” que le han endilgado la representación del Gobierno Nacional por encima de las autoridades territoriales, pobres gobernantes de esta tierra que ahora dependen del guiño de alguien que no LUCHÓ en las elecciones y hoy manda más que ellos, por cierto, a razón de qué el ejército le hizo reconocimiento. Ese personaje que se pasea con su mochila por todo el Departamento con soluciones inmediatas como el famoso Gato Félix con su bolso, mercados por aquí, albercas por allá, brigadas a tutiplén y lo más importante tomándose fotos con candidatos de su sector político.
¡Blanco es, la gallina lo pone y frito se come! Lo venimos diciendo, el presidente solo vino a tomarse fotos, bajarle al tono a discusiones de Bogotá y a impulsar su sector político ¿o no? Sino que le pregunten al socio estratégico que logró llevar al primer mandatario a la sabana de Manaure y que posterior se ha hecho merecedor de la elección de beneficiarios de mercados y asistencia humanitaria, no lo decimos aquí (para no herir susceptibilidades) sino que esa fue la razón del paro del martes en la vía Riohacha- Maicao. Entonces no solo es un politiquero, vamos por dos. Desde Maicao pasa lo mismo con un funcionario que carga el mismo nombre del gato del bolso, ese reparte donde tengan el sello, pues los demás que no sean del comité de aplausos no existen. Ya vamos por tres politiqueros.
Los empoderados coterráneos en un ejercicio de mínima transparencia están influyendo en la conformación de listas a las diferentes corporaciones y a los cargos uninominales, o van a esconder que el poder que ostentan por delegación presidencial en la selección de comunidades y personas beneficiarias de los auxilios presidenciales desequilibra la balanza política, ¿mientras pasa esto donde están los verdaderos proyectos de inversión para La Guajira?
En este mismo magazine ya habíamos informado de las inversiones que se anunciaron como nuevas, desde hace rato unas por gestión de los ordenadores de gasto, otras con ocasión al cumplimiento de la orden de la Sentencia T-302 y las demás porque les tocaba como responsabilidad de la nación, al parecer lo único que hicieron fue centralizar noticias viejas y ponerlas en boca de nuevas personas para que se entendieran como la panacea.
No es sorpresa esa actitud, es que tanto tiempo esperando esta oportunidad para lograr esos sueños frustrados que ahora que se despega la suela del pavimento, no se puede perder la oportunidad. Ese accionar politiquero puede sumarse ya a las otras actuaciones que han costado varias renuncias a los ministros y funcionarios de alto nivel. Lo que pasa en Bogotá no es ajeno a lo que pasa aquí.
Equipo Editorial OPM