¿POR QUÉ SE SORPRENDEN?

Cuando las campañas presidenciales prendieron los motores a principios del 2022, se empezó el debate en todas las esferas sociales. Era muy difícil llegar a un sitio con amigos, familiares o conocidos en donde no se hablará del tema, la discusión se basaba en distinguir quienes eran los candidatos y cuál sería el más propicio para dirigir los destinos del país en los próximos 4 años. Entre todos ellos, salía a relucir en especial el nombre de un político muy reconocido, Gustavo Petro, este último, con una gran influencia que generaba más incertidumbre que serenidad, por su pensamiento y filiación política. Recuerdo claramente que en esos debates muchos de sus seguidores afirmaban sin temor que Gustavo era un demócrata y que las instituciones en Colombia no se verían sometidas a grandes remezones; que la posibilidad a que se propusiera una constituyente o una reelección inmediata eran nulas, Hoy casi dos años después todas aquellas negaciones están en el debate nacional.

No nos echemos mentiras, en estos momentos hay más de uno asustado con todo lo que está pasando en el país. La preocupación es generalizada, el gobierno Petro ha tocado los puntos más sensibles de la sociedad, la economía y la salud están inmersas en una incertidumbre que nadie en este momento tiene la capacidad de predecir hasta donde llegará, o cómo acabará, y eso que aún faltan dos años y un poco más para culminar el periodo. No creo ser el único que en este momento esté pensando que el presidente está siguiendo un libreto establecido por todos los que en Latinoamérica han querido instaurar modelos de gobiernos izquierdistas con intensiones claras de perpetuidad en el poder. Denoto un afán por establecer una crisis social mediante un accionar omisivo para luego entrar a señalar culpables y en medio de la confusión proponer medidas que conlleven al pueblo a una aceptación de propuestas de intenciones soterradas con un contenido desastroso.

He venido observando en este gobierno unos niveles de incoherencia demasiado notables: primero, porque quien preside el poder ejecutivo es uno de los políticos más impolutos de este país, que en su época de congresista denunció, investigó y reveló muchos casos de corrupción. Segundo, porque las ideologías que él y sus cercanos desarrollan, tienen ínfulas de moralidad y profunda ética, postulados que contradicen todo lo que estamos observando. La situación actual no es para nada cómoda, pero debo decir que era necesario vivirla para entender muchas cosas. Lo que no analizaron los colombianos que votaron por él y que hoy están arrepentidos es que es posible que muchos daños sean irreversibles incluso a largo plazo, pero hay algo que me impresiona mucho de este gobierno y es que mientras se descubren casos de corrupción ellos avanzan con propuestas de cambios sustanciales en temas constitucionales como si su accionar estuviera dirigido hacia un buen actuar en el manejo de sus políticas de gobierno.

Creo que la batería de la moral del gobierno nacional está agotada en un 80% a mitad del periodo constitucional, lo que ocurre con la salud en Colombia es algo que el ejecutivo está gestando mediante la omisión y la trampa, al no establecer la política de Estado con la modificación estatutaria que busca de forma soterrada cambios inaceptables y estructurales, dicha modificación enmarca acabar con resultados de muchos años de gestión. Por eso les decía inicialmente que lo que está ocurriendo es de afectaciones irreparables de un sistema de salud que, si bien posee muchos errores objeto de modificaciones, pero que estructuralmente ha demostrado una cobertura muy objetiva de cara a las garantías que exige la Constitución del 91. La llamada teoría de “shu, shu, shu” fue explicada por el mismo presidente de la República en una entrevista hace un año, ahí él detallaba lo que significaba su plan B en caso tal, su proyecto de ley estatutaria fuera negado por el poder legislativo, hoy clarificado todo el panorama vemos que dicho plan no arrancó posterior a la negación del congreso si no mucho antes, quizás previamente a aquella entrevista.

El libreto del presidente está saliendo a como dé lugar, pues todos están echándose las culpas entre todos y cuando eso ocurre sale el gobierno a señalar responsabilidades como lo que ocurre con el presidente de la Fiduprevisora, entidad que previamente a la modificación por decreto presidencial venía desarrollando dentro del sistema un rol con una eficiencia normal. El libreto del gobierno de Petro no es un invento propio, es parte de una esquematización que busca alterar los puntos sociales que generen más sensibilidad para luego buscar terceros culpables e ingresar al marco del problema mediante un rol protagónico que promueva soluciones y salidas a la turbulencia y vicisitud colectiva.

Recuerdo a inicios de los 90`s cuando muchas entidades del Estado quebraron por malos manejos, esa postura estableció conceptos que aprobaban contratar a un privado para prestar los servicios del Estado que con el pasar de los años se fue observando que el Estado es mal administrador, pues es un dinero que no duele, no pertenece al bolsillo de nadie en particular por ser de todos los colombianos, tal reflexión nos motiva a pensar ¿por qué el gobierno actual intenta hacer una estrategia retro para volvernos a llevar por el camino en donde ya estuvimos? Patrón que impulsará también la politización del régimen financiero pues este renunciará de estar asumido por las EPS y saltará a ser carga de la Adres, para la que su primordial instrumento serán los equilibrios tarifarios de máximos y mínimos, cuya inicial versión ya conocimos y que hará que médicos y hospitales dimitan de seguir remando a esos precios.

No me cansaré de exhortar en que el objetivo de este plan no es optimizar la salud en el país ni prevalecer las inequidades entre zonas urbanas y rurales, sino registrar los recursos del sistema para eternizar el propósito político de Petro. Para ello está sabido agrupar todo el poder en una sola entidad, la Adres, que recolectará, invertirá, verificará, establecerá gasto y sancionará los modelos tarifarios.

El Gobierno, sin necesidad de ley, ya habitualmente liquidó el aseguramiento; 26 millones de colombianos ya dependemos totalmente del Estado en materia de salud, y lo seremos todos cuando las demás EPS provengan a concretar su “retiro voluntario”. Primero las arrodillaron y luego les plantearon un proyecto que dificultosamente podían contradecir. Ahora recibirán una comisión fija del 5 % por administración, más un mecanismo variable del 3 %, lo cual significa montos muy trascendentales a los que devengan en la actualidad, pero creando menos y sin asumir ningún peligro. Inaudito que posteriormente de 18 meses de estar librando esta lucha en defensa de un patrón que ha resultado exitoso, las EPS hayan admitido algo tan indecoroso para todos, pero por supuesto más conveniente para ellas.

Lo que está sucediendo con los auxilios de los servicios médicos a los maestros y sus familias es solo el preludio de lo que nos sucederá en todo el país. Un relajo absoluto donde nadie sabe a qué centro de salud concurrir, dónde requerir sus medicinas, dónde tramitar sus citas ni sus ordenamientos. Algo que marchaba bien lo arruinaron. Y si esto ocurre con el sector más consentido por el Gobierno y cuya campaña financió, qué podemos esperar los demás ciudadanos.

Realmente no entiendo por qué se sorprenden muchos ciudadanos por lo que está ocurriendo, ¿acaso el presidente Petro anteriormente no se mostró cómo era? Él nunca negó su espíritu rebelde y contradictor, jamás ha dicho que es una mansa paloma a la que no debimos pensar ni un instante en entregarle los destinos administrativos de nuestra patria, siempre se mostró tal cual como es, entonces no entiendo porque venir ahora a rasgarse las vestiduras diciendo que el sorprendió a todos con un modo de gobierno totalmente distinto al que prometió en campaña. Siempre he comparado la forma de hacer política a la manera en como un hombre corteja a una linda dama, cuando dicha dama sabe y conoce el pasado de aquel hombre irresponsable, que viene hacia ella a pedirle oportunidades y ella muy incautamente decide dárselas sabiendo el riesgo tan enorme que correrá con abrirse a las posibilidades. Posterior a eso pasa lo que siempre les ocurre a nuestras sociedades ¿Qué ha sido peor? ¿Este gobierno o el anterior? Aquí aun no tocamos fondo, siempre encontraremos a alguien que supere al anterior.

Luis Antonio Gómez 

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