RAFAEL OROZCO, SIEMPRE EN NUESTROS RECUERDOS

Un día como hoy 11, de junio del año 1992, cae asesinado el rey de las multitudes, Rafael Orozco Maestre. Han pasado 31 años, desde cuando el mundo de la farándula, al igual que sus familiares, especialmente su amada Clara Elena Cabello y sus tres hijas: Kelly, Wendy y Lorraine, amigos, seguidores y admiradores quedamos perplejos con la trágica noticia. Ese día infame, cayó asesinado la voz líder del Binomio de Oro; crimen este que ha quedado impune, los asesinos materiales e intelectuales no han sido castigados. Ellos se burlaron de la justicia, de la sociedad y de Dios. La justicia cojea, pero la verdad llega, en este caso quedó coja para siempre. ¿Qué se hicieron los cara pálidas de jueces y fiscales, ineptos y cobardes, que no han obrado con diligencia?

Han pasado 31 años y todavía resulta difícil aceptar la realidad, porque parece inconcebible que una persona tan alegre, popular, carismática y que proyectaba tanta vida se haya ido para siempre, dejando un profundo dolor en el alma de quienes lo queríamos y aún hoy lo admiramos. Pero él, así le hayan arrebatado la vida, continúa vivo en la mente de todos. Con su personalidad, Rafael Orozco dejó marcada una huella imborrable y aunque su voz fue callada, su canto quedó grabado para siempre en cada uno de los temas que interpretó durante su exitosa vida artística; es la hora que su música continúa escuchándose de manera constante, como un homenaje permanente a su desaparición. Prueba de ello fue la serie exitosa que llevó a la pantalla chica el canal Caracol, “El Ídolo”, que se convirtió en la novela preferida de todos los colombianos y con el mayor rating de sintonía.

Pero si sus seguidores no hemos aceptado esta penosa realidad, ni qué decir de su esposa y sus tres hijas. Todos los días, Clara Elena, mi prima del alma, con su rostro totalmente lavado y la tristeza que aún se refleja en sus ojos, va a los Jardines del Recuerdo a visitar la tumba de su esposo, para dejarle flores frescas, conversar con él – aun cuando no obtenga respuesta alguna sobre sus penas, nostalgias y sufrimientos – y para decirle cuánta falta les hace a ella y a sus hijas.

Cuántos recuerdos se remolinan en mi mente, que sucedieron en Barranquilla. El recuerdo de la 38D con 76, su primera morada como hombre casado y que compartía con su cuñada, Rosita Cabello, después en la 74 con 50, donde junto con mi compadre y hermano Rafael Augusto Daza, departíamos alegría, jugábamos cartas, dominó y mamábamos gallo hasta más no poder – Rafa siempre fue un insigne mamador de gallo – sobre todo con lo del hermano gemelo. Así mismo jugábamos microfútbol en la calle 91, allá donde Enrique Mattos y “Niche” Ovalle y en la Universidad Autónoma del Caribe, en la cafetería del claustro universitario en compañía de Beto Barros, Chiche Ovalle, Poncho Cotes Jr, Napoleón Carranza y por supuesto, Vilma Goenaga, todo era risa y tomadera de pelo. Son tantos recuerdos de mi amistad con Rafael Orozco, que dos cuartillas serían insuficientes para narrar tantas vivencias y tantos acontecimientos.

Pero también los recuerdos en la farándula son dignos de contar en cuatro letras. Emilio Oviedo el acordeonista que descubrió a Rafael Orozco como cantante, recuerda todos los ratos que compartieron y que a “Rafa nunca lo vi triste”, lo afirma con nostalgia. Recuerdos que lo llevan al primer LP que grabaron, después de tantas vicisitudes, con el sello Codiscos: “Adelante”, del que se recuerdan todavía los éxitos, “Cariñito de mi vida”, de Diomedes Díaz y “Chimichagüera”, de Náfer Durán. También recuerda el segundo trabajo que realizaron: “Con Sentimiento”, donde sobresalieron “Presentimiento”, de Máximo Móvil, “Los primeros días”, de Alejo Durán y “Con sentimiento”, de Náfer Durán. Recuerda que se conocieron en el año 1974, en una feria en Aguachica. Y en esa feria, Emilio Oviedo que tocaba el acordeón y cantaba, se quedó sin voz, y fue cuando Rafael Orozco cantó con él en una canción de los hermanos Zuleta, “El trovador ambulante”. Su primera grabación fue por 4.500 pesos para compartirlos entre los dos, siendo el gerente de ese entonces de Codiscos Álvaro Arango; fue el inicio de estos dos grandes artistas. Dios siempre tiene un proyecto para cada quien, y ya en Rafa ese Dios misericordioso proyectaba de lo que iba a ser su futuro.

Luego, al irse Rafael Orozco a estudiar en Barranquilla Administración de Empresas, en la Universidad Autónoma del Caribe, comparte apartamento con Israel Romero y surge entre ellos una gran amistad y de esa amistad crean el Binomio de Oro, donde entregan lo mejor de sí en 18 años de vida artística, donde con un sinnúmero de discos de larga duración batieron récords de venta, no solo en Colombia, sino también a nivel internacional, especialmente en Venezuela. Con el Binomio de Oro, el Vallenato se viste de frac, le da caché y lo viste de gala a nivel nacional e internacional. En el primer aniversario de su muerte, Codiscos, su casa disquera por siempre, le hizo un homenaje, donde afloraron canciones inéditas de Rafa como “Corazón caprichoso”, “Cien años de ausencia” y “Canciones para mi madre”, entre otros. Lo demás de sus éxitos con el Binomio de Oro lo conoce el país entero y lo continúan tarareando los enamorados de ayer y los enamorados de hoy. ¿Qué más podemos decir? Que su muerte continúa produciendo congoja en todos los colombianos. Su memoria es como la semilla de mostaza que se ha irrigado en todo el universo llena de paz y de amor a todos los que creemos en un Dios poderoso y en una justicia divina.

Hernán Baquero Bracho 

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