“Yo quisiera volver a sentirte, volver a abrazarte, pero es que no puedo, es sagrada una mujer ajena ya ves que me duele, pero yo me alejo”
No puede iniciar esta crónica sin recordar el aparte transcrito de la canción himno del amor, el despecho y el desamor en este momento en Colombia, Reina Guajira del Chiche Maestre, a este hombre ya no le quedan lagrimas para llorar a nadie, las mujeres ya se las secaron, esa canción ha silenciado tanto bochinche que arman los lleva y trae que se mueven detrás de los artistas vallenatos y eso está bien
En estos días cuando los protagonistas de la industria del espectáculo, particularmente los músicos y los empresarios andan más contentos que avispa potrocita sobre matica de tomates, se han suscitado miles de comentarios elogiosos para una canción de la autoría de Chiche Maestre el Patillalero la cual se está bailando y cantando en todos los bailes, recochas, fogatas, paseos y verbenas de carnaval y a donde sea con una afortunada interpretación de Elder Dayan con el Acordeón de Lucas Dangond, es de aquellas letras hermosas que cautivan y con desgarradora narración conmueven el corazón y erizan el pellejo de los oídos inteligentes, nos referimos a “LA REINA GUAJIRA”, lo que está sucediendo con esa canción nos está dando la razón cuando hemos manifestado por radio y es nuestras crónicas que las agrupaciones nuevas estaban equivocadas cuando creen que para pegar, para proyectarse, para triunfar tienen que copiarse del género champetero, ese argumento lo tienen que recoger.
Fueron muchos los folcloristas, y programadores de radio dentro y fuera de nuestros alares no estuvieron de acuerdo con mi apreciación cuando manifesté por distintos medios que el público estaba pidiendo letra, que el consumidor de música vallenata estaba exigiendo menos brincadera y más canciones de aquellas que posicionaron el género vallenato como el más vendido y de mayor penetración nacional, igual como el de mayor proyección en el exterior, comente que el avance de la música popular tenía entre otras explicaciones que ellos ocuparon “con buenas letras” el espacio que el vallenato dejo en el interior del país fundamentalmente por dar prevalencia al ritmo sobre el contenido, cosa que aquel en lo local es exitosísimo y pegajoso pero para allá lo que se vende es otra cosa, y dando alcance a mis palabras escribí una columna el 9 de febrero de 2023 que titule ” Me vale ver… ¡Vamos del Vallenato de las Letras Sublimes, ¡al Desastre Total! “manifesté entre otras cosas lo siguiente: “Lo que está sucediendo en todo el país con ‘Me quito el nombre’, la canción de Roberto Calderón que, en Barranquilla está en el primer lugar del Hit Parade en la radio, no es producto del azar, es la respuesta del público, harto de escuchar canticos livianos. Es la reacción de las nuevas generaciones, que no están dispuestas a seguir tragando entero, saben de letras y al escuchar lo que se hacía en el pasado, inédito a sus oídos, lo valoran, lo acogen y les gusta”.
Evidentemente, el tiempo me está dando la razón El Chiche está dando sopa y seco con su obra “La reina guajira” con un tema romántico, conmovedor y evocador de los amores del pasado, acogido con entusiasmo por jóvenes y generaciones que les antecedieron que vale la pena escuchar porque además el vástago del Cacique de la Junta saco su casta para exhibir una afinación exuberante y un sentimiento que evidencia que siente el canto que le encomendaron compartir con los melómanos de Colombia y el mundo y tuvo el acierto de incluirlo en esa producción, y estuvo invisibilizado un buen tiempo.
Los guajiros nos sentimos particularmente honrados con que nuestras mujeres y el nombre de nuestra tierra haya vuelto a ser importante en lo que se está grabando, eso nos trae a la mente otras canciones exitosas que refiriéndose al amor, al desamor, a los amigos y al contrabando mencionaban a La Guajira, fueron y siguen siendo recurrentes en la Radio Colombiana como El contrabandista de Sergio Moya, La golondrina y El Almirante Padilla de Escalona, El Cardón Guajiro de Leandro, Orgullo Guajiro, Documental Guajiro y el Cantor de Fonseca de Carlos Huertas, Maricela y de Luis Enrique Martínez, Volví a llorar de Amílcar Calderón, Benditos versos, Desenlace y En la tierra mía de Rafa Manjarrez, El Cantor de los indios y yo soy el indio de Romualdo, El Guajiro enamorado William López, A mi guajira, con el alma en la mano de Marciano Martínez, Vengo de La Guajira de Hernán Urbina Joiro, La vida de Poncho de Poncho Zuleta, Grito en La Guajira de Beto Murgas, Caminos de mi pueblo de Edén Vizcaino, Soy Guajiro de Julio Oñate Martínez. Y muchas más.
Nuestros reconocimientos a Silvestre Dangond, Churo Díaz, Rafa Pérez y Elder Dayan entre otros de las nuevas generaciones que han puesto nuevamente los pies sobre la tierra, pusieron el oído al suelo y convencidos que la brincadera gusta pero no a todo el mundo han incluido en sus nuevas producciones algunas canciones que merecen ser escuchadas, desde luego lo de Reina Guajira merece un capítulo especial porque quedara como recurrente en la radio y en la mente.
Oremos al Todo poderoso para que los otros intérpretes que están de moda le sigan los pasos y sigan grabando las bellísimas canciones que siguen haciendo los compositores fieles al vallenato que la UNESCO declaro Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, todos tenemos el compromiso ineludible de actuar en la defensa del verdadero vallenato, y quienes quieran irse por los atajos están ejerciendo su derecho de hacer de su rabo un pote pero que le pongan nombre a esas locuras, porque estoy de acuerdo con Rita Fernández Padilla cuando dijo en un conversatorio en el cual interactuamos en San Juan que “No todo lo que se toca con acordeón es vallenato”. Hasta aquí llegué porque un súbito mareo me ha interrumpido.
Luis Eduardo Acosta