En una tarde marcada por el calor caribeño y las fuertes brisas que susurran historias de antaño, Riohacha se detuvo para reflexionar sobre su futuro en el marco de los Diálogos de Ciudad, un evento celebrado el pasado 30 de enero de 2025 en el Centro de Innovación y Emprendimiento, ubicado en la Biblioteca Héctor Salah Zuleta. Bajo el tema “Finanzas públicas del Distrito de Riohacha”, este encuentro reunió a líderes, ciudadanos y agentes de transformación, todos impulsados por un objetivo común: replantear las bases económicas y sociales de una ciudad que se encuentra en un punto de inflexión.
Riohacha, fundada hace más de 470 años y cada vez más cerca de alcanzar su quinto centenario, ha sido testigo de ciclos de bonanza y crisis. Su puerto natural, antaño una puerta de entrada al comercio internacional, hoy refleja las complejidades de una región que enfrenta retos fiscales monumentales. Sin embargo, como quedó claro en este diálogo, la historia no está escrita en piedra: el cambio es posible cuando la voluntad ciudadana y política se entrelazan.
El evento, organizado por una alianza de instituciones como la Cámara de Comercio de La Guajira, Corpoguajira y medios locales como Diario del Norte, contó también con la participación destacada de la CEO de Tuüpütchika La Palabra, Betty Martínez, una periodista comprometida con el desarrollo de la región, y Néstor Gómez de la Sociedad Colombiana de Arquitectos regional Guajira, quienes ofrecieron perspectivas cruciales sobre el impacto de las finanzas públicas. En una sala llena de líderes públicos, empresarios y ciudadanos, se reflexionó sobre cómo Riohacha puede florecer y convertirse en una ciudad próspera para todos.
Uno de los puntos más debatidos fue la Ley 550, vista no como una condena, sino como una oportunidad para reorganizar las finanzas locales y sentar bases más sólidas para el futuro. Una metáfora utilizada durante la sesión lo ilustró con precisión: “Un barco puede navegar en aguas turbulentas, pero si no repara sus grietas a tiempo, tarde o temprano se hundirá. Hoy estamos aquí para hablar de cómo la Ley 550 no es un naufragio, sino el astillero donde Riohacha puede reforzar su estructura y zarpar hacia un futuro fiscal sólido y sostenible.” Esta visión subrayó que, aunque el crecimiento no es inmediato ni sencillo, con una base fiscal bien estructurada, Riohacha podría alcanzar estabilidad y confianza para atraer inversión.
El debate también se centró en la necesidad de diversificar la economía local, dejando atrás la dependencia de recursos externos. Se plantearon nuevas fuentes de financiamiento, como alianzas público-privadas, bonos de impacto social y la explotación responsable de energías renovables. Sin embargo, el turismo fue el tema que más encendió las ideas y cuestionamientos: ¿somos realmente un distrito turístico? Esta pregunta abrió un apasionado debate entre los asistentes.
Luis Guillermo Baquero, director de la Mesa MÁS La Guajira, recordó que, más allá de las cifras, el desarrollo comienza en la unidad. “El futuro de Riohacha no está en las manos de unos pocos, sino en el esfuerzo colectivo de todos”, afirmó, dejando un mensaje poderoso y resonante.
Un referente inevitable fue Barranquilla, que hace más de una década estaba al borde del colapso financiero, pero logró transformarse gracias a reformas fiscales efectivas y una visión moderna de desarrollo urbano. Riohacha, con sus propias particularidades, tiene el potencial de seguir un camino similar, si logra generar una voluntad colectiva que priorice el bien común sobre los intereses individuales.
El momento más simbólico del evento fue la fotografía final, donde políticos, funcionarios y ciudadanos nos unimos para inmortalizar un compromiso: la unidad como único camino para el desarrollo.
“Riohacha no es responsabilidad de unos pocos; es una tarea de todos. Si trabajamos juntos, sin divisiones, esta tierra se convertirá en un modelo de transformación y ejemplo para todo el departamento.” Este mensaje es crucial porque Riohacha ha sido históricamente una ciudad de oportunidades truncadas. Pero en este diálogo se sintió una convicción renovada de que sí es posible construir un futuro diferente.
El diálogo del 30 de enero fue más que un evento técnico; fue un recordatorio de que Riohacha tiene en sus manos la posibilidad de escribir una nueva historia. Sin embargo, esto no se logrará sin esfuerzo, sin voluntad y, sobre todo, sin diálogo continuo. Invito a todos los guajiros a no dejar que estas conversaciones se desvanezcan en el pasado, sino que sean la semilla de un movimiento transformador que involucre a todos los sectores y a toda la ciudadanía.
No podemos darnos el lujo de seguir esperando. La crisis fiscal, el rezago en infraestructura y la falta de planificación territorial no son obstáculos insalvables, sino desafíos que requieren liderazgo, compromiso y visión. Riohacha no es solo una ciudad al borde del mar; es un puente entre su pasado y su futuro. Si se construye con decisión y con el esfuerzo colectivo de todos sus habitantes, puede convertirse en el faro de desarrollo que La Guajira ha esperado por tanto tiempo.
La historia de Riohacha aún está por escribirse. Lo que ocurra en los próximos años dependerá de una sola pregunta: ¿seguiremos esperando, o comenzaremos a construir?
Juana Cordero Moscote