En un momento crítico para el país, donde la voz de los jóvenes es más crucial que nunca, el gobierno del presidente Gustavo Petro parece haber cerrado sus oídos a sus clamores. Los jóvenes, que representamos el futuro del país, nos sentimos cada vez más desilusionados y no escuchados por un gobierno que prometió cambio y esperanza, pero que ha resultado ser divisivo e incendiario.
Desde su campaña, Petro prometió inclusión y oportunidades para los jóvenes. Sin embargo, la realidad ha sido muy diferente. Una de nuestras luchas es por una mayor participación en las decisiones políticas, pero nos encontramos ante un gobierno que prefiere imponer su agenda en lugar de dialogar.
Recordemos el pasado 15 de mayo, día en que se realizó la sesión conjunta del subsistema de participación juvenil, organizada por la vicepresidenta Francia Márquez, a la que asistió el presidente, y que terminó entre gritos y reclamos por parte de los consejeros de juventud y beneficiarios del programa Jóvenes de Paz. Los hechos transcurrieron luego de la finalización del discurso del presidente, en el cual los asistentes no le permitieron retirarse de la mesa, pues mediante reclamos se les escuchaba pedir respuestas y soluciones a sus inquietudes. Además, solicitaron que se escuchen sus posturas frente a las reformas que hacen trámite en el Legislativo y protección para los consejeros de juventud que estarían siendo amenazados. “Estamos cansados de que nos escuche, nos dé un discurso, pero no nos dé soluciones”, fueron las palabras de los jóvenes en medio del encuentro.
El mandato de Petro ha intensificado las divisiones sociales y políticas en el país. En lugar de unificar, su retórica y políticas han polarizado aún más el país. Como jóvenes, especialmente, sentimos que nuestras preocupaciones son minimizadas o tergiversadas. En vez de ser vistos como aliados en la construcción de un futuro mejor, somos frecuentemente estigmatizados como problemáticos, que pertenecemos a algún sector contrario y hasta de ser manipulados por intereses políticos particulares.
No, señor presidente, acá no le hablamos jóvenes de derecha o de izquierda, de arriba o de abajo, mucho menos de ninguna élite u/o color político, o como lo ha dicho usted, sin criterio. Somos la juventud que quiere ver un país de oportunidades para nosotros y los nuestros, en donde no tengamos que encontrar en otro Estado lo que es factible en el nuestro, pero que no se efectúa debido a la falta de voluntad de sus dirigentes. Queremos un gobierno que nos escuche, que no sea de mentiras, sino con verdades, un gobierno que no sea destructivo, sino constructivo. Que deje de un lado la improvisación y empiece a planear bien las cosas.
No se trata solo de convocar mesas de diálogo o de hacer promesas vacías, sino de implementar políticas concretas que respondan a las necesidades y aspiraciones de la juventud. Los jóvenes debemos ser considerados socios en la construcción del país, no adversarios. Lo invito a dejar de tuitear, de incendiar el país y generar más división de la que ya existe, así como usted dice. No trate de empeorar más las cosas; por el contrario, trate de unir en medio de esas diferencias. Le recuerdo que usted es el presidente de todos y debe respetar las posturas y opiniones, aun de las personas que no están de acuerdo con sus políticas.
Es hora de que el gobierno nos escuche, actúe y demuestre que realmente está comprometido con el futuro y bienestar del país.
Jazen Suarez