Uno de los polos políticos en el país, se convirtió en el foco moral, político y social, los militantes de esta orilla ideológica se convirtieron en el filtro donde los malos se convierten en buenos, solo requiere jurar bandera para pasar de victimario a constructor de progreso, faro moral y tener la posibilidad de criticar vorazmente apoyado por personas, bodegas y bots. Creo que deberían aprovechar para incluir una herramienta visual en Instagram.
No sorprende que a la novela Cien años de Soledad (Gabriel García Márquez) y a la película Encanto (Disney) les fuera tan bien, si estaban inspiradas en Colombia, la primera logró que su autor ganara Premio Nobel a la literatura y la segunda, ganara un premio Oscar entregado por la Academia de artes cinematográficas, simple, es que los autores no les costó mucho inventarse las historias porque todo aquí es realismo mágico puro. El país es un disparate y esta campaña política a la presidencia será la musa para muchos escritores que de seguro trasciendan con nuevos proyectos literarios o audiovisuales al mundo.
Todo se vale para ellos, decirle cerdo al presidente, caricaturizar, mofarse y poner apodos a todos los políticos en cuanto no sean de su corriente política es uno de sus poderes; pero hay de quien ose por hacer lo mismo en su contra, no quedan adjetivos groseros, defensores de derechos humanos y piedras en los locales comerciales que no se pronuncien.
Fueron tan rimbombantes las reacciones de este colectivo político que cuando buscaban el apoyo del partido liberal, su jefe y sus militantes, para ese momento histórico las toldas rojas eran los mayores demócratas del país; sin embargo, pasó algo extraño, al no decidirse por el combo del filtro salieron a flote los más desagradables insultos, desprecios y linchamiento social para los que en principio podrían ser los salvadores del país. Otro sinsentido se advierte en las nuevas adhesiones, pues algunos de los defensores del colectivo moral pasaron años buscando cuanta ONG´s reconocida o de garaje, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a Human Rigths Watch para denunciar a los causantes de la desigualdad, la violencia y la pobreza en Colombia, ahora después del juramento de bandera se convirtieron en los privilegiados aliados para la transformación social futura.
Que vaina con la doble moral que se maneja, increíble la práctica inocente o despiadada con la que buscan el respaldo del Profe Fajardo para hacer alianzas políticas, se les olvida que durante cuatro años le hicieron bullying y lo denunciaron incansablemente en Procuraduría y Contraloría hasta quemarlo (como al palacio de justicia), ¿de veras esperan que llegue hasta allá? Mientras tanto la electa senadora sigue prendiéndole alarmas y burlándose en su cara. Así mismo, han salido evidencias sobre ataques programados a la campaña del ingeniero Rodolfo Hernández, incluso escarbando la historia personal, la tragedia de su hija desaparecida forzando discursos de respuesta a estos cuando debería honrarse su trayectoria empresarial de menos a más; siendo este un ejemplo de constancia, emprendimiento y sacrificio que creo pocos o ninguno de los camaradas en el movimiento del filtro pueden compararse. Por el contrario, se agitan las banderas de venid a mí a quienes necesitan el filtro porque si están conmigo pasan de malo a bueno inmediatamente como ocurrió en el discurso de campaña en la tierra donde se celebran las fiestas del Caimán.
Desafortunadamente con el fin de parecer ante el mundo como lo que no somos, fijamos el rumbo en una situación en la cual los antivalores han invadido la política, la economía, la justicia y las relaciones sociales. Son hechos evidentes de corrupción e incumplimiento al plan de desarrollo que se realizaron hace algunos periodos en alguna capital, pero que no se han tratado como tales, blindados por la doble moral que los justifica o relativiza ocultando la nefasta realidad de las ejecuciones, justificándolos en persecuciones de alguna otra élite, porque ellos también lo son.
Escondiéndose como sujetos de especial derecho buscan imposibilitar el seguimiento a los fondos que se gastan en las campañas, las corruptas actuaciones administrativas de aliados que detentan poder regional y sus comportamientos inmorales. Se apoyan adicionalmente declarándose defensores del bien común, de los derechos humanos, de las clases medias lo que los hace sentir impunes y capaces de llevar a cabo acciones para actuar sin importar la legalidad y las consecuencias de dicha acción con tal de conseguir sus propósitos.
¿Qué pasaría si logran encumbrarse en lo más alto de la política? Es una pregunta que su respuesta conforme a la realidad actual asusta, pónganle el nombre que quieran, pero las acciones desplegadas han normalizado el desprestigio, atentados morales e instrumentalizado los derechos de las minorías, ejecutando sin piedad la famosa frase: en política todo se vale. Como somos un país sin memoria, se hace más fácil este tipo de comportamientos, aquí todo se olvida con el tiempo en tanto que las cosas no se hablan claras, se le ha vendido un cuento a las nuevas generaciones de colombianos que no leen libros de historia sino tweets logrando que se olvide o tergiverse la historia, ocultando hechos y protagonistas de historias no tan agradables como las de Gabo o Lin Manuel Miranda.
Esto lo propongo no para que se me haga linchamiento moral sino como un tema a reflexionar, porque es preciso tomar medidas concretas que recuperen la decencia del ejercicio de la política, pues si se sigue actuando de esta manera, en el hipotético caso que llegaren a ganar la presidencia los amigos del filtro, por ese camino que han tomado se les advierte que van directo a una crisis de legitimidad del sistema político, trastornando la marcha de las instituciones democráticas y el cumplimiento de los fines estatales lo cual es la meta de todo ejercicio electoral.
Una actitud pública distinta, con propuestas realizables y asumiendo un compromiso con la verdad; así mismo, encaminarse a desterrar a quienes persisten en estrategias de doble moral evitando caer en la búsqueda premeditada de acuerdos políticos que aprisionan la verdad y legitiman actos que aún gozan de impunidad, los cuales han llegado a enarbolar las banderas del cambio.
Por otro lado, es preciso no mirar solo este lado de la moneda, las otras corrientes políticas han permitido que la desigualdad en Colombia se agudice, aunque actualmente es posible la movilidad social atendiendo la seguridad institucional, es pertinente generar nuevos espacios que permitan reducir los extremos económicos y sociales para lograr un desempeño equitativo y sostenible para el país. Es hora de acompañar el crecimiento en todos los sectores desde la regionalización de las políticas públicas, además de fomentar la descentralización industrial y el retorno de las familias al sector rural con propuestas para el resurgimiento agropecuario y el desarrollo del sector minero vigilado a fin de lograr generar mayores ganancias con menor impacto ambiental.
Adicionalmente, es común de leer en mis escritos, el poder inmenso como herramienta de transformación social que le concedo a la educación, para ello debemos despolitizar el gremio pues los docentes y directivos docentes están desenchufados históricamente de los nominadores y ordenadores del gasto, ni los unos ni los otros hacen que mejore la calidad en el país hasta que logren un verdadero acuerdo, ese es otro punto de dobleces morales que hay que resolver.
Adaulfo Manjarrés Mejía
Excelente el articulo