SIGUEN LLEGANDO AURELIANOS A MACONDO

Se prendió nuevamente la fiesta en Macondo la tierra fundada por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán por cuenta de la llegada al pueblo de un nuevo Aureliano, que alegría llegaba el número 18, el que ni siquiera García Márquez logró encontrar. Al igual que los otros, el aparecido nuevo integrante de la casta tiene las características de su dinastía, es una persona de carácter fuerte, de voluntad inamovible, con ilusiones extravagantes, pero a diferencia de los demás este cambió el gran interés por la ciencia, la mecánica y la alquimia por la política, la dominación y el sometimiento.

Planeó por muchos años su llegada a Macondo por lo que trabajó arduamente, logrando reconocimiento en otros lugares, incluso si tocaba también a sangre y fuego. Su deseo era entrar pomposamente al pueblo queriendo hacer la algarabía más grande de la historia y borrar de todos los libros incluido Cien Años de Soledad lo que se había escrito sobre los Buendía y que solo se hablara de él. Para ello dispuso que su sequito personal al que llamaba embajadores llegara con varios meses de anticipación y pudieran preparar el fausto evento. Exigió que su entrada fuera exactamente igual a la de Aladín a la ciudad de Agrava de la famosa película de Disney. Las instrucciones fueron claras y precisas, sus esbirros debían construir una Biblioteca más grande que la de Alejandría y un hospital el doble del Soweto en Johannesburgo para que el pueblo le agradeciera con pleitesías, viandas y se postraran a su paso.

Como todo Buendía quiso llevar algo nuevo que no se conociera en el pueblo, este mandó a instalar torres de trasmisión de señal para celulares, mandó teléfonos a todos, pero les exigió que en sus redes sociales se debían solo compartir sus hazañas y promesas. Esas publicaciones eran coordinadas con fecha, hora y acciones a seguir. Además, que a cada colaborador se le quitaba parte de su remuneración para los eventos de alabanza y adoración del caudillo, o más bien, para financiar cualquiera de sus desventuras.

La transformación de Macondo la planeó tal como la visión del apóstol Juan en el apocalipsis sobre la nueva Jerusalén, las calles debían quedar perfectamente pavimentadas con oro y cristal, hicieran un muro alrededor de la ciudad con su nombre y marca plasmados en piedras de jaspe; su extravagancia lo llevo a planear la construcción de un monumento del tamaño del Coloso de Rodas sobre un arroyo. En su intención de dejar huella eterna, mandó a uniformar a todos sus colaboradores de todo nivel con un color que compró y escrituró en una notaría de un pueblo cercano. Por último, dio esta instrucción, HAGAN TODO COMO SI LO ESTUVIERA REALIZANDO YO EN PERSONA y así fue.

Antes de llegar Aureliano Bolívar como se llamaba el número dieciocho, se mandó a tatuar con tinta invisible la cruz de ceniza que caracterizaba a los hijos del Coronel del mismo nombre, pues él nunca llegó al encuentro con sus diecisiete hermanos. Se forró de un solo color diferente a sus súbditos y se embarcó en una caravana de elegantes vehículos. Al frente de la caravana iban siervos que eran pagados con recursos de entidades cercanas a Macondo ondeando banderas y con camisetas con su cara. La gente miró expectante la procesión diciéndose unos a otros- ni José Arcadio se atrevió a tanto-. Recordando al hijo de José Arcadio y Pilar ternera que se convirtió en un déspota, agrediendo a la gente y adueñándose, con la complicidad de su padre, de tierras, impuestos y contribuciones.

Después de la parafernalia Aureliano Bolívar descendió del coche donde se movilizaba, en su disparate se había mandado a hacer un antifaz para dormir que le cubriera los ojos, el cual solo se quitaría una vez descendiera y pusiera sus pies en las calles que había mandado a empedrar con piedras preciosas que harían tal cual el mismo lo habría hecho porque les había enseñado como hacerlo- Deslumbrante y lastimosamente así fue.

Al descender de su vehículo, una vez piso por primera vez tierra firme sintió una humedad que le tocó sus angelicales pies, se quitó abruptamente el cubre ojos bajó la mirada instintivamente y se vio metido los pies en un charco lleno de barro. Enfurecido subió la vista y lo que encontró fue un pueblo convertido en un chiquero adornado con personas vestidas de diferentes colores al escriturado color. Encolerizado pregunto – ¿Que pasó aquí? Todos se miraron con sorpresa como preguntándose, si había enloquecido. A ese paso su más fiel lacayo le dijo, seguimos sus instrucciones al pie de la letra de hacer las cosas como si fuera Usted mismo.

Para cumplir su más preciado deseo cada uno de sus embajadores buscamos y creamos un sequito particular con un color especial, compramos los vehículos y las propiedades como Usted lo habría hecho, también nos sentamos a tomar whisky y a fumar habanos mientras tumbábamos el hospital, la casa que servía de biblioteca, las calles empedradas y el muellecito del arroyo. Jefe fuimos tan fieles a sus instrucciones que al igual que a Usted no nos alcanzó el dinero para el cambio que nos había mandado a hacer.

Al final se repitió el sino fatídico de su estirpe, el pasado y el futuro se mezclaron gracias a la circularidad de repeticiones y retornos que abarca todo presente, el destino fatídico de Aureliano Bolívar está sujeto a la constante presencia de locura y fantasía, en cuyo poder destructor cayó en la otrora floreciente Macondo ahondando sus problemas sociales y necesidades. -Sigan creyendo en todo aquel que se crea un Aureliano, para que vean que terminan como quienes perecieron en sus manos por el ego-.

Ese es el populismo al que le tengo temor y que me hace escribir estas líneas cada domingo por eso como demócrata respetuoso de la constitución siempre creeré en que la política debe ser para servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación como dice nuestra carta magna.

 

Adaulfo Manjarrés Mejía

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Un comentario de “SIGUEN LLEGANDO AURELIANOS A MACONDO

  1. Andreina Caballero Pérez dice:

    Excelente artículo!
    No hay duda en que es un espacio que nos permite afianzar nuestro conocimiento y crear nuestros propios conceptos sobre determinados temas.

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