SOMOS RESILIENCIA CULTURAL, SOMOS FUERZA CREADORA, ¡SOMOS FRANCISCO EL HOMBRE!

Decir «Francisco el Hombre» es nombrar el corazón musical de La Guajira, un latido que se escucha entre acordeones, versos y tamboras, un alma viva que ha encontrado en este festival un templo para su grandeza. Desde su nacimiento, este evento no ha hecho más que crecer, evolucionar y, sobre todo, recordarnos quiénes somos y hacia dónde vamos como pueblo. 

Esta semilla fue sembrada en el corazón de Riohacha, muchos lo vieron como un sueño audaz, como esos cantos repentistas que parecen inventarse en el momento, pero que vienen de muy lejos, de la raíz. Hoy, con profundo orgullo, podemos decir que ese sueño ha florecido. El Festival Francisco el Hombre se ha convertido en el símbolo moderno de la tradición musical guajira, una plataforma de visibilización, resistencia y renovación del vallenato contemporáneo.

El legado de Francisco el Hombre no es solo musical, es político, educativo y espiritual. Representa el mestizaje del alma guajira, representa la lucha por el reconocimiento, por una identidad que no se resigna al olvido. Cada vez que un cantante se sube a esa tarima con la frente en alto y el acordeón en el pecho, está defendiendo una historia, una dignidad, una región.

Admiro profundamente a quienes han hecho posible este festival. A sus organizadores, a los músicos, al público fiel, a las mujeres que, desde los fogones, las plazas y las instituciones han sostenido esta tradición con manos firmes y una sonrisa que no se rinde. Admiro el carácter con el que han defendido el vallenato auténtico, sin miedo a innovar, sin perder el respeto por la raíz. 

Cuando se habla de identidad guajira, no se puede dejar por fuera el eco profundo de un acordeón bien templado, el verso que vuela libre entre polvaredas y amores, ni la figura mítica que, según la leyenda, derrotó al mismo diablo con su música: Francisco el Hombre. Hoy, como hija de esta tierra, como mujer que ha vivido al compás del viento de la Sierra y la brisa del mar, quiero rendir un homenaje al festival que, más allá del espectáculo, se ha convertido en una plataforma viva para el alma de La Guajira.

Esta tradición ha logrado mantenerse en el tiempo, resistiendo a los embates de la economía y la política, adaptándose sin perder su esencia. En cada edición, nos recuerda que La Guajira es mucho más que sus dificultades; es fuerza creadora, es resiliencia cultural. En estos tiempos en que la Guajira enfrenta desafíos tan profundos -sociales, económicos y ambientales-, el Festival Francisco el Hombre nos recuerda que la cultura no es un lujo: es una herramienta de transformación, de resistencia y de unidad. Nos recuerda que mientras haya canto, hay esperanza; y que mientras recordemos a Francisco, seguiremos siendo tierra de leyenda, de sabana ardiente, de palabra viva.

Entonces celebremos, no solo un festival, sino una visión, que esta edición y las que vengan nos encuentren más comprometidos con nuestro folclor, más enamorados de nuestra tierra y más firmes en el propósito de que La Guajira cante siempre su verdad, con fuerza, con honra y con amor.

¡Te esperamos primo!

Ladys Diana Ochoa Oliveros

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