Hoy me desperté contenta, bueno siempre me levanto de buen ánimo, optimista, agradecida con Dios por un día más en esta tierra, pero digo, contenta de otra manera, especialmente contenta. El sol se notaba más radiante, había nubes blancas en el cielo azul vibrante, se me antojó que parecían motas de algodón, flotando. Evoqué con la brisa fresca, esa sensación de nostalgia de mis diciembres felices en La Peña. Inmediatamente entendí la razón de mi contento especial: Llego diciembre, o como dice la canción: ¡Diciembre llegóoooo con sus ventoleras mujeres!! No les pasa que diciembre trae en sí mismo una sensación inequívoca. Es personal, yo elegí alegría.
Tomé aire, agarré mi bolso, mi termo con agua, salí y me subí al carro que me llevaría a Camarones. Como cada mañana, saludé a Galvis, mi conductor elegido hace 3 años, ¡hombre que habla en la vida!! Me apliqué BB con protector solar, me coloqué el tapabocas, limpié los lentes, le eché un vistazo a mi WhatsApp a ver qué hay de nuevo en los grupos, principalmente el de mi Familia, La Peña, Remanente y PG. Mientras tanto Galvis, recoge al Profe Cristian, ya con él, pasamos a comprar arepas de chichiguare con queso y a recoger otro pasajero que a veces viaja con nosotros, nunca me aprendo el nombre, porque tiene nombre de mujer y no me coincide.
Un cantico me sonaba en la mente: “Navidad la fiesta linda del año, navidad, también de mil desengaños… porque hay navidades tristes y navidades alegres…”. Tomando la troncal del Caribe, con destino a Camarones, se vió radiante La Nevada, no estaba matizada de calma, de tristeza y de distancia, como casi siempre. Estaba visible en todo su esplendor, un acontecimiento que sucede pocas veces al año a pesar de estar de frente, en este espacio, solo se hace visible cuando el cielo está totalmente despejado. Yo relaciono la nevada despejada, con sus bordes de hielo en los picos, y el sol reflejado en ella, con La Peña, en diciembre. Para mí el más alto referente de navidad es mi infancia en La Peña. De modo que ese primero de diciembre no solo llegó el mes, se puso frente a mí, cada recuerdo que guarda mi memoria de las navidades de mi infancia.
Diciembre, para la mayoría en el mundo mundial, significa navidad, y navidad en mi mente tiene significantes, imágenes, referentes, que me preguntó: ¿quiénes más los compartirán?, así que quise compartirles mi propio significado de la navidad; el de mis vivencias.
Navidad para mí era una de las dos únicas fechas que estrenaba en el año, la otra era el 19 de Julio para las patronales. No recuerdo toda la ropa que estrené, pero hay unos vestiditos iguales rojo, naranja y verde, supongo que eran para Ocha, Vicky y para mí, que según recuerdo no fue l única vez que nos informaron. Eran en tela de Jersey, con un cuellito sacerdotal, que terminaba en unas puntas tipo pañoletas, para hacer un lazo, con unas mangas campana cortas, a la altura del hombro, elástico en la cintura con su fajita y sallas de media pierna a rodillas, el mío era el anaranjado, creo que de ahí nació mi gusto por el color naranja, yo tengo ropa naranja en todos los tonos. Infiero que me sentí muy fashion porque ese recuerdo en perenne en mí.
Navidad para mi es el día de recibir regalo, no se vayan a reír, pero el aguinaldo imborrable de mi memoria, quizá por lo inverosímil, es un cochinito plástico de alcancía. También recibí muñequitas platicas de esas que no se le movían los brazos, ni las piernas, nada, una vez me pusieron una Caperucita absolutamente roja e inmobil, otra vez unos muñecos iguales de fijos, pero varones, el mío era amarillo el de Vicky verde, Paulicio le llamó Twin Alain, no sé de donde saco ese nombre, lo cierto es que Twin era el hijo de Vicky y Paulicio, Vicky era la “Mija” de “Paule” en nuestro eterno juego diario en vacaciones (este es asunto de una crónica completa que pronto les publicaré). Después empezaron a mejorar las cosas y recuerdo unas muñecas grandes, todas de platico pero con piernas y brazos móviles, (un avance significativo), esas tenían la forma del cabello, pintado de castaño o rubio y los de ojos azul o marrón, venían solo con un calzón blanco y un vestidito de tela barata, rosadito, pero que felicidad cargar esas muñecas en el cuadril como si fueran bebés de verdad. más adelante, recibíamos muñecas con cabellos y vestiditos más finos, incluso el avance y modernismo alcanzó para tener una muñeca con pantalón marrón una blusa De florecitas, correa, bolso y zapatos negros. Yo no sé si la evolución en los juguetes corresponde al desarrollo económico de mis padres, que fue de nada a más cada vez, o si la industria de la juguetería estaba atrasada para nuestro entorno. (prometo investigar), lo cierto es que el 24 en la noche nos acostábamos antes de 12:00 porque después pasaba el Niño Dios y no nos dejaba el aguinaldo. Jamás conocí al señor Noel, a La Peña mandaban era al mismísimo Niño Dios en persona, a dejarnos los regalos, a cada uno en su hamaca. En mis recuerdos más lejanos en la casa había un cuarto para mis padres y en la sala colgaban las hamacas para todos, luego hicieron otro cuarto y ya los que dormíamos en hamaca éramos menos, luego otro cuarto y ya todas las mujeres, dormíamos en cama, aunque de a dos o tres por cama dependiendo el tamaño de la cama. No recuerdo que Mando y José hayan dormido en cama con nosotras.
Mis padres trabajaban duro para darnos un poco a cada uno, éramos 8 en casa, porque “Mi Tachue” se crió con su papá y tía Socorro, le iba mejor que a nosotros.
También recibíamos aguinaldo de los padrinos. Recuerdo que recibí de mi padrino Rolando Daza (QPD) una muñeca con su bañera, cepillo para peinarme el cabello, espejo y tocador. En mi vida había tenido una muñeca así, me duró muchos años, era mi favorita. No me dio más juguetes, pasaba y me dejaba dinero con mi mamá, no recuerdo que pasaba con ese dinero, creo que es otra cuentica que tengo que ajustá con mami. Mi madrina Celia, me regaló una vajilla verde en su platero blanco, tenía platos llanos, hondos, tazas y posillos para café. La felicidad que me daba recibir regalos no se me ha quitado, igual me gusta dar, esa sensación de que alguien se tome el tiempo y el dinero para ti, es muy gratificante. Para mí Navidad es dar y recibir aguinaldos.
Una imagen que llega a mi mente al pensar en navidad es el arbolito, esa es otra evolución fantástica. ¿Quién se acuerda de la lata de Satín La Rosa, que llenamos de arena para meter el árbol de crucetos, que forrabamos de algodón recogido en los campos sembrados? Nos sentamos las 6 hermanas, a sacarle la semilla y luego forrabamos el pino (cruceto) de nieve blanca (algodón) lo adornábamos con guirnaldas (papel metalizado dorado, plateado y rojo, cortado en flequillos). Al pasar los años, fuimos agregando, guirnaldas de verdad, borlas metálicas de todos los colores y luego las luces de colores. Iba dónde tía Berta a comprar el queso para la cena y de regreso, cómo quedaba al frente de la casa, me encantaba viendo las luces prender y apagar por colores, apagó la rosada, apagó la azul, apagó la amarilla. ¡Imposible borrar de mi mente cuando las luces empezaron a traer sonido!! Con el motorcito para cambiar la melodía; mi mamá me fregaba, porque “esa cambiadera daña la extensión, muchacha e mierda, ¡nojoda!!”. No sé porque me halaba la oreja, si las que se dañaban servían de repuesto para las otras, foquito que se quemaba, foquito que se cambiaba por uno de la extensión vieja, el problema es cuando no había del mismo color y en medio de la línea rosada, quedaba una luz azul, jajajajaja. El Pesebre llegó después, cuando crecimos y nos dispusimos a hacerlo, mami no hacía “Esa vaina, es una ensuciadera de la casa, tiene uno que está encima barriendo y pasando mecha to’ el día, no señor;”. Un año, mi hermano José Juan que siempre fue medio ingeniero (ahora es ingeniero y medio) recuerdo que hizo algo para darle movimiento, solo recuerdo las palabras dinamo y polea, lo cierto es que algunas cosas se movían en el pueblo. Con los años se ha ido transformando la decoración navideña; cuando tuve mi propio hogar no decoraba, porque solo se me ocurría árboles de crucetos que tenía puyas y extensiones de colores de las de estrellitas, que, si uno las pisaba, le rompían el pie y ya tenía bebé, era un riesgo. Cuando María Carolina fue creciendo y veía la decoración en la casa de los vecinos se encantaba, así que empecé a decorar para ella, contraté a mi comadre Pastora para que se encargará del asunto, a mí no se me daba eso de flores azules, y rojas, en lugar de bolas, cintas en vez de guirnaldas, extensiones transparentes en vez de las estrellitas de colores que ya no venian. Crecieron mis hijas y dejé de decorar en navidad, el hermoso pesebre que me hizo la artista plástica Bélgica en una piedra, se lo regalé a mi vecino Alexander Robles que decora bellísima su casa en navidad.
Para mí Navidad es decorar como decorábamos cuando éramos felices en La Peña y no lo sabíamos. En navidad se come chicharrón, pisco guisado, frichi. No pernil al horno, ni pavo, se queman brillos y triquitraqui, no pólvora, se baila las 4 fiestas, la Zaporrita, faltan 5.pa’ las 12, no Reguetón y champeta.
Bienvenido Diciembre, con sus navidades, unos van alegres y otros van llorando… ¿Y si cantamos, bailamos y nos alegramos todos??
Noralma Peralta Mendoza
Hermoso recuerdo de la navidad, ayer de casualidad hablaba con Victoria de esos tiempos que vivimos es cierto, éramos felices, ya lanbrisa esta aquí pero llenos de nostalgia y recuerdos inolvidables 👏👏👏😢🥰
Cuando leo tus cronicas , termino riendone porq son recuerdos parecidos a los mios…pueblerina a mucho honor.
A le agregaria la decoracion de la calle. Un arbol grande q traian los muchachos y …las cadenetas con papeles de colores …eso si. Q me trajo recuerdo hace dos dias q vi puestas en un barrio en Cienaga…
Esta muy linda la crónica de hoy hermana mía, solo que en la medida que leía recordaba cosas que yo agregaría
Te Amo
Me encanta la manera como narra, es vivencial y deja a la imaginaciòn la remembranza, en este caso, la navidad, màgica, hasta el aire se torna de fiesta.
El cielo es el mismo pero en navidad es màs azùl, con su brillo de diciembre, el viento frio que baja del pàramo le da un toque que complementa este màgico mes.
Me encanta diciembre y tambièn lo espero todo el año.
Recordar es vivir. Tal cual la evolución de los juguetes para nosotros los hombres, jajaja, quien no recuerda cuando llegaron los carros de policía o bomberos con luces y sirenas y ya no eran los carritos de madera o de plástico. Me hace recordar que en diciembre a Polaco (mi hermano menor) y a mi en diciembre de de desde los 7 años nos embarcaban recomendados desde Ríohacha en un bus de brasilia y llegábamos mojosos (llenos de polvo) a Distracción a pasar las vacaciones de Diciembre, inolvidables, pero como siempre los juguetes de mi primo el Chacho, eran como mejores que el mio y el de él, un diciembre, espero que llegara papá Noel, que era mi tia Rubira o mi tío Nando Brito, y cambio los juguetes, y al día siguiente, ve pelao, dijo mi tia, ese juguete no es el tuyo, y Polaco a decir que ese se lo había puesto el niño Dios a el y a correr, jaja, hasta que lo alcanzaron y casi lo fuetean. Gracias Noralma por hacernos recordar esos tiempos y que por supuesto, me encantaba salir con mis hermanos mayores a buscar y cortar el árbol para decorar en nuestra lata de Saltin.