Los más recientes descarados e insolentes actos, promovidos por la derecha colombiana amenazando la institucionalidad, es un capítulo más en la cadena de desplantes, en aras de impedir el relevo político que ha venido gestándose en los últimos años. Las declaraciones de los expresidentes Uribe y Pastrana, secundadas y acolitadas al unísono por el gobierno nacional, quien convocó una mesa de garantías electorales para el martes 22 de marzo, es una muestra palmaria de las torvas intenciones del sector más recalcitrante del statuo quo en la actual coyuntura.
Esa convocatoria presidencial tenia todos los visos, o se asemejaba más a un escenario de golpe de estado o desconocimiento de los resultados electorales, lo cual constituye una más de las diversas estrategias elaboradas por la caverna colombiana, con tal de impedir el triunfo inminente de Petro en las próximas elecciones presidenciales. El concepto democracia, en un “palito de poner”. Es un concepto que, interpretan con absoluto relativismo. Afortunadamente al final, triunfó la sensatez.
Es interminable el listado de desacatos, desconocimiento y rechazo de cualquier decisión que no esté acorde con sus egoístas intereses. Se han pasado por la faja y cuestionado abiertamente decisiones emanadas de organismos judiciales. Uribe es el más grande subversivo del Estado, pero desde adentro del mismo. Es el mayor saboteador, el más grande francotirador de la institucionalidad. En ese objetivo ha contado con el apoyo absoluto e incondicional del Saltimbanqui gobernante, cuyo nefasto cuatrienio afortunadamente ya está por concluir. Atendiendo la orden de su jefe y contribuyendo a la intentona del saboteo del triunfo del Pacto Histórico citó a la Comisión de Garantías Electorales
El Centro Democrático aupado por el Mesías, El Señor del Ubérrimo, tienen su propia forma de interpretar las leyes y los códigos, solo es licito, valido y aceptable lo que les favorezca y les convenga, lo demás es susceptible de ser cuestionado y mandado a la porra. En el caso concreto de la impugnación de los resultados de la Registraduría, una vez revisados los datos y cuyas deducciones iniciales, fueron cuestionados por la misión de observación electoral de la Unión Europea y por la Misión de Observación Electoral colombiana, con calificativos como: “discrepancias inusualmente grandes entre el preconteo y el escrutinio”. Se logró establecer que entre el preconteo que, no constituye información oficial, y el escrutinio que, si lo es, había diferencias sustanciales. Los delegados europeos también cuestionaron el diseño del tarjetón, sobretodo en la parte alusiva al esbozo de las actas de resultados que, perjudicaron abiertamente a partidos cuya lista era cerrada. Es extremadamente complejo y propenso a la ocurrencia de errores.
Increíble, inaudito suponer que el Registrador, un militante, un aliado del Gobierno, escogido por las altas cortes, se haya complotado para que la entidad a su cargo se confabulará en un fraude masivo en favor de Petro y del Pacto Histórico. Es como para Ripley. Imposible imaginarse semejante bodrio. Lo que ocurrió fue el desmonte de una potencial e involuntaria-tal vez-, estafa electoral, gracias a un riguroso trabajo de pedagogía previa, por parte de los miles de testigos y jurados de las distintas organizaciones que conforman el Pacto Histórico y que se tradujo en un proceso de control y vigilancia, nunca antes visto en el país. Precisamente por los temores de que se configurara una usurpación a la voluntad popular.
La detección de las irregularidades fue el fruto de un esmerado celo y un exhaustivo control del equipo de testigos electorales y jurados del Pacto Histórico. La herramienta digital implementada por el Pacto Histórico fue fundamental y mediante la veeduría complementaria, se logró recuperar por lo menos tres curules más en el Senado. La alerta provino de la circunstancia extravagante de que no aparecía ningún voto para esa coalición progresista en más de 29.000 mesas. La combinación de la herramienta digital, construida por tres ingenieros y tres abogados que diseñaron un software basado en un algoritmo, detectaba inmediatamente cualquier anomalía presentada en las mesas de votación. Ese instrumento permitió presentar en tiempo real las impugnaciones iniciales, y los posteriores reclamos electorales. Las incoherencias habían sido detectadas por el riguroso y abnegado trabajo de los testigos electorales.
Para rematar la sarta de exabruptos el expresidente Uribe fue más allá y en unas declaraciones extraviadas, como a las que nos tiene acostumbrados y para superar la vara en materia de sandeces que ofenden a la inteligencia y al sentido común, acudió a una versión completamente trastornada y atribuyó el fraude a una penetración venezolana en el sistema electoral colombiano. Esta si es la madre de las majaderías. Uribe está perdiendo no solo en la credibilidad ciudadana y en las urnas, también está perdiendo el juicio. Pero lo más absurdo del asunto, es que sus prosélitos le creen a pie juntillas, semejante interpretación incoherente.
Pero Uribe no se quedó solo en las suposiciones extraviadas, su conmilitón y compañero de andanzas el nunca bien ponderado en sus rancias posturas Andrés Pastrana, hilando tan fino como su colega, encontró una relación, un complot absurdo y exótico entre el actual gobierno español, la empresa Indra contratada para el desarrollo de las elecciones y Gustavo Petro. Descabellada y delirante suposición.
Ni su partido secundó el desvarío de uno de los peores presidentes de la historia contemporánea del país, nominación que comparte con Duque. El conservatismo al igual que la mayoría de las colectividades políticas, se desmarcaron de la ´pretensión de los dos expresidentes coincidentes en su postura ideológica retardataria. ¡Vaya paradoja! esa pretensión tenía el visto bueno del Registrador Nacional, y consistía en realizar un nuevo conteo al total de la votación, después de que ya no se contaba con la cadena de custodia. El gobierno, los interesados en mantener el statu quo, le apuntaban a revertir fraudulentamente la voluntad expresada en las urnas que, como es obvio, los derrotó flagrantemente. Finalmente se impuso la cordura por encima de las intenciones capciosas de ese par de joyas.
Intenciones a las que se les ha unido la señora Betancourt que, está desplegando una campaña presidencial cuyo norte es la venganza, el resentimiento y para lograr su cometido la ha condimentado con un sartal de infamias y falacias estrambóticas. Es la nueva aliada, o mejor amiga del par de expresidentes. Que están muy viejos para ser tan embaucadores.
Lo que pretendían Uribe, Pastrana, El Centro Democrático, Verde Oxígeno, además de injusto, ilegal, absurdo. Era impracticable engorroso y equivalía a enviar a la cueva del lobo: Consejo Nacional Electoral, el reconteo, e implicaba un desconocimiento a más de 5.000 jueces, y 700.000 jurados que previamente habían realizado el conteo, y en el que rápidamente se percibió, se advirtió la preocupante omisión de casi medio millón de votos entre el preconteo y el escrutinio final, a favor del Pacto Histórico.
Buena parte de los errores y de la chambonería se originaron por haber cedido al chantaje impuesto a la Registraduría, y que le obligó a cambiar la composición de los jurados, labor que han venido ejerciendo en buena medida los miembros del magisterio, pero la ridícula presión del Centro Democrático que, sugería y suponía un fraude por parte de los profesores a favor de la izquierda. Imponía la necesidad según ellos, de reemplazarlos. Lo paradójico es que los nuevos jurados propuestos por el partido de gobierno y su inefable Jefe, quienes controlan a todos los organismos de control “descaradamente reclaman que hubo fraude”, los estrenados jurados incurrieron o auspiciaron un fraude igualmente a favor del Pacto Histórico. Absolutamente irracional, “palo porque bogas y palo porque no bogas”.
José Luis Arredondo Mejía