TRANSMILENIO: LUGAR DEL CRIMEN

Montarse hoy en un Transmilenio es como jugar ruleta rusa. Todo puede pasar. Lo más probable es que uno llegué bien a casa con sus pertenencias. Pero como en la ruleta rusa también existe una probabilidad reducida de que las cosas no salgan bien, y en Bogotá cada vez parece ser más probable llegar a casa sin sus pertenencias, o incluso ser víctima de una agresión física que resulta con un traslado al hospital o al cementerio como fue el caso del joven Juan Esteban Álzate de 15 años quien fue asesinado al interior de un Transmilenio en octubre.

Sobre todo, para mujeres el uso del Transmilenio se está convirtiendo en una actividad de alto riesgo. El lunes 31 de octubre ocurrió un caso cuando Hillary Castro, mujer joven de 17 años, fue abusada sexualmente en la estación Castellana del Transmilenio en horas de la noche por un hombre desconocido.

El caso sigue causando mucha indignación por parte de la ciudadanía. No solo el delito por sí mismo, sino también la reacción posterior de las instituciones cuando la víctima trató de denunciar lo ocurrido. Según el propio relato de la víctima, las Unidades de Reacción Inmediata (URI) no trataron el asunto con la seriedad y empatía que el caso requería.

Otro aspecto que fue muy criticado fue la ausencia de policías o personal de seguridad en aquella estación de Transmilenio que fue lugar del crimen, ya que fueron otros ciudadanos los que finalmente intervinieron causando así la huida del abusador.

Los casos de Juan Esteban Álzate y de Hillary Castro no son casos particulares. Casos como estos hay muchos en Bogotá. Una encuesta reciente de la Veeduría Distrital demuestra cifras alarmantes que indican que la administración de la alcaldesa Claudia López no ha hecho lo suficiente para proteger a la población femenina de agresiones en el espacio público de la capital.

Los datos de esta encuesta demuestran que siete de cada diez mujeres tienen miedo de ser víctima de un abuso sexual en el transporte o espacio público, pero más aterrador es la siguiente cifra: Ocho de cada diez mujeres manifestaron haber sido víctimas de una situación de acoso sexual.

La misma encuesta también revela el dato de que el 89% de las mujeres que fueron víctimas decidieron no denunciar el caso ante las autoridades debido a una falta de confianza en el sistema judicial de Colombia que a menudo suele ser altamente corrupto. Aparte de esto, el 62.8% de las mujeres respondió que ni siquiera conocen los mecanismos para poder hacer sus denuncias.

El caso de Hillary Clinton generó tanta indignación que grupos de ciudadanos y ciudadanas se fueron a marchar para mostrar su descontento con la situación de la seguridad en Bogotá. La alcaldesa, más allá de estigmatizar a ciertos sectores que marcharon, debería cuestionar seriamente si su gobierno está tomando las medidas necesarias para que las mujeres en Bogotá se sientan seguras en la ciudad. Poner policías en las estaciones quizás no es una mala idea.

 

Andreas Mariano Althoff Ospina

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