Señoras y señores, lo que vimos en la reciente transmisión del Consejo de Ministros del presidente Gustavo Petro no fue un acto de transparencia, fue un capítulo en vivo de un reality show político. Un episodio donde los ministros no se pusieron de acuerdo en nada, el presidente regañó a su equipo por no cumplir sus promesas y las diferencias internas quedaron más expuestas que un escándalo de farándula.
Con todo respeto por las grandes comedias televisivas que nos han hecho reír por décadas, el guion de este consejo parecía escrito por un novelista en crisis creativa. Faltó la cortinilla de risas enlatadas cada vez que alguien decía algo incoherente.
Empecemos por el liderazgo. ¿Quién manda en este gobierno? Petro, en su rol de director de escena, parece más un actor secundario en su propia película. La vicepresidenta Francia Márquez dejó claro que no está contenta con la designación de Benedetti como jefe de gabinete, y la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, prácticamente dijo que no comparte mesa con él porque no le parece digno. ¿En serio? ¿Así se toman las decisiones en la casa de Nariño? Si esto fuera una empresa privada, ya habrían llamado a recursos humanos para que alguien ponga orden.
Y si de lealtades hablamos, hay que mencionar a Gustavo Bolívar, que se ha convertido en el fan número uno del presidente. Un amor político tan profundo que uno se pregunta si es más fiel seguidor que asesor. Mientras tanto, Jorge Rojas prefirió bajarse del barco antes de que se hunda más. Renuncia al Departamento Administrativo de la Presidencia después de solo una semana en el cargo. Parece que vio venir el desastre y salió corriendo antes de que le echaran la culpa.
Entonces, la pregunta es: ¿Quién está realmente gobernando este país? Porque hasta ahora lo que vemos es un equipo de gobierno desorganizado, dividido y lleno de rencillas internas. ¿Hacia dónde vamos? Cada día hay más escándalos, más problemas internos y más provocaciones internacionales. No es justo que los colombianos estemos atrapados en un caos político sin rumbo claro.
Presidente Petro, usted fue elegido para gobernar, no para improvisar. La Casa de Nariño debería ser un ejemplo de orden y planificación, no un campo de batalla donde cada ministro lanza indirectas en vivo. ¿Dónde están las metas claras? ¿Dónde está la coherencia en su liderazgo? Colombia necesita certezas, no más espectáculos mediáticos.
Es hora de que Petro tome el timón con firmeza y gobierne con hechos, no con discursos. Porque si seguimos así, no vamos rumbo a una transformación, sino a un enredo monumental del que nos costará años salir.
Y usted, querido lector, ¿Qué opina? ¿Estamos viendo un gobierno o un episodio de «Los trapitos al aire: edición política»?
Esta historia continuara….
Fabio Torres “El Rector”