A medida que el reloj se acerca al último suspiro del 2024, siento la necesidad de reflexionar con todos ustedes, mis queridos lectores, sobre los altibajos de este año que se va. Ha sido un año marcado por desafíos que nos han probado hasta lo más profundo, pero también lleno de momentos de resiliencia, logros y sueños que nos impulsan a seguir adelante.
La Guajira y el mundo han demostrado una vez más que, aunque el camino sea sinuoso, la esperanza es nuestra brújula más poderosa.
En Riohacha, vimos el poder de la comunidad en acción: niños entrenando en el estadio Federico Serrano Soto con una determinación que nos recuerda que el futuro pertenece a quienes se atreven a soñar en grande. En cada rincón del mundo, historias de valentía individual y colectiva nos inspiraron a creer que, incluso en los momentos más oscuros, hay luz esperando ser descubierta.
Este 2024 también nos recordó que la vida es un tapiz de conexiones humanas, una red de personas que, con pequeños gestos de bondad, construyen puentes donde antes había muros. Desde los vecinos que comparten una sonrisa hasta los activistas que luchan por la justicia, todos jugamos un papel en el tejido de una sociedad más solidaria y compasiva.
Pero, mientras celebramos los logros, también debemos mirar con honestidad las áreas donde podemos y debemos mejorar. El cambio no llega solo; requiere acción, compromiso y una fe inquebrantable en el poder de nuestras voces colectivas.
Para el 2025, mi deseo es simple pero profundo: que cada uno de nosotros se convierta en el cambio que deseamos ver en el mundo. Que miremos más allá de las diferencias y encontremos en la unidad nuestra fortaleza; que sigamos apostando por la educación, la cultura, el deporte y el desarrollo sostenible como herramientas de transformación; que aprendamos de los errores del pasado y los convirtamos en lecciones que nos guíen hacia un futuro más brillante.
Hoy, cierro este capítulo con gratitud. Gracias por cada mensaje, cada lectura y cada momento que hemos compartido a través de estas palabras. Mi corazón está lleno de esperanza porque creo en ustedes, en nosotros, en lo que podemos lograr juntos.
Feliz 2025, queridos lectores. Que este nuevo año sea un lienzo en blanco para que pintemos con colores de amor, valentía y sueños hechos realidad.
Con todo mi cariño,
Juana Cordero Moscote