Como parte de su proceso de desgaste, al igual que como ha ocurrido en muchos temas clave del resorte del gobierno nacional, cada día son más visibles los que no comparten el delirante discurso y las acciones que el presidente Petro ha venido desarrollando desde el inicio de su mandato, enfocado en acabar lo más rápido posible, sin ninguna gradualidad racional, necesaria para una transición energética ordenada, con la explotación y el consumo del petróleo, del carbón y el gas en el país, con su quimérico objetivo de “salvar el planeta”.
En el contexto internacional, en el marco de la COP30, realizándose actualmente en Belém, Brasil, y ante el cuestionamiento que le hicieron en una rueda de prensa, relacionado con la autorización que dio su gobierno a Petrobras para explorar la existencia de petróleo, en un área ubicada a 500 kilómetros de la desembocadura del rio amazonas, el presidente Lula Da Silva, líder de la ideología de izquierda, afirmó que “renunciar al petróleo seria incoherente y un acto de irresponsabilidad”.
Y agregó que “como jefe de Estado tengo que ser responsable sobre el uso del petróleo en Brasil. No quiero ser un líder ambientalista, ya que deberían presentarse alternativas viables para reemplazar este combustible fósil. Abandonar el petróleo debe ser un proceso gradual”. Esto lo afirma el presidente de un país que dice tener una matriz eléctrica con más del 80 por ciento renovable.
Por su parte, en el contexto nacional también se han hecho más visibles los contradictores de Petro. La Unión Sindical Obrera (USO), el sindicato más grande de la industria petrolera en Colombia -que apoyó e hizo aportes económicos para su elección-, se ha distanciado del gobierno nacional de manera vehemente por considerar que su política energética es perjudicial para la industria petrolera y para la seguridad energética del país. Para ellos es muy preocupante la falta de exploración y la nula producción de nuevos pozos. En gran medida acabó con su apoyo político al gobierno, al menos eso parece.
En el sector de la minería del carbón, varios lideres sociales y políticos, algunas comunidades y sindicatos del Cesar y La Guajira, incluida la organización “Voces del carbón”, se han manifestado protestando en contra de las políticas del gobierno que tienen en crisis de competitividad a esta industria, debido a la mayor carga tributaria y a las decisiones restrictivas de las operaciones mineras, que sumados a los bajos precios y a la lejanía de los mercados asiáticos, actualmente los mayores consumidores, tienen a sus directivos y trabajadores enfrentando una agobiante incertidumbre sobre su futuro empresarial y laboral.
¿Escuchará positivamente este gobierno nacional el mensaje que le envían estos importantes actores de la sociedad colombiana cuyos ingresos y subsistencia dependen de esta industria, y de lideres de otros países?
Aunque parece tarde, aun puede rectificar el rumbo de su errática política energética. La alternativa que nos queda a los colombianos es clara: Si el actual gobierno y los partidos políticos que lo apoyan, no rectifican el pésimo manejo que le han dado a sector minero energético, hay que prepararse votar masivamente en contra de ellos, borrándolos del mapa político y del poder, en los procesos electorales a realizarse en el 2026, tanto para el Congreso como para la Presidencia de la Republica.
Álvaro López Peralta

