Amigos lectores, hace siete años decidí hacer mi vida en la capital del país, pero soy de Fonseca, un municipio ubicado en el sur del departamento de La Guajira. Fonseca es un paraíso.
A final de año, con el fin de reencontrarme con mis seres queridos y estar en contacto permanente con la cultura que me enorgullece, viajo por carretera. Quiero que más personas la conozcan y así se derrumben tantos mitos que nos han estigmatizado.
Esta vez me traje algunas preocupaciones, entre ellas, la creciente inseguridad, las pocas fuentes de empleo que existen en un departamento tan rico y el estado de algunas vías. En seguridad no es confiable transitar en horas de la noche en las carreteras del norte y el estado de la vías facilita el asecho de los criminales.
Un ejemplo es, la vía que comunica a Fonseca con Riohacha. Fonseca, así como la capital de La Guajira, son prósperos comercial e industrialmente y entre ellos hay un alto flujo comercial. Las preguntas que surgen son: ¿Algún día podremos disfrutar los guajiros de una carretera digna? ¿Cómo se están administrando los recursos de un departamento pujante?
Los mandatarios tienen un gran reto que no da espera: aunar esfuerzos para brindarle seguridad a los guajiros, comprometerse con la mejora de esas vías y hacer todo en políticas públicas por garantizarles fuentes de empleo diversas; temas fundamentales para el avance del turismo y la economía del departamento. Ojalá la solución de estas necesidades estén entre sus prioridades.
Al Gobierno nacional lo exhorto a seguir apostándole a La Guajira, a crear programas y políticas públicas en pro del departamento, a invertir en turismo, en seguridad, a aumentar el pie de fuerza, a darle un giro a uno de los departamentos más lindos de Colombia.
A ustedes queridos lectores con las debidas medidas de bioseguridad que nos obliga a emplear este difícil momento que atravesamos por cuenta de la pandemia,, los invito a La Guajira, a conocer sus paisajes, a disfrutar de esta tierra, a comer su comida y a decir con orgullo: ¡estuve en La Guajira y vuelvo!
Lina García