¿Y LAS VACUNAS?

Esa es la pregunta que nos hacemos la mayoría de colombianos preocupados por la llegada por fin del primer lote de vacunas sea cual sea el laboratorio que las produzca, vemos con miedo, desespero, tristeza, sumándole la casi inevitable decepción de como países vecinos ya iniciaron la primera fase de vacunación dándole así una luz de esperanza a los ciudadanos, luz que en nuestro país no se alcanza al vislumbrar.

En el mes de diciembre de 2019 luego que en redes sociales se causara un revuelo protagonizado por sectores de la oposición, donde se expresaba el descontento generalizado y la incógnita de cuando el gobierno iniciaría procesos de negociación de la vacuna, el presidente y el ministro de salud salen al paso dando la gran noticia “YA SE CERRARON NEGOCIACIONES CON DIFERENTES LABORATORIOS, LA VACUNACION INICIA A FINALES DE ENERO” las redes explotaban con comentarios a favor de los súper héroes del gobierno, los diferentes gremios seguido del comité de aplausos cantaban victoria, pero no sabiendo que si “hay para el whisky también debe haber para el hielo” … se dedicaron a causar revuelos, ¿pero y la logística? ¿La compra? ¿Los contratos? ¿Los congeladores que se requieren para su almacenamiento?

Hagamos un pequeño resumen de cómo funciona la logística de la vacuna a la que el gobierno le dio el primer guiño, la vacuna del laboratorio Pfizer para que se conserve su inocuidad  debe ser mantenida a una temperatura de menos 70 grados centígrados, se requiere de contenedores, refrigeradores que puedan mantener dicha temperatura, Colombia y  varios países del continente  no contaban con este tipo de requerimientos, pero se inició el proceso de adquisición de 44 ultra congeladores para dar solución al primer y vital requerimiento logístico, hasta aquí todo iba bien. 

En el mes de enero se presenta lo inevitable después de el desorden social que causaron las inaplazables fiestas decembrinas, la gran alegría navideña que una vez más hace olvidar a uno de los países más felices del mundo que existía un enemigo silencioso que no distingue de raza, sexo o condición económica, los grandes eventos que los mismos gobiernos locales patrocinaron con inauguración de alumbrados navideños y la gran apertura segura de la que se ha hablado recuperaría de cierta manera la economía del país, pero he ahí un error garrafal, mandar un mensaje de falsa seguridad y que conllevo a que los ciudadanos nos relajáramos y dejáramos de lado lo único que por ahora nos protege de cierta forma el autocuidado y las medidas de bioseguridad.

Lo inevitable llego, una segunda ola de contagio mucho más agresiva que la primera, UCIS colapsadas, gobierno nacional y local tirándose la pelota cada uno en su campo y donde aplica que” la culpa una vez más es de la vaca”, la alcaldesa de Bogotá Claudia López una vez más sale al paso diciendo que el gobierno estaba incumpliendo  con el cronograma propuesto de vacunas, el ministro de salud desmintiendo lo que decía la alcaldesa confirmando que aún no tenían ni negociación, ni fechas, ni vacunas, si señoras y señores  NI VACUNAS, enredado esto no? Pues sí, es lo que pasa hoy en el país, de los 44 ultra congeladores que se requieren para almacenar la vacuna solo han llegado 6 hasta la fecha, de las vacunas que supuestamente llegaban en enero no ha llegado ni una dosis, el método COVAX asegura ciertas cantidades de dosis para el mes de marzo, pero el gobierno dice que es para febrero y se mantiene que llegaran en febrero.

 

Bueno, podría ir mas allá de todo lo que empieza a rodear un proceso de compra, contratos confidenciales, vacunas que para países del primer mundo se negociaron a 2 dólares pero que al parecer a Colombia se las negociaron a 21 dólares, en fin ese valor pero adivinen qué? no lo sabremos porque esta incluido en la confidencialidad, y que el hoy presidente Iván Duque dijo que si siguen las tutelas para saber la letra menuda de los contratos podría causar más retraso en la llegada de la vacuna, mejor dicho una amenaza a que o nos quedamos quietos y tragamos entero o “nos jodemos”, que triste que mientras en unos países vacunar su gente es lo más importante, aquí en el nuestro se convirtiera en polémica, en contratos escondidos, en muertes, en desolación, en silencios eternos, en dineros perdidos, en conformidad y de esa palabra sí que sabemos.

 

 

Dios es el único que esta y en el que debemos confiar, mientras los hombres hacen de las suyas a costa de la vida de más y más colombianos…

 

Dominik

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