¿Y SI TODOS LOS ABOGADOS DE LA GUAJIRA NOS AGREMIAMOS? UN LLAMADO A LA CONSTRUCCIÓN JURÍDICA COLECTIVA DEL TERRITORIO

La Guajira que se transforma: una oportunidad para los Abogados.

La Guajira se encuentra en un momento determinante de su historia. Lo que antes se veía como aislamiento, hoy se interpreta como potencial estratégico: en recursos, en biodiversidad, en cultura, en ubicación. Proyectos de transición energética, conectividad regional, turismo de alto valor y transformación social están en marcha.

Pero ese proceso de transformación no puede ni debe darse al margen del componente jurídico, mucho menos sin la participación del gremio de Abogados del Departamento.

La pregunta es: ¿Estamos los Abogados Guajiros preparados para asumir un rol colectivo, articulado y con visión regional en estos escenarios?

El poder de agremiarnos: construir una voz jurídica para el territorio.

Agremiarse no es solo un asunto de pertenencia profesional. Es un acto de conciencia, identidad y propósito colectivo. Cuando los Abogados nos organizamos, la fuerza se multiplica. Cuando nos agremiamos con ética, compromiso y visión, pueden influir en las decisiones públicas, aportar al desarrollo, orientar a la comunidad, y proteger principios fundamentales del orden jurídico.

¿Qué pasaría si los Abogados de La Guajira actuáramos como una voz unificada ante los grandes retos sociales, ambientales y políticos del territorio?

– Podríamos participar en la planeación de proyectos estratégicos.

– Ser garantes jurídicos en la implementación de la transición energética.

– Aportar a la protección del territorio y sus comunidades.

– Velar por el cumplimiento de derechos colectivos.

– Incidir en debates legislativos, institucionales y locales.

– Proteger nuestra profesión y elevar su dignidad en lo público.

Agremiarse es crear incidencia real, no solo representación simbólica, hay una base que ya existe: el Colegio de Abogados de Riohacha.

El camino ya comenzó. El Colegio de Abogados de Riohacha, del cual soy orgullosamente fundador, ha demostrado que sí es posible fortalecer el ejercicio profesional desde lo gremial. 

Hemos avanzado, pero debemos seguir trabajando en crear espacios abiertos de formación continua, de debate jurídico con enfoque regional, de respaldo institucional al abogado, y de presencia en temas relevantes para nuestra ciudad y el entorno.

Ese ejemplo puede y debe escalarse. La invitación es a que construyamos juntos el Colegio de Abogados de La Guajira, como una organización regional con base sólida, legitimidad ética y visión moderna.

Una estructura que reúna a colegas de todo el Departamento, no como nombres aislados, sino como una comunidad jurídica regional activa, influyente y propositiva.

Somos miles: el poder está en la unión. Se estima que en La Guajira hay entre 6.000 y 7.000 Abogados titulados, formados en diferentes universidades del país y debemos pensar en los muchos egresados que tendremos de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Guajira, institución que representa un orgullo académico para el Departamento.

La cifra no es menor; Representa un capital humano estratégico, con saber jurídico, presencia territorial y capacidad de intervención en todos los niveles: local, regional y nacional, pero aún no hemos asumido ese poder como colectivo.

Nos hemos acostumbrado al ejercicio individual. A resolver desde la oficina propia, desde el caso personal, desde la defensa puntual, desde el cargo público, y aunque todo ejercicio es válido, parece insuficiente ante los grandes desafíos sociales, ambientales y políticos que enfrentamos.

La Guajira necesita una abogacía que se piense como cuerpo colectivo. Que entienda su rol en la defensa de lo público, en la calidad de la justicia, en la transformación digital, en la garantía de derechos y en la construcción de legalidad territorial.

 

Agremiarse también es adaptarse: transformación digital y nuevos desafíos.

Hoy, la abogacía también enfrenta cambios profundos:

– Virtualización de los procesos judiciales. 

– Inteligencia artificial aplicada al derecho. 

– Nuevas herramientas para la administración de justicia. 

– Cambios en la formación, en la competencia profesional y en la relación con el ciudadano.

 

Una agremiación moderna no solo representa. También forma, actualiza, adapta.

El Colegio de Abogados de La Guajira debe ser una plataforma de evolución profesional, un centro de formación permanente, un puente entre generaciones, un espacio de actualización ética y tecnológica. No para competir, sino para construir juntos.

Hoy más que nunca, el ejercicio del derecho exige algo más que conocimiento: exige compromiso con el gremio, con la justicia y con el territorio. No podemos seguir siendo abogados aislados en una profesión cada vez más compleja, más tecnológica y exigente. Agremiarnos no es solo una opción; es el camino para fortalecernos, para incidir, para protegernos y para construir juntos una abogacía que esté a la altura de los desafíos del presente. Este artículo es un llamado claro: si queremos transformar el derecho y dignificar nuestra profesión, debemos empezar por unirnos.

 

Un llamado a la acción colectiva.

Este no es un simple artículo. Es un llamado a mis colegas Abogados y abogadas del Departamento: ¿y si damos el paso?, ¿si dejamos atrás la fragmentación y construimos una estructura gremial con visión regional, moderna y comprometida?

La propuesta está sobre la mesa: consolidar el Colegio de Abogados de La Guajira, como órgano integrador, formativo, representativo y activo. 

Con una agenda clara, con participación abierta, y con sentido de pertenencia por el territorio.

Esta reflexión nace también del trabajo que pronto será en el libro “Abogados ante la transformación del derecho: el deber de agremiarnos”, en el que exploro, desde la experiencia, la necesidad de reconstruir el valor de lo gremial en nuestra profesión. Y La Guajira, sin duda, es uno de los escenarios donde ese llamado tiene más urgencia y más sentido, porque si los Abogados de La Guajira nos agremiamos, ganamos todos: gana el gremio, gana la justicia y gana el territorio.

José Jaime Vega

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