YOLANDA, UNA MUJER DE FE Y DE SERVICIO

Barrancas se encuentra de luto tras el fallecimiento de Yolanda Cerchar Celedón, una mujer que durante más de nueve décadas fue símbolo de elegancia, liderazgo y amor incondicional por su familia y su gente.

Conocida cariñosamente como doña Yola, falleció a los 94 años, dejando un legado inmenso que permanecerá vivo en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de conocerla. Fue madre ejemplar de Piedad Eloísa, una educadora; de Mario Alfonso un prestigioso médico ginecólogo; y del exgobernador de La Guajira, Juan Francisco «Kiko» Gómez Cerchar, un reconocido dirigente político a nivel nacional; hijos que están eternamente agradecidos con su patrona la Virgen del Pilar por haber tenido una madre muy digna y ejemplar. A ellos supo inculcarles sólidos principios y valores, forjando con sabiduría y dulzura el carácter de toda una generación.

Yolanda, no solo fue pilar de su familia, sino también un referente en los círculos políticos y tradicionales del departamento. Su casa, siempre de puertas abiertas, fue punto de encuentro de amigas, familiares y vecinos que acudían en busca de consejo, consuelo o simplemente la calidez de su presencia.

La comunidad barranquera la despidió con profundo dolor en el Cementerio Central, donde se le rindió un emotivo homenaje entre oraciones, lágrimas y palabras de gratitud. Su partida ha dejado un gran vacío no solo en el seno de su familia, sino en el corazón de todos quienes compartieron con ella algún momento de su vida.

Barrancas se unió para rendir tributo a esta gran mujer. Acompañamos con nuestras más sentidas condolencias a sus hijos, nietos, bisnietos, amigos, vecinos y compañeros.

Pedimos al Todopoderoso que les brinde la fortaleza necesaria en este tiempo de tristeza y reflexión. Yolanda Cerchar Celedón será recordada por su carisma inigualable, su trato respetuoso hacia todos y esa sonrisa siempre dispuesta para quien lo necesitará. Aunque su cuerpo descansa, su espíritu continuará guiando desde el cielo a cada una de las mujeres del campo que tanto admiró y apoyó.

En el corazón de una familia unida por el afecto y la fortaleza, brilló siempre la figura de Yolanda: una mujer sabia, espiritual y profundamente entregada al bienestar de sus seres queridos. Para sus hermanos —Jairo, Jaime, Leonor, Sofía, Elva y Carmen Remedios— no fue solo una hermana, sino el verdadero bastón y guía de su camino.

Hoy, sus hermanos la recuerdan con gratitud y admiración. Porque gracias a ella, aprendieron a mantenerse unidos, a enfrentar las dificultades con fe y a comprender que el verdadero liderazgo muchas veces se ejerce desde el silencio y la ternura.

Su vida fue ejemplo de rectitud, amor y compromiso. Su legado perdurará, sembrado en cada corazón que tocó.

El cielo se viste de gloria para recibir a un alma noble que ha partido de este mundo terrenal. Rodeada del amor eterno de familiares y amigos que la precedieron en el viaje hacia la eternidad, su presencia se eleva como un ángel que ilumina con luz propia.

Desde lo alto, su espíritu sereno nos observa, nos guía y nos protege. Sus gestos, su risa, su bondad infinita permanecen vivos en los corazones de quienes tuvimos el privilegio de compartir su camino.

Los recuerdos que deja son un refugio para el alma y un faro para seguir adelante. Su memoria no se apaga; al contrario, se convierte en una llama sagrada que arde con fuerza en cada pensamiento, en cada lágrima, en cada sonrisa que le pertenece.

Hoy, más que nunca, sentimos su presencia en cada rincón de nuestras vidas. Su partida no es un adiós, sino un hasta luego. Descansa en paz, que tu tumba sea lugar de reposo eterno y tu legado, una huella imborrable en esta tierra.

¡Paz en su tumba!

Germán Rojas

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