Entramos en una nueva realidad, nos vemos obligados a cambiar nuestra rutina y tomar consciencia, ajustar nuestros hábitos y a adaptarnos a la situación. Así como las problemáticas más grandes a las que nos vemos enfrentados han cambiado, también las pequeñeces lo han hecho. La moda se ve marcada por el periodo histórico y las situaciones por las que está pasando el mundo en el momento, tanto sociales como políticas, ejemplo de esto son los años 40 en los que la tendencia eran los vestidos hasta la rodilla debido al racionamiento de tela y la crisis que se vivía en el momento por la segunda guerra mundial.
Esta situación es un llamado de atención a nosotros como consumidores, estábamos en el periodo de la fast fashion y el consumismo, cada vez sentíamos la necesidad de obtener más prendas y accesorios para saciar nuestra vanidad, con la cultura influencer nos veíamos en aprietos tratando de seguir las tendencias del momento. La pandemia nos ha obligado a todos a detenernos y priorizar ¿realmente necesitas esa cartera nueva que tenía Chiara Ferragni puesta ayer? ¿si compras esos tacones que viste en instagram hoy, cuando vas a poder usarlos? Estando en una cuarentena obligatoria nos dimos cuenta de lo poco que necesitamos, pasamos de tener un closet lleno de ropa “sin nada que ponerme” a saber que intercambiando tres sudaderas podemos llevar perfectamente el día a día.
Nos damos cuenta entonces de la importancia de la calidad de las prendas que hemos comprado. Debido a la situación nos vemos limitados en el número de salidas, el peligro que representa ir a comprar cualquier prenda y el pico y cédula nos obligan a tomar decisiones más conscientes a la hora de comprar. Busquemos prendas de buena calidad y con materiales duraderos, las prendas más sencillas están predominando, al estar usando las mismas prendas tan seguido y lavarlas, vemos la importancia de la calidad de la tela y lo necesario que es encontrar piezas bien confeccionadas para que nos duren más tiempo. Las marcas se están viendo obligadas a trabajar en la slow fashion, crear moda consciente apuntando a la calidad y no a seguir tendencias.
Tenemos que entender la importancia de apoyar emprendimientos locales, no solo ayuda a reactivar la economía del país, sino que es además una compra consciente. Al ayudar a los emprendedores locales, estamos comprando prendas con menos impacto ambiental debido al transporte requerido para llegar hasta la puerta de tu casa. A su vez estamos apoyando la creatividad de los nuestros y adquiriendo prendas que de cierta forma son más exclusivas.
Aprovechemos la situación para adquirir responsabilidad como consumidores, apoyemos los emprendimientos locales, pensemos en la moda que consumimos, hagamos compras conscientes a empresas éticas. A mayor o menor impacto la moda es parte del diario vivir de todos, entonces hagamos que las pequeñas decisiones tengan valor y generen un cambio positivo. Es el momento de entender que calidad es mejor que cantidad, reflexionar sobre a qué negocios apoyas y a dónde se va el dinero. La mejor tendencia del 2020 es ser consciente, las compras inteligentes están de moda.
Sofía Durán Coronel.