De niña y hasta unos pocos años atrás me aprendía casi todas las canciones de un LP, casete o CD no sólo de música vallenata, también baladas, rancheras, tropical y los cánticos religiosos. Es un don natural, también me aprendía poesías, o cuentos con rima como Rin Rin Renacuajo, en cambio me costaba memorizar algunas fórmulas y textos cuando estudiaba. Recuerdo que el Hermano Francisco en 11⁰ nos enseñó el Padre Nuestro y el Ave María en francés, la mitad del curso debía pasar al frente y recitar el Padre nuestro y a la otra mitad el Ave María, no encontré otra manera de memorizar, le puse la música de una canción de Los Diablitos que estaba de moda en el momento y me gustaba mucho; decía en el coro: “Que más quieres de mí si Dios nos Soy, que más puede brindarte un ser humano…” y con esa melodía me aprendí: “ Je vous salue Marie, plein de grâce. Le Seigneur est avec vous. Vous êtes bénie entre toutes les femmes. Et Jésus, le fruit de vos entrailles, est béni. El resto no encajaba en la melodía, pero ya era más fácil aprenderme cinco líneas: Sainte Marie, Mère de Dieu. Priez pour nous, pauvres pécheurs. Maintenant, et à l’heure de notre mort.
qu’il en soit ainsi”.
Yo me juntaba (literal, ellos no andaban conmigo, yo me hacía cerca de ellos) con los varones del curso, los más desordenados, de paso, no por desordenada, más bien confluían algunos factores, el principal yo amo reír y con ellos eso era inevitable, el segundo la música, Hernando José (Nandito), Juan Carlos, Enrique Leonardo, Raúl Ramiro, Carlos Eduardo, Miguel Alfredo, Eliecer Manuel y Melquisedec, no perdían espacio en horas libres y recreo para armar el conjunto y cantar las canciones del momento, y la tercera y creo que la que definía el asunto, las compañeras hablaban de los novios y yo tenía prohibido tener novio hasta que terminara, así que me aburría el tema. El asunto es que con ellos hicimos el grupo que debía recitar, el Ave María y yo les dije que me la había aprendido con la melodía de la canción y todos hicieron lo mismo. No la recitamos, la cantamos. Es la hora y me la se completa, igual que el himno del colegio, y todas las canciones que me aprendí de niña, adolescentes y ahora de adulta.
Escribiendo las crónicas siempre hablo de canciones que se me, y en mis cuitas me veía más grande aprendiéndome las canciones, pero más por razones de mi lógica que por la realidad, supuse que esto sucedía cuando ya tenía diez años o más. El miércoles en el homenaje que hicieron La Fundación Francisco J. Brito y La Universidad de La Guajira, al Gran Silvio Brito Medina y en el que, mi querida Cilia Peñalver, me invitaron a moderar el conversatorio; Luis Eduardo “El Nene” Acosta, mientras nos contaba la discografía del Pequeño Gigante del Vallenato, me hizo caer en cuenta que estaba más pequeña; debía tener cinco años cuando me aprendí Cariñito De Mi Vida, Adelante, Tu Ausencias, de Rafael Orozco; Cristina Isabel, Surgió Una Voz y Tres Canciones de Diomedes Diaz y no cumplía todavía los seis años cuando me aprendí Huella De Un Recuerdo y Llegaste A Mi, con todo y: “Yolima, amor mío de mi vida!!”, la canción que puso a Silvio en La palestra, haciéndolo parte de lo que Abel Medina en su disertación llamó el Nuevo Canto Vallenato; que es justamente, cuando se juntan nuevas voces (cantantes) con nuevas letras y melodías (compositores), que fueron dejando atrás el canto campesino, y dando paso al canto lirico. Nace la era del vallenato Clásico, en el que Silvio Brito y Rafael Orozco se convirtieron en los intérpretes naturales del romanticismo de Rosendo Romero, Octavio Daza, Fernando Meneses, Tomas Darío Gutiérrez, Gustavo Gutiérrez, Daniel Celedón, Roberto Calderón, entre otros que fueron emergiendo después. Las nuevas canciones, necesitaban más que una voz recia, una voz evolvente, acariciadora, embriagante de sentimientos. Silvio Brito sin duda alguna era entre ellas la llamada a perdurar a través del tiempo.
Los inicios musicales de Silvio Brito no fueron fáciles, el sabía que era heredero de una gran voz, pues su padre Silvio Brito, era cantante con una admirable y recia voz. Silvio quería abrirse espacio, pero hacerse escuchar no era tan fácil, además de ser un adolescente de catorce años su estatura no revelaba ni los diez, sin enbargo entró al conjunto musical Juventud Guajira como Corista y guacharaquero; pero Silvio quería ser cantante, quería subir a una tarima y que escucharán su voz, de manera que se hizo compositor, le hizo una canción a su padre llamada El Heredero, que grabaría años después. Con su primera canción se presentó en La Junta en el concurso de canciones del Festival del Fique y lo declararon Fuera de Concurso; “Pa no dale el premio” dijo el doctor Álvaro Ibarra, cuando nos contaba su biografía. Después, con la misma canción (cuando no era ilícito) se presentó en Fonseca en el Festival del Retorno y ahí sí le dieron el primer puesto de la canción inédita: “Yo se que no soy ese gran compositor… Yo comencé a hacer canciones para poderme subir a una tarima a cantar, pensando que de pronto ese era el camino para que me oyeran, porque de resto así de desconocido, no me iban a dar la oportunidad de subirme a una tarima”. Me contaba Silvio cuando le pregunté a cerca de su vocación como compositor. Y tenía razón, fue allí donde, Fredy Molina que era Jurado el día que se presentó en La Junta, se dio cuenta y dijo: “Ojo con ese pela’o, el no sólo es compositor, escuchen la voz que tiene”. Fredy Molina, fue el que empezó a advertir lo que prometía aquella hermosa voz.
Silvio insistió en hacer parte de una agrupación y se presentó a Los Caciques de La Guajira de Fonseca, con la suerte que con quien se entrevista es con el cantante, y claro, no le iba a ceder su lugar y le ofreció tocar el trombón. En busca de oportunidad se va a Bogotá con unos amigos y allí integra el conjunto de el Contralor de La República de ese entonces, Aníbal Martínez Zuleta, quien lo cobijó por unos tres años, tocaban todos los fines de semana en parrandas vallenatas en la capital. Silvio quiso aprovechar el tiempo y validar el bachillerato, para forjarse un camino profesional, pero los planes de Dios eran otros. Silvio vino a Fonseca a completar la documentación que necesitaba para empezar a validar. Los hermanos Meriño se acababan de separar de Elías Rosado y necesitaban un cantante urgente para grabar; se enteraron que Silvio estaba en Fonseca, lo buscaron, obviamente aceptó. Los Meriño, llaman a Codiscos para informar que tenían la voz: Silvio Brito; que lo podían escuchar en las grabaciones de un acompañamiento (ahora colaboración o featuring) que había hecho a José Torres; inmediatamente lo aprobaron y es así como Silvio Brito Medina, el hijo de La Duda, La Voz Clara del Vallenato inicia su exitosa carrera musical.
En 1976 lanzó su primer trabajo discográfico con el sello Codiscos, al lado de Los Hermanos Meriño, con Osmel en el acordeón; un Joven de 26 años, de baja estatura, tez negra y de complexión delgada; con una sencillez y humildad de corazón que conserva hasta el día de hoy, sin otras pretensiones que dar a conocer su talento al mundo, lo cual ha hecho sobradamente, consagrándose hasta la fecha, como uno de los iconos más representativos del vallenato tradicional y clásico, con un catálogo que registra éxitos de oro imperdibles en la antología de las más bellas canciones de nuestra música. Silvio no es el artista más famoso de la vallenatía, no obstante, Silvio, ha logrado mucho más que las grandes estrellas, ha logrado ser ejemplo de grandeza humana, para todas las generaciones y para buena fortuna, sus canciones siguen llegando a el corazón de esta generación, lo que nos genera un poco de esperanza, al pensar que esta y las generaciones venideras podrán ser impactadas por su vida fructífera, gracias a su legado musical. Tengo la ilusión de que Dios, así como se reservó una semilla de profetas, se ha reservado a Silvio cómo semilla de una nueva cosecha de grandes músicos que sean marcados por el poder de una vida ejemplar. Y mi ilusión no es fallida, ahí viene mi primo Jaider su hijo, digno representante de la dinastía Brito. Se que hoy gracias a La “renovación” de canciones como “Me Quito El Nombre” tan de Voga en estos últimos meses, Silvio seguirá influenciando a todo el que siga de cerca su vida.
Noralma Peralta Mendoza
Felicitaciones nora por lograr que en las mañanas de los domingos, nos pongas a leer tus hermosos escritos un abrazo grande para ti, éxitos feliz día
Varios kilates pesados en el ambito musical con una exquisita voz llena de armonia y talento que reinará por siempre en el folclore vallenato.
Bonita y ejemplar crónica mi Seño! Silvio Brito es el fiel reflejo de la lucha por conseguir lo que se quiere, incansable y luchador, absorto del chisme, y todos aquellos escándalos que han rodeado siempre a los artistas. Podríamos decir que el maestro Silvio, sólo ha hecho escándalos con su potente voz para poner a bailar y a cantar a los amantes de la buena música vallenata. En la lucha por conseguir lo que se quiere está el éxito en la vida, en el saber levantarse, en el saber para dónde vamos, puntos fundamentales para alcanzar el verdadero y anhelado éxito! La constancia es el factor determinante de lo que queremos ser en el mundo, y eso le ha sobrado al cantor de la voz más clara del vallenato!! Gracias por su excelente crónica mi Seño!!
Mi exquisita columna dominguera; la quiero mi socia.
Crónica que nos llena de esperanza a los que con la música de Silvio crecimos nos enamoramos y dedicamos
Gracias mi hermana la semilla está sembrada Gracias a Dios
Muy bien escrita, amena y divertida. Me transportó en el tiempo en un realismo mágico.
Gracias, felicitaciones!!!
Como siempre una crónica motivadora, realista y con tu sello inconfundible… basada en bellas experiencias que en su momento fueron el presente de quienes lucharon por sus sueños… Yo también disfrute la música de silvio, se de sus luchas, hasta una canción la grabo a papá…. Mi admiración por todo… Si no eres la mejor cronista de la región, me quito el nombre ☝️
De verdad no tenía conocimiento que existiera una mujer con tan grande vocación por nuestro hermoso flolclore vellenato,como Nora, gracias por tu sapienza en en el canto vallenato,me quito el sombrero ante gran eminencia
Excelente crónica. Soy una ferviente admiradora de, ” Silvio Brito ” Todas sus canciones son poemas que él exalta con su grandiosa voz.
Cada festival de la leyenda vallenata viajamos desde Bogotá a Valledupar, con la esperanza de encontrar un concierto o presentación dónde podamos escucharlo en vivo.
También nos parece increíble que no haya sido postulado para ser el homenajeado del Festival. Un homenaje más que merecido no solo por ser un gran artista sino una gran persona, que no se ha dejado contaminar por el éxito.
Magda. C. R.