¿ESTÁ TU CORAZÓN LEJOS DE DIOS?

Hebreos Capitulo 3

Por eso el Espíritu Santo dice: «Cuando oigan hoy su voz, no endurezcan el corazón como lo hicieron los israelitas cuando se rebelaron, aquel día que me pusieron a prueba en el desierto. Allí sus antepasados me tentaron y pusieron a prueba mi paciencia a pesar de haber visto mis milagros durante cuarenta años. Por eso, estuve enojado con ellos y dije: “Su corazón siempre se aleja de mí. Rehúsan hacer lo que les digo”. Así que en mi enojo juré: “Ellos nunca entrarán en mi lugar de descanso”». Hebreos 3:7-11 NTV

La biblia está llena de relatos que muestran que el pueblo de Israel se alejó y rebeló contra Dios en innumerables ocasiones y pudiéramos pensar, pero ¿cómo un pueblo que lo tenía todo seguro en Dios podía una y otra vez defraudarlo?… y lo cierto es, que como ellos a nosotros también nos es más fácil alejarnos de Dios, que permanecer cerca de Él. Si pensamos en razones para distanciarnos de Dios, podríamos encontrar muchas. Algunas veces de manera consciente otras inconscientemente, dejamos de comunicarnos y creerle a Dios. Al respecto, cabe mencionar algunas de ellas, quizás no son todas pueden existir más motivos.

  1. El pecado. Isaías 59:2Son sus pecados los que los han separado de Dios. A causa de esos pecados, él se alejó y ya no los escuchará”. El pecado desfigura y obstruye nuestra visión de Dios, poniendo una barrera entre Él y nosotros. Nuestras faltas nos hacen sentir culpables, miserables, no merecedores de la gracia y de entrar en la presencia de Dios. Pero, si permanecemos en la culpa, eso se puede convertir en un punto sin retorno, por qué es más probable acostumbrarnos a seguir pecando y que nuestra consciencia y corazón queden cauterizados, a volver a los brazos del padre.

Por ello, diariamente es necesario abrazar esta verdad: Dios envió a su hijo Jesucristo, para morir en nuestro lugar (Juan 3:16). El pagó el precio por nuestro pecado y ahora podemos tener una relación con Dios, recibir su perdón y al estar cerca de Él es lo que hará que aborrezcamos hacer lo malo y amemos lo que El ama.

  1. Fe emocional. Cuando la fe no está cimentada sobre bases sólidas y tiene raíces poco profundas, se puede llegar a ser presa fácil de las decepciones. Si las emociones y sentimientos son los que mueven nuestras convicciones y esperanza, entonces andaremos en desesperación. ¿Qué hacer al respecto? Dice la Biblia en 1 Samuel 30:3-4, 6“Cuando David y sus hombres llegaron, encontraron que la ciudad había sido quemada, y que sus esposas, hijos e hijas habían sido llevados cautivos. David y los que estaban con él se pusieron a llorar y a gritar hasta quedarse sin fuerzas…  David se alarmó, pues la tropa hablaba de apedrearlo; y es que todos se sentían amargados por la pérdida de sus hijos e hijas. Pero cobró ánimo y puso su confianza en el Señor su Dios.

Por un instante, muchos sentimientos y emociones afloraron en David, tal vez enojo, frustración, preocupación, angustia, temor, tristeza, etc. Las emociones estuvieron presentes en un momento de adversidad, pero él pudo reaccionar oportunamente y entonces también afloró su fe en Dios. La intención de Dios no es que seamos personas sin sentimientos o emociones, ya que ellas nos fueron dadas con un propósito; lo que si es preciso es comprender que las ellas no deben definir ni influenciar nuestra fe, porque la fe no es una emoción, sino la decisión de creerle a Dios, a su palabra y en su obra de amor en la cruz por nosotros. Esta definitivamente es una decisión que debemos tomar todos los días y brota de una relación íntima y permanente con Dios. Entonces, como resultado a la menor duda o con la primera prueba que se nos presente, no elegiremos estar lejos de Dios.

  1. La duda. Santiago 1:6 “Pero debe pedirle a Dios con fe, sin dudar nada. El que duda es como una ola del mar que el viento se lleva de un lado a otro”. Cuando tenemos poco o ningún conocimiento de la palabra de Dios, basta con que venga cualquier persona con un argumento bien estructurado para hacernos titubear y llenarnos de ideas que minan la fe.  Dudar es carecer de confianza o considerar que algo es improbable. El libro de Génesis en el capítulo 3, vemos como la duda fue incrustada por satanás cuando tentó a Eva, en ese momento Dios había dado una orden clara y había detallado las consecuencias de desobedecerla, aun así, Eva vaciló respecto de lo que Dios había dicho.

Por otra parte, si bien, la duda es un instrumento de Satanás para hacernos perder la confianza en la palabra de Dios y que desestimemos su juicio, no toda la culpa se la podemos endilgar a él, dado que en muchos casos somos completamente responsables de nuestras propias dudas. En el libro de Lucas en el capítulo 1:11-17 dice que el ángel del Señor visitó a Zacarías y le dijo que tendría un hijo, pero en el verso 18 dice ¿Cómo podré estar seguro de esto?Preguntó Zacarías al ángel—. Ya soy anciano y mi esposa también es de edad avanzada. Zacarías dudó del poder de Dios para vencer los obstáculos naturales como su vejez.  Cada vez que le damos lugar a la razón respecto a algo que Dios nos ha hablado, o al propósito de Dios para nuestra vida, esta apaga nuestra fe y el resultado es la duda y por muy lógicos que creamos que son nuestros razonamientos, Dios ha hecho insensata nuestra propia sabiduría, 1 Corintios 1:20 ¿En qué queda el filósofo? ¿Cómo queda el experto en la Escritura? ¿Dónde está el intelectual que discute sobre asuntos de este mundo? Dios ha convertido en tontería la sabiduría de este mundo.

Por esto, conocer, estudiar, meditar, vivir en la palabra de Dios es lo que nos sostendrá y nos dará la convicción necesaria para echar fuera toda idea contraria a lo que Dios nos ha dicho.  Ahora bien, todos en algún momento podemos llegar a dudar, pero que está duda nos lleve a escudriñar la palabra y buscar respuesta en Dios y no a alejarnos de Él.

  1. Las aflicciones. Nadie dijo que la vida sería fácil, de hecho, la biblia advierte que estará llena de aflicciones y el hecho de creer en Dios no evitará que nos sobrevengan y es justo cuando las batallas de la vida parecen no tener solución alguna, cuando aumentan las probabilidades de enojarnos con Dios y tomar distancia de Él, por qué no vemos su respuesta e intervención en el momento que necesitamos. Al respecto, la palabra de Dios nos da aliento, nos sustenta para hacer frente a la adversidad y fortalece nuestra expectativa en que Dios va a obrar a nuestro favor como lo dice en el libro de los Salmos 34:19 Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.

 

Es inevitable pasar por momentos de angustia, pero en esos tiempos es importante reconocer que en Dios aun el dolor tiene propósito y no durará para siempre. Salmo 30:5Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría.” El no dejará para siempre caído al justo dice su palabra y aunque no entendemos por qué debemos transitar por la adversidad, no estamos solos en ella, tenemos un Dios Fiel, que no se olvida de nosotros, nunca llega tarde, no nos va a fallar.  Podemos tener la certeza que el fuego de la prueba no ha venido para devastarnos, sino para depurar y hacer crecer nuestra fe, así como el oro es purificado por el fuego.

  1. Las distracciones. Estas con frecuencia se nos presentan en forma de personas, cosas, lugares, metas, problemas y hasta aparentes bendiciones. No siempre resulta sencillo identificar eso que nos está distrae, por ello debemos estar alertas, enfocados en la meta y asegurarnos de estar haciendo la voluntad de Dios. Dado que, cuando perdemos de vista el propósito de Dios en nuestra vida, esto también nos impide acceder a la revelación y a su poder sobrenatural, lo que a su vez evita que estemos preparados espiritualmente como buen soldado del reino. 2 Timoteo 2:4 Ningún soldado pierde su tiempo pensando en asuntos de la vida civil, porque lo único que le preocupa es agradar a su capitán.

En definitiva, el afán por satisfacer nuestros deseos, voluntad y necesidades, nos hacen olvidar que lo único que necesitamos es la presencia de Dios, hacer su voluntad y que su reino se establezca en nuestra vida, todo lo demás será añadido. “El Señor le dijo: —Mi apreciada Marta, ¡estás preocupada y tan inquieta con todos los detalles! Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará”. Lucas 10:41-42.  La mejor parte ya la tenemos.

  1. Cambios en nuestro estilo de vida. Hay momentos en que los cambios en nuestra cotidianidad pueden como consecuencia hacer que dejemos a Dios de lado. Por ejemplo, un nuevo empleo, cambios de residencia a otra ciudad o país, una nueva pareja, etc. Podríamos mencionar muchos casos más; y no es que los cambios estén mal, de hecho, hay épocas en los que la vida misma nos empuja a realizarlos.

Pero puede suceder que mientras nos adaptamos a nuevas realidades, sin darnos cuenta se enfríe nuestra relación con Dios y la lejanía se convierta en algo permanente. Pero cuando incluimos a Dios, en los cambios que por decisión propia o por eventualidades de la vida, esto nos hará crecer y caminar sobre sendas seguras porque será el mismo Dios quien nos guie a través de ellas, como dicen en Proverbios 4:25-26 Mira siempre hacia adelante, fija tu mirada en lo que está frente a ti.  Fíjate bien dónde pones los pies y todos tus caminos serán seguros.

  1. El orgullo y la arrogancia. La biblia enseña que cuando Salomón llegó al trono de Israel se humilló ante Dios y reconoció su incapacidad de gobernar 1 Reyes 3:7-9, por lo que le pidió sabiduría para hacerlo y Dios le concedió no solo eso, sino riqueza y paz. Pero Dios le hizo una advertencia 1 Reyes 9:6-7» Sin embargo, si tú o tus descendientes me abandonan y desobedecen los mandatos y los decretos que les he dado, y sirven y rinden culto a otros dioses, entonces desarraigaré a Israel de la tierra que le he dado. Rechazaré este templo que hice santo para honrar mi nombre. Haré que Israel sea objeto de burla y de ridículo entre las naciones.

 

Lo que sucedió después, fue que Salomón tomó para sí no una, sino MUCHAS esposas extranjeras y permitió que construyeran altares para adorar a otros dioses. 1 Reyes 11:1-3 Salomón se enamoró de esas mujeres.  Él tuvo 700 esposas, hijas de otros jefes de estado, y 300 concubinas. Ellas lo alejaron de Dios. 

A veces las bendiciones que recibimos de parte de Dios se convierten en un arma de doble filo, porque se nos hincha el corazón de orgullo como sucedió con Salomón. Olvidamos quien nos concedió los dones, la casa, el empleo, la familia y poco a poco comenzamos a envanecer, creer que logramos las cosas por nuestros propios medios, nos olvidamos de Dios y buscamos nuestra propia satisfacción.


  1. La desesperanza. Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría. (Eclesiastés 2:20).


“La desesperanza es el sentimiento de no encontrar alternativas de solución ante una determinada situación o de no tener expectativas de futuro y que frecuentemente se acompaña de la ausencia de un sentimiento de trascendencia, siendo el estado de ánimo que priva previo a la tentativa o al acto suicida.”

Es posible atravesar situaciones que nos dejan completamente agobiados y sin fuerzas, sentirnos literalmente como el suelo seco y agrietado de un desierto. El problema está en que esa desesperanza se trasforme en un modo de vida, que nos ahoga en un montón de pensamientos y sentimientos negativos. Es peligroso, abrazar este sentimiento, porque puede llegar a nublar nuestra mente, llevarnos a la depresión e incluso quitarnos las ganas de vivir. Este efecto, nos paraliza, nos hace mirar el futuro de manera lastimera, nos llena de ansiedad, preocupación y nos impide recibir todo lo que Dios ha dispuesto para nosotros.

La buena noticia es, que no hay ninguna persona, situación o suceso de la vida, que pueda separarnos de la esperanza que Dios tiene para los que le creen, para quienes Él ha reservado un futuro esplendoroso, tanto en la tierra como en la eternidad. Proverbios 23:18 Cuentas con una esperanza futura, la cual no será destruida.

Es preciso tener muy presente todo lo anterior, porque en estos tiempos es muy fácil alejarse de Dios y huir de su abrigo. El apóstol Pablo advertía en Gálatas 5:7 “Ustedes estaban corriendo bien. ¿Quién los estorbó para que dejaran de obedecer a la verdad? “Esto quiere decir, que hay momentos en los que podemos creer que estamos corriendo bien la carrera de la vida y no ser así, recordemos que tenemos un competidor que no quiere que lleguemos a la meta y que hará de todo para que abandonemos a la mitad del camino. Por eso necesitamos examinar si hemos caído en algún comportamiento que ponga en peligro nuestro caminar diario con Dios, son cosas muy sutiles y por ello no las notamos, pero el Espíritu Santo si las conoce y él es quien nos guía a toda verdad, por ello estemos alertas por que en los últimos tiempos dice la biblia el amor de muchos se enfriará a causa de la maldad de los hombres, que esto no suceda en nosotros.

Vicky Pinedo 

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