En esta ocasión, la pluma dorada plasma su tinta fina y espesa en un hijo de la tierra, donde es costumbre entregar el corazón, donde la poesía, el arte, la creatividad es un hobby y el emprender una necesidad, como es, el caso del protagonista de esta pluma, el emprendedor Ezequiel Enrique Guerra Montaño quien nació un 21 de septiembre de 1971 en esta tierra donde componer es una costumbre, hijo Moisés Enrique Guerra Maestre (q.e.p.d.) y la modista Edith María Montaño Zapata, viví en su tierra hasta los 19 años, de ahí emprendió camino hacia Barranquilla, donde conoció a su esposa (q.e.p.d.) con la que tuve tres niñas y un niño, se desempeñaba como buen Sanjuanero, como Soldador de profesión y mecánico de maquinaria pesada, laboro en varias empresas, hasta que llego a ser supervisor de mantenimiento de equipos mineros.
La vida le ha colocado varias pruebas, de las que como buen ser humano y valiente pudo afrontar con templanza, la muerte de su padre, la enfermedad de su hermano, la de su amada esposa, la responsabilidad de sus hijos, todo esto, más su empleo, no fue fácil esos momento para Ezequiel, poder dividirse, pero lo fue haciendo, por el amor a sus seres amados, lamentablemente para él, su esposa murió del cáncer que padecía, este golpe fue duro, su compañera de años lo abandonaba, dejándole responsabilidad de terminar de criar sus cuatro hijos, debía seguir en la tarea de ser un ejemplar padre, promesa que sello con su difunta esposa, en plena pandemia al sufrir dichas pérdidas, padre, su esposa y ahora también su trabajo, todo se tornaba en contra.
Triste, viudo, con cuatro hijos y sin trabajo, nos cuenta, que su fuerza fue la mirada de sus hijos, quienes eran su esperanza, lo que le dio más fuerza para seguir dando la batalla, por lo que decidió emprender y desarrollar su arte en su pueblo natal, regreso a su tierra, donde inicio a darle vida a su arte, desde el emprendimiento, ya que antes no lo podía hacer, ya que su tiempo fue absorbido en la atención a su hermano, a su esposa, su trabajo e hijos, ahora el mismo tiempo le estaba dando el espacio y el momento adecuado para realizar su verdadera arte, es así, como empieza a emprender y a crear su propio empresa, en la que empezó inspirado en su esposa, a trabajar la madera y en honor a su memoria de su difunta esposa, la llamo MERA MADERA, no cabe duda que este emprendimiento fue una escapatoria para Ezequiel, ya que ahí centraba su tristeza y dolor, imaginándose la risa y palabras de su mera, por otra parte dándole vida, aquellas maderas que ya no tenía ninguna función, las tallaba y hacia reloj de pared, mesas, todo aquello que alegrase y embelleciese los hogares, así como cariñosamente le decían a su esposa Mera, agregaba nuestro hogar.
Ahí está en su negocio esperando en Dios que mi proyecto y emprendimiento sea productivo, sueña que su trabajo llegue a ustedes y que sepan que él también apoyo la conservación del medio ambiente seleccionando y dando un reaprovechamiento a esas piezas de madera que están tiradas en el campo y se van a degradar o convertir en leña reutilizándolas y dándole un segundo uso.
Ente sus productos, que no le cabe duda a esta pluma son hermosas, con estética, profesionales, se puede encontrar Relojes de pared, Mesas de centro, Lámparas, Porta celulares, Espejos, Atril para la biblia, Mesas y sillas rústicas, todo lo relacionado con lo artesanías en madera , quien está ubicado en San Juan del cesar guajira Carrera 10 # 4SUR – 50 , su Cel: 3106472105, su Instagram Mera Madera, escuchar su historia, escribirla, me lleva a pensar que cuantos artistas andan con sus historias perdidas entre nosotros mismos, se observa el arte, pero no al artistas, es importante preguntar, ¿Qué hay detrás de ese bello producto? Un cumulo de sufrimiento, de pesares, de dolor, de enfermedades, de muerte, de tristeza, lo que se conjuga en la manifestación más bella de existir así conjuga el protagonista de esta pluma en está ocasión, Ezequiel Enrique Guerra Montaño.
Delia Rosa Bolaño Ipuana