La reciente ola de homicidios en Riohacha ha generado una profunda preocupación en la ciudadanía. Ante este panorama, es necesario realizar un análisis detallado de las causas subyacentes y proponer estrategias efectivas para abordar esta problemática de manera integral.
Las cifras hablan por sí solas: con 23 homicidios por cada 100,000 habitantes en el año 2022, Riohacha en lo que va corrido del 2024 ya presenta 15 homicidios supera significativamente la media nacional y se sitúa en una posición alarmante en comparación con ciudades como Bogotá y Medellín. Además, otros indicadores como las lesiones personales, el hurto a comercios y personas, y la violencia intrafamiliar reflejan una situación preocupante que demanda una acción inmediata y coordinada por parte de las autoridades y la comunidad en general.
¿Cuáles son las causas de esta crisis de seguridad? En primer lugar, la ausencia de valores y la tolerancia al delito han contribuido a la normalización de conductas violentas en la sociedad. La falta de oportunidades económicas y educativas, así como la presencia de organizaciones delictivas, agravan aún más la situación. Es evidente que enfrentar esta problemática requiere un enfoque integral que aborde tanto las causas estructurales como las manifestaciones más visibles del problema.
El ofrecimiento del alcalde Genaro Redondo Choles de hasta 10 millones de pesos por información es un paso en la dirección acostumbrada para movilizar a la comunidad contra la violencia. Sin embargo, como ciudadanos comprometidos con el bienestar de Riohacha, creemos que se pueden considerar estrategias adicionales para abordar este desafío.
El aumento del pie de fuerza policial y los patrullajes intensivos son medidas necesarias, pero también es crucial abordar las raíces del problema. Proponemos que la administración municipal, junto con las fuerzas de seguridad, desarrolle programas integrales de prevención del delito, involucrando a la comunidad en la identificación y solución de los problemas locales. La colaboración con organizaciones civiles, líderes comunitarios y jóvenes puede ser clave para implementar iniciativas que generen oportunidades y desincentiven la participación en actividades delictivas.
La estrategia de “garrote y zanahoria” puede ser un enfoque efectivo para combatir la delincuencia. Por un lado, se deben fortalecer las instituciones de seguridad y mejorar las condiciones de trabajo de los cuerpos policiales.
Adicionalmente, sugerimos que los 10 millones ofrecidos como recompensa se destinen a proyectos de convivencia y empoderamiento comunitario. Invertir en iniciativas que fortalezcan el tejido social roto de Riohacha puede ser más efectivo a largo plazo. Estos proyectos podrían incluir programas educativos, culturales y deportivos que fomenten la cohesión comunitaria y empoderen a los ciudadanos para construir un entorno más seguro.
Asimismo, la transparencia en la comunicación y la participación activa de los ciudadanos en el diseño de estrategias son elementos cruciales para construir la confianza y la colaboración necesarias para abordar los desafíos de seguridad. Invitamos a la alcaldía a promover un diálogo abierto con la comunidad, escuchando sus preocupaciones y brindando información clara sobre las acciones tomadas para mejorar la seguridad ciudadana.
La seguridad en Riohacha es un desafío complejo que requiere un enfoque integral y colaborativo por parte de todos los actores involucrados. Es hora de pasar de las palabras a la acción y a la entrega de resultados que clama la ciudad. Instamos al alcalde Genaro Redondo Choles y a su equipo a considerar estas sugerencias como complemento a las medidas actuales, con la esperanza de que juntos construyamos un entorno más seguro y pacífico para todos los habitantes de Riohacha.
Juana Cordero Moscote