El último entrenamiento antes del viaje fue distinto. El sol de Riohacha caía sin piedad sobre la pista, pero nadie parecía sentirlo. Los niños corrían como si ya estuvieran en Bucaramanga, como si cada zancada fuera una promesa. Vi a Tahis y a Talhara mis hijas en la línea de salida, con esa mezcla de nervios y determinación que solo tienen los atletas que saben que representarán no solo a un club, sino a toda una tierra.
Este año el destino es especial: el Festival Nacional Infantil de Atletismo “Hormiguitas Jorge Enrique Mantilla Ceballos”, un evento que nació hace más de dos décadas en Santander para abrirle espacio a los más pequeños, esos que todavía corren con la inocencia en la mirada, pero con el espíritu de grandes campeones. Lo que empezó como una reunión modesta de clubes locales creció hasta convertirse en una cita deportiva de referencia a nivel nacional e incluso internacional, reconocida por su capacidad de descubrir talentos y formar ciudadanos a través del deporte.
En sus pistas han corrido figuras que hoy brillan en selecciones nacionales e incluso han representado a Colombia en Juegos Panamericanos y campeonatos mundiales, como la velocista Natalia Linares, el mediofondista Jeisson Suárez y varios integrantes de la élite atlética nacional que alguna vez fueron “hormiguitas” soñando con sus primeras medallas. El festival no es solo un semillero de medallistas: es una escuela de disciplina, resiliencia y trabajo en equipo, valores que trascienden el podio. Para La Guajira, estar presente aquí no es un simple viaje, es afirmar que sus niños tienen un lugar legítimo en el futuro deportivo de Colombia y que la pista es también un camino hacia la transformación social.
El atletismo en La Guajira es mucho más que deporte. Es una escuela de disciplina, autoestima y trabajo en equipo. Es la alternativa que muchos niños tienen para no dejarse arrastrar por la pobreza, la violencia o la desesperanza. En municipios como Riohacha, Uribia o Maicao, correr no es solo un ejercicio físico: es un acto de resistencia y un camino hacia el futuro.
Este viaje no sería posible sin la unión de esfuerzos de entidades como la Gobernación de La Guajira, Instituto departamental de deporte de La Guajira, La liga de atletismo de La Guajira y la Universidad de La Guajira que asignaron un bus y alimentación para toda la delegación de los niños durante el trayecto y el evento. Son gestos que demuestran que cuando las instituciones creen en el deporte infantil, el impacto trasciende el medallero.
En cada niño que viaja hay una historia de sacrificios. Padres y madres que madrugan para llevarlos a entrenar, que venden rifas, que ajustan gastos para comprarles los tenis adecuados. Entrenadores que forman no solo atletas, sino seres humanos resilientes. Samuel, que aprendió a correr antes que a montar bicicleta. Tahis, que entrena con la misma pasión con la que canta y baila. Talhara, siempre serena, que combina la pista con sus estudios ejemplares. Yujarles, veloz como el viento con tan sólo 6 años. Said, pequeño pero con la zancada de un grande. Thiago, cuya disciplina lo hace llegar antes que todos a la pista. Dilan, que encontró en el atletismo una familia y un propósito. Mariana, que no deja que nada apague su sonrisa, ni los días más duros. Yuleidis, incansable, que entrena incluso cuando el sol quema. Eileen, ejemplo de constancia y alegría en cada entrenamiento. Aysha, de mirada decidida, que sueña con ser campeona nacional. Gabriela, tenista y atleta que inspira a las niñas de su colegio a correr como ella. Joan, que corre con la fuerza de quien sabe que representa a muchos. Mateo, de espíritu competitivo, siempre empujando sus propios límites. Lucas, que nunca se rinde, aunque el cansancio le diga lo contrario. Kleyver, veloz y creativo, que sueña con combinar el atletismo y fútbol. Cristal, que corre como si cada meta fuera la puerta hacia un futuro mejor.
Mientras veía a la delegación alinear sus zapatillas en la pista, pensé en algo que repito siempre: invertir en deporte es invertir en tejido social. No hay política pública más efectiva contra la exclusión que abrirle a un niño la posibilidad de creer en sí mismo.
Cuando Tahis y Talhara corran en Bucaramanga, lo harán con el corazón de todas las familias que creen que La Guajira puede transformarse. Porque en cada zancada hay más futuro que en cualquier discurso.
Y cuando vuelvan, no traerán solo medallas. Traerán algo más valioso: la certeza de que La Guajira, unida, puede llegar tan lejos como quiera.
Juana Cordero Moscote
Este es el resultado de que cuando las cosas se hacen bien,da frutos,cuando hay buena cosecha se recogen excelentes productos!! Vamos por más mis niños y niñas..!! Bendiciones 🙏🏾
Ya son ganadores👏👏👏👏👏
Cada zancada de ellos es el combustible para seguir impulsandoles.
Juana Cordero, gracias por tan bonito homenaje a nuestros niños y niñas.
Gracias a todos los que luchan día a divy se entregan para representar un departamento, nos sentimos muy orgullosos
Ya son ganadores👏👏👏👏👏
Cada zancada de ellos es el combustible para seguir impulsandoles.
Juana Cordero, gracias por tan bonito homenaje a nuestros niños y niñas.
Son unos campeones … Me encanta verlos jugar y competir con tanta pasión y energía . Gracias a la dedicación y esfuerzo en el deporte son inspiradores. ¡Siguan adelante y no se rindan nunca!»