¿PARA ELLOS QUÉ PIDO? JUSTICIA, HONRA, ACTOS DE PERDÓN

“…Las inversiones a la educación…”

No hay un rincón del mundo donde los discursos orales y escritos expongan la necesidad de una educación; y esta de calidad. Sin embargo, cuando se necesita tocar el bolsillo para acercar al sistema a tales utopías, no tiembla la lengua para convertir las deudas en excusas y crear con ellas el máximo argumento donde la gran conclusión es clara: “¡no hay plata!”.  Pero, que llegue una carta bajo cualquier puerta donde el asunto sea “festival, bebedera, bailadera, folclor, festividad y placeres”, ¡ocurren milagros!  y sale tanto dinero que hasta los ciegos saben dónde poner la firma para apoyar la cultura, el arte y la vagabundina.

Puedo ser un ignorante de las inversiones a la educación, pero no un ciego, el cual, no se da cuenta de que el bienestar y el derecho a una educación de calidad, innovadora e integral es más un pago de favores políticos que un compromiso social.

 

“…El indígena valora sus sueños este despierto o dormido…”

Hoy pido se coloque la mirada en los niños, niñas y jóvenes de las escuelas de la zona rural, es justo y necesario que los lideres sociales, políticos, empresario o la gente de buena voluntad reconozca, valore y “recompense” los muchos esfuerzos en pro de la dignidad, la autorealización y determinación de quieren se educan bajo árboles, cerca de los ríos, sentados en troncos de árboles frescos o podridos, en la arena, en llantas, también, rodeados de caprinos, ovinos, ganado, perros, gatos y gallinas. Ellos no solo han aprendido a escribir, leer y expresarse en una segunda lengua (español), a su vez, se les ha incorporado el autoreconocerse valientes, resilientes, y grandes, por día a día superar las barreras para llegar a su recinto educativo, por ejemplo: despertarse a las 3:00 a.m., caminar entre 2 y 3 horas en medio del desierto o deslizados por el barro en tiempos de lluvia, pero con la mayor agilidad y esperanza de poder llegar a la jornada académica puntuales. A ellos en ocasiones les toca decidir ir sin calzado, con hambre, frio o calor a la escuela; lejos de sus mentes, tales realidades se dimensionan como una oportunidad para agotar las ganas de aprender. Porque, el indígena valora sus sueños este despierto o dormido.

 

“…niños, niñas y adolescentes de la escuela del resguardo indígena Villa…”

El resguardo indígena Wayuu que lleva por nombre Villa, se encuentra geográficamente ubicado hacia la vía Riohacha-Maicao. El primer acceso será por la carretera de Aujero, y después de haber llegado a Cucurumana, se recorren 5 kilómetros para poder llegar a Villa. El recorrido por el terreno variante, transportándose en moto o carro tipo camioneta puede durar entre 30 y 45 minutos; es el tiempo medido desde la vía de acceso hasta el lugar de destino. La Autoridad tradicional del Pueblo Wayuu en esta zona es Daniela Bermudez, quien desde hace 3 años ha venido levantando un claustro educativo para los niños, niñas y adolescentes que crecen, son y serán el relevo generacional del territorio ancestral. Para este año (2025) se ha atendido a 200 niños, niñas y adolescentes, los cuales, están siendo formados en los niveles académicos de prejardín, jardín, preescolar, 1°, 2°, 3°, 4° y 5°. Las edades promedio de los niños, niñas y adolescentes de la escuela del resguardo indígena Villa están entre los 3 hasta los 17 años.

Mientras que en cualquier entorno social es casi natural ver a niños, niñas y adolescentes en ocasiones pelearse cuando se juega, por un juguete o por incomprensiones aparecidas o de imaginadas situaciones, resulta que, en la escuela, he presenciado peleas por una cartilla Nacho. Sí, simplemente, porque alguno quería leer o escribir el contenido de esta y otro no se lo compartió. Estos materiales didácticos son un completo atractivo y goce, debido a la ausencia en la escuela de biblioteca o libros, a pesar de, si abunda el interés y compromiso de los docentes para educar, y el deseo en cada estudiante de aprender.

Entre tanta necesidad, abandono y miseria, hay que hacer hincapié en la creatividad, el esfuerzo y la esperanza de los adultos para ocultar el egoísmo, las injusticias y malas administraciones del sistema educativo, el cual, se muestra imposible de desterrar en el municipio de Riohacha, el departamento de La Guajira y la nación colombiana.

En la administración se ha agotado la esperanza, miles de veces se ha tocado la misma puerta, e infortunadamente la necesidad no tiene madriguera. Pero, el deseo de éxito, bienestar, mirada esperanzadora, anhelos de superación, hambre de desarrollo, crecimiento, empoderamiento y el ejercicio de hacer caminos de bien, no detiene a ningún soñador. Por eso, hoy me apropio personalmente, sin interés personal y por ética profesional, al deseo de hacer el bien y de ver a otros bien.

 

“… ¿qué pueden ofrecerles a 200 estudiantes? …”

¿Para ellos (Villa) qué pido? Justicia, honra, actos de perdón. Ahora, usted, como líder, corazón soñador, persona de entrañas generosas, alma buena y atenta, ¿qué dispone para darles a todas estas criaturas y reparar el abandono social, motiva al éxito, al proceso educativo y a la no deserción escolar? De lo que hay entre sus bodegas, cuarto de “checheres”, con sus amigos o conocidos, ¿qué pueden ofrecerles a 200 estudiantes para causales felicidad y esperanza? Pues, decía el Papa Francisco que “nadie no puede ser tan pobre que no tenga nada para dar”, aunque sea una sonrisa, porque nada deja de ser recompensado (Mt 25,40).

Vamos caminando hacia el final del año escolar, se sienten las brisas frías de las largas vacaciones, y se acrecienta cada segundo el deseo de imaginarnos a cada pequeño en una clausura del año escolar con un detalle que les recuerdes el valor de sus esfuerzos, les motive a retornar a la escuela el próximo, a su vez, que ese presente entre sus manos le desarrolle nuevas habilidades, destrezas, cualidades, virtudes y sueños. Y tú, ¿te animas a despedir el año escolar de los comentados niños, dando motivación, esperanza y alegría?

Nunca es tarde, todo llega en el momento oportuno. Solo cree que si das grandes cosas hacen mucho bien, pero si quieren dar muy poco, pero con mucho amor, el mundo quedó resuelto. Lo dijo Madre Teresa de Calcuta, “a veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”.

 

Yair Yohaid De la Peña Barliza

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