ALINEACION IDEOLOGICA Y/O PRAGMATISMO POLITICO

Colombia por intermedio de los mas conspicuos militantes del partido de gobierno,  inclusive con la injerencia del actual embajador en Washington, y obviamente con la aquiescencia y la intervención activa y sin tapujos del Jefe ha decidido romper una tradición secular con respecto a la perspectiva con que localmente se observaban las elecciones en los Estados Unidos. El signo ideológico del gobernante aquí y de los candidatos allá, fue indiferente en el pasado. En esta ocasión, por primera vez y acudiendo a un comportamiento inédito, indistintamente y de acuerdo con las posibilidades de cada uno de los miembros del Centro Democrático han optado por tomar partido descaradamente por el actual mandatario estadounidense en las elecciones previstas para este martes 3 de noviembre. Un formidable riesgo, un salto al vacío, una ruleta rusa que indefectiblemente se reflejará en menoscabo de la tradicional y estrecha relación bipartidista en materia de cooperación, apoyo en temas económicos, militares y tecnológicos con la mayor potencia del mundo. En teoría, el gobierno afirma neutralidad en el asunto, pero los gringos saben tanto o más que nosotros quien gobierna realmente, y ese, está participando sin ambages, apoyando abiertamente a María Elvira Salazar hija de padres cubanos, candidata republicana a la Cámara de Representantes por el Distrito 27 de Miami Dade, Estado de la Florida. El mismo condado donde se bautizó una calle con el nombre del expresidente.

Se podría suponer que la insólita injerencia del Centro Democrático en el proceso electoral estadunidense estaría motivada y justificada por la empatía ideológica con el extravagante Trump,  su temperamento y sus peripecias encajan perfectamente con el modus operandi del partido de gobierno y con el del actual mandatario colombiano que por supuesto está dirigido, orientado y dictaminado por el que sabemos. Pero en el trasfondo del asunto subyacen factores que pasan desapercibidos para la opinión pública. La cuestión es menos inocente de lo aparente, más allá de coincidencias ideológicas y temperamentales entre quienes gobiernan aquí y el estrambótico y peligrosos personaje del peluquín amarillo, rondan otras cuestiones sustanciales y pragmáticas que, encajan con la renuencia del gobierno Duque en temas como: cuestiones ambientales, cambio climático, el candidato demócrata en un defensor acérrimo, el gobierno colombiano se desenvuelve entre la rubia y la morena en lo relacionado con las energías renovables y los combustibles fósiles, Biden es un militante de la causa de las energías limpias. En el respeto por los derechos laborales y los derechos humanos, en cuestiones relacionadas con la corrupción y en el caso particular del proceso de paz, la posición de Biden es más exigente y comprometida, en cambio, el energúmeno “peliamarillo” además de inconsistente e incoherente, ladra más de lo que muerde. Como vicepresidente de Obama, Biden le dio un espaldarazo a lo acordado con las FARC,  es archiconocida la ambigüedad y la reticencia de Duque, del Jefe y su partido con el Acuerdo.

Se está quebrantando una tradición bipartidista y de neutralidad en favor de la intromisión en los procesos políticos de la mayor potencia del mundo, irresponsablemente y olvidándose de la sabia expresión anglosajona de “no poner todos los huevos en una misma cesta”, están actuando en sintonía con intereses grupistas, poniendo en riesgo el futuro de las relaciones con Estados Unidos. No se está aquilatando el interés nacional, el sesgo y la intencionalidad acarrearan enormes costos advertidos por expertos en relaciones internacionales. Otra pifia más del actual gobierno, del Jefe y de sus prosélitos obsecuentes que atolondradamente como lo hicieron unos congresistas del Centro Democrático estimulan e incentivan a colombianos, cubanos,  venezolanos y demás copartidarios republicanos residentes en el Sur de la Florida.  A más de trasgredir una usanza diplomática, están apostando a caballo perdedor, los sondeos, los modelos predictivos, las encuestas y la objetividad política, indican que las probabilidades de la reelección del energúmeno son remotas.

Coletilla: es de tal magnitud el desacierto, la ineptitud y la exaltación de la ficción de los miembros del partido de gobierno que, aquí nos vendieron la idea de que Santos era el comandante Santiago de las FARC, ahora intentan inocular a la sociedad norteamericana la tesis de que, por la vía de Santos y Petro, Biden se volvió socialista, comunista y Castrochavista. ¿Hasta dónde llegará la alucinación?

 

JOSE LUIS ARREDONDO MEJIA

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