ARACATACA: ENTRE MARIPOSAS Y VACAS

No todos los colombianos están pendientes del aniversario de la guerra en Ucrania ni de la reforma a la salud ni de la transición energética. Algunos connacionales, como los miembros del cabildo de Aracataca, se debaten entre mariposas y vacas. Se trata de un proyecto de acuerdo que pretende actualizar el escudo local modificando sus símbolos. Esto no es un tema menor. No se trata, como piensan algunos periodistas, de debatir superficialmente acerca de un mamífero y un insecto. Se trata, en el fondo, de escoger el modelo económico de su municipio representado metafóricamente en esos seres disimiles.  Uno de ellos, la vaca, se asocia con el pasado económico de Aracataca, y el otro, la mariposa, con el futuro y con la imaginación literaria.

El emocionante debate comenzó cuando un miembro del concejo municipal, apoyado por algunos ciudadanos asociados a la cultura, presentó un proyecto de acuerdo que busca vincular la obra de Gabriel García Márquez con la heráldica local. Casi todos los concejales están de acuerdo con la inclusión en el escudo municipal de un ejemplar de Cien años de soledad de cuyas páginas abiertas emergen unas mariposas. Todo marchaba bien hasta que descubrieron que el lugar deseado en la parte inferior del escudo estaba ocupado por una venerable vaca. Los partidarios del bovino dicen que su cabeza cornuda no debe desaparecer del escudo local por el hecho incontrovertible de que la vaca antecede en este al mismísimo Gabo.

La razón de ese honroso lugar se debe a que en la primera mitad del siglo pasado el municipio era mucho más extenso en tierras aptas para la ganadería.  Con el correr del tiempo, las transformaciones económicas y las escisiones territoriales, la actividad ganadera decreció irremediablemente. Un censo agropecuario de 1996 registró que la población bovina de Aracataca correspondía tan solo al 1,8 por ciento del total de la ganadería en el Magdalena. Hoy la imagen de la vaca es poco más que una antigua nostalgia como el istmo de Panamá en el escudo de Colombia. Sin embargo, la historia nos muestra que las nostalgias constituyen una de las motivaciones más vigorosas para movilizar un ejército y abrazar una causa.

Los partidarios de la mariposa creen que Aracataca puede constituirse en un promisorio destino de turismo literario alrededor de la vida y la obra de García Márquez. Ello debe incluir lugares icónicos como la Casa Museo en donde vivió el escritor, la Casa del telegrafista y los sitios relacionados con el idílico tren amarillo de Macondo. En este propósito coinciden con el proyecto de la RAP Caribe y la Fundación Gabo de promover y fortalecer la ruta garciamarquiana que incluye a diversas ciudades y lugares del Caribe colombiano. Este proyecto beneficiaría significativamente a Aracataca.

El debate del cabildo de Aracataca debería ser transmitido por alguna cadena de televisión oficial. Quizás, para ponerle final a la controversia, se aparezca en el recinto municipal el propio Aureliano Segundo, acompañado de una alborozada banda de músicos, diciendo a los huraños concejales “apártense vacas que la vida es corta “.

Weildler Guerra Curvelo

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