El valor del tiempo te pasa facturas y redescubres que este lo inviertes en cosas innecesarias, esas que no aportan, no edifican pero que siempre te dejan una gran lección, encontrando en lo simple y natural un verdadero sentido, cuando contemplamos el amanecer, el roció de la mañana, un día lluvioso, el sonido de los pájaros y la visita de un colibrí, solo agradece el hoy, lo que eres, lo que tienes, pero siente y vive cada momento con pasión y ten presente que el amor mueve el mundo. ¿Nunca estamos preparados para afrontar las realidades de la vida y una de las más difíciles es la pérdida de un ser querido, nuestro deber ser es remar mar adentro con el amor inagotable de un Dios vivo que nos regala la oportunidad de escribir las líneas de nuestra historia de vida, para lograrlo es justo y necesario saber escuchar, compartir tiempo, dar gracias por todo me inquieta una pregunta somos conscientes, coherentes y agradecidos?
Cuando la vida te sacude sientes que las gotas fuertes de la lluvia se mezclan con tus lágrimas, el último adiós y el llanto simbolizan toda tristeza con impotencia, convencida que la perfecta voluntad la tiene nuestro creador y su tiempo es perfecto, el duelo nos conduce a recorrer un camino lleno de suspiros y lamentos que nos recuerda que debemos comprender que la vida tiene altos y bajos, risas y llantos, siembras y buenas cosechas, malos y buenos momentos, los que considero solo se graban en nuestra memoria y se enmarcan en una fotografía.
Hace un mes una vez más experimente ese dolor fuerte que todos alguna vez sentimos cuando de repente nos toca ver partir a quien hacen parte de tu entorno y con quien has compartido, momentos que buscas revivirlos, sientes que el cielo te habla con el poder maravilloso de nuestro padre celestial y solo dices parece una mentira, diariamente se habla de enfermedades que sorprenden tu vida con diagnósticos inesperados que se constituyen en un antes y un después, historias que se escriben con melancolía y sentimientos encontrados entre ellos series de preguntas que invaden nuestra mente, la tristeza y la melancolía por la pérdida de quienes amamos serán eternas, hacen parte de la evolución de la vida, pero quienes aún tenemos vida tenemos la oportunidad de repensar y dar pasos a nuevos comienzos , hasta setenta veces siete lo dice el evangelio, actuemos con gratitud y amor para que nuestro recuerdo en la tierra permanezca por siempre .
El universo nos regala tantas oportunidades, que nos permite que nuestros hábitos se conviertan en valores y son ellos el referente de nuestro destino, por suerte la generación de la cual hago parte aún los conserva y es obediente a las tradiciones culturales de nuestros pueblos, respetando legados, conservando empatías y solidaridad, herencia que recibo de mi abuela, mi mama Bonilla de quien se desprenden las raíces de lo que hoy represento para el mundo.
Con el corazón arrugado junto a mi mama, mis tíos y Sile bajo la lluvia despedimos a mi tío Borra, momento en el que mi mente recordaba a mi abuela Alcira, a mi papa y todos aquellos que hoy no están, aunque son momentos de angustia y desespero es este el único momento en el cual logras saludar a la gran mayoría de la familia y amigos atraves de gestos amables te regalan palabras de aliento que en ese momento nos llegan al corazón, se nace, se crece y por increíble al parecer, todos algún día nos tocara partir, a mis lectores solo quiero recordar que debemos manejar los tiempos y que el sentimiento sigue siendo sentimiento así estemos en épocas modernas.
Tal vez, quizás o mañana son palabras que habitualmente utilizamos, debemos cuidar nuestro presente y vivir, es nuestro deber hacer el bien en todo momento, nunca sabrás que pasara mañana, reverdecer y volvernos más humanos con un corazón humilde, sin codicias, el amor da valor a la vida.
La familia es y será el pilar fundamental, es nuestro deber mantener en el tiempo nuestros valores para que las situaciones adversas que se presentan sea menos pesadas y dolorosas, y junto a ellos los recuerdos de un ser querido permanezcan por siempre en nuestros corazones; con sentimiento cultural y de pueblo mi opinión para ti.
Yarlin Carolina Díaz Bonilla