¡COLOMBIA AL MUNDIAL 2026: LA CLASIFICACIÓN QUE DESPIERTA UNA NACIÓN DE ALEGRÍA!

En un capítulo inolvidable de la historia del fútbol sudamericano, la Selección Colombia ha asegurado su boleto a la Copa Mundial de Fútbol de 2026, que se disputará en Estados Unidos, Canadá y México. Tras dos años de intensa competencia en las Eliminatorias de Conmebol, la Tricolor culminó su camino con una actuación arrolladora, no solo clasificando directamente al torneo, sino también llenando de euforia a un país entero. Esta séptima participación mundialista, la quinta consecutiva si contamos ediciones previas, representa mucho más que un logro deportivo: es un bálsamo de unidad y esperanza para los colombianos.

El Camino Hacia la Gloria: Un Proceso de Altibajos y Determinación

Las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2026 comenzaron en septiembre de 2023, con un formato de todos contra todos en dos rondas, totalizando 18 fechas. Con el aumento de cupos para Conmebol —seis plazas directas y una para el repechaje intercontinental, la competencia se volvió aún más feroz. Colombia, dirigida por el entrenador argentino Néstor Lorenzo, inició con solidez, pero no estuvo exenta de desafíos.

El debut fue prometedor: un 1-0 ante Venezuela en Barranquilla, con gol de Rafael Santos Borré, que colocó a la Tricolor en el cuarto puesto inicial. Sin embargo, el proceso incluyó momentos de tensión. Colombia fluctuó entre el segundo y el sexto lugar, sufriendo una racha de seis partidos sin victorias en la segunda mitad de las eliminatorias, lo que la llevó temporalmente al borde del repechaje. Derrotas clave, como las consecutivas que la bajaron al sexto puesto, generaron preocupación entre los aficionados.

Pero la resiliencia del equipo brilló en las fechas decisivas. En la jornada 17, el 4 de septiembre de 2025, Colombia enfrentó a Bolivia en el Estadio Metropolitano de Barranquilla ante más de 50.000 espectadores. Un contundente 3-0, con goles de James Rodríguez (minuto 31, de cabeza tras centro de Santiago Arias), Jhon Córdoba (74′) y Juan Fernando Quintero (83′), selló la clasificación matemática. Esta victoria, combinada con resultados favorables en otros partidos como el triunfo de Uruguay sobre Perú y el empate de Paraguay ante Ecuador, aseguró el pase directo con una jornada de anticipación. Colombia sumó 25 puntos en ese momento, evitando el sufrimiento de la fecha final.

La jornada 18, el 9 de septiembre, fue el broche de oro. En Maturín, Venezuela cayó 36 ante una Colombia inspirada. Luis Javier Suárez fue la estrella, anotando cuatro goles en un segundo tiempo demoledor, mientras Yerry Mina abrió el marcador de cabeza. Este resultado no solo confirmó el tercer lugar final de la tabla con 28 puntos (7 victorias, 7 empates y 4 derrotas, con 33 goles a favor y 21 en contra), sino que también eliminó a Venezuela del sueño mundialista, dejando el repechaje para Bolivia, que venció 1-0 a Brasil.

En la tabla final de las Eliminatorias, Argentina lideró con comodidad como campeona vigente, seguida de cerca por Ecuador, Uruguay, Brasil y Paraguay en los puestos directos. Colombia, con su quinto puesto inicial que escaló al tercero, demostró un fútbol equilibrado, con un reparto ofensivo liderado por Luis Díaz (7 goles, máximo artillero cafetero junto a James Rodríguez con 14 en total histórico). Otros destacados incluyen Jhon Durán y Rafael Borré con 2 goles cada uno. Esta clasificación marca el regreso de Colombia tras su ausencia en Qatar 2022, y es la novena presencia de Paraguay después de 16 años, destacando el impacto regional.

La Alegría que Inunda Colombia: Un País Unido por el Fútbol

La noticia de la clasificación desató una explosión de júbilo en todo el territorio nacional. En Barranquilla, epicentro del partido clave, las calles se tiñeron de amarillo, azul y rojo. Miles de hinchas invadieron las avenidas, ondeando banderas y coreando himnos, en una celebración que recordó las noches mágicas de Brasil 2014. «¡Volvimos al Mundial!», gritaban los fanáticos, mientras familias enteras se reunían frente a pantallas gigantes en plazas y barrios populares.

En Bogotá, Medellín y Cali, las redes sociales se inundaron de mensajes de orgullo. El presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún, declaró: «Vamos a prepararnos para lograr ese objetivo», refiriéndose no solo a la clasificación, sino a aspirar a ser cabeza de serie en el sorteo de grupos del 5 de diciembre en Washington. Para lograrlo, Colombia necesita mejorar su posición en el Ranking FIFA, actualmente afectada por rachas previas, y evitar enfrentamientos iniciales con potencias como Argentina o Brasil.

Esta alegría trasciende el deporte. En un país marcado por desafíos sociales y económicos, el fútbol une generaciones. Jugadores como James Rodríguez, quien anotó el gol simbólico de la clasificación y se convirtió en el máximo artillero histórico de las Eliminatorias con 14 tantos, representan el espíritu indomable de Colombia. Luis Díaz, estrella en el Liverpool, simboliza el talento exportado que regresa para inspirar. La Tricolor no solo clasificó; revivió la pasión colectiva, fomentando un sentido de pertenencia que podría impulsar iniciativas culturales y turísticas rumbo al Mundial.

Expertos destacan que esta clasificación fortalece la identidad nacional. «Es un bálsamo para el alma colombiana», comentaron analistas en ESPN, recordando cómo en 2014 el equipo de Pekerman generó un boom económico y emocional. Ahora, con un Mundial expandido a 48 equipos, Colombia sueña en grande: avanzar fases, competir por el título y, por qué no, hacer historia en Norteamérica.

Hacia el Horizonte Mundial: Preparativos y Sueños

Con el boleto en mano, la mirada se dirige al Mundial 2026, que inicia el 11 de junio y culmina el 19 de julio. Colombia, como una de las nueve cabezas de serie potenciales (además de los anfitriones), buscará un sorteo favorable en 12 grupos de cuatro equipos. Bajo la batuta de Néstor Lorenzo, el equipo se enfocará en amistosos y la Copa América para pulir detalles.

Esta clasificación no es solo un fin, sino un comienzo. Para los colombianos, significa noches de gloria, sueños compartidos y la certeza de que, en el fútbol, la perseverancia siempre paga. ¡Que viva la Tricolor! El país entero late al ritmo de esta alegría imparable.

Antonio Pinzón

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