COLOMBIA Y LOS EFECTOS DE LA POSTVERDAD

Hay quienes tenemos la vocación de enseñar o por lo menos compartir lo que Dios nos ha permitido aprender, que a veces nos encontramos con unos temas que es imposible dejar de comentarlos para generar aprendizaje o por lo menos estimular su profundización dialéctica.

Desde hace un tiempo conocí lo que filosóficamente es la Postverdad y en estos momentos de la vida política nacional le encontré el instante para comentarlo de la manera que lo he entendido. Y, como lo estoy percibiendo ahora dada la turbulencia electoral actual, pero realmente es desde hace tiempo que se viene viviendo la connotación de vida y la connotación social que el termino encierra.

Al definirlo, obviamente que recurriré a bibliografía especializada, y al comentarlo dispondré de mi entendimiento sobre el tema.

Es la Postverdad, un término que al parecer lo creó el filósofo británico A.C. Grayling, y él asegura que la posverdad tiene su origen en la crisis económica del 2008.

En la época y circunstancias en que creó el termino, hace pensar que debió llegar a su mente producto de las expectativas mundiales de “una escasez de lo escaso”: dinero, divisas, financiamientos, créditos; y por otro lado, operaciones comerciales y financieras que hacían creer lo que no era generando volatilidad, burbujas económicas y financieras, …en fin, tragedia. Cuando personajes como él pensaban en el mundo y su desesperación, me imagino que eso le producía ansiedad y puedo inferir, que si su sensibilidad social ha estado al lado de los más vulnerables y necesitados, tendría su pensamiento en la multidimensional carencia que sufren esos sectores, y al mismo tiempo observó que se daba por parte de interesados, oportunistas, politiqueros y generadores de opinión non sanctus, …un manejo de las emociones, del pensamiento y de los sentimientos de la gente a través de la transformación de lo verdadero en falso, de la distorsión de la “verdad real” de esos momentos.

Se le llama a la Postverdad mentira emotiva. La Real Academia de la Lengua dice que “es un neologismo que implica la distorsión deliberada de una realidad en la que priman las emociones y las creencias personales frente a los hechos objetivos, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales”.

En realidad, sentando el término a lo que hemos y estamos viviendo en el mundo, y me centro en nuestro país, han sido factor determinante para posicionar su singularidad el internet, las redes sociales y la inmediatez de las comunicaciones, porque si algo ha hecho, desgraciadamente grande a la Postverdad, son estas herramientas tecnológicas de comunicación, porque es ahí cuando comienzan a fluir muy rápidamente las noticias falsas, las verdades a medias ajustadas a intereses personales o grupales; es ahí cuando comienzan a hacerse conceptualizaciones que reducen un denso tema a una frase o a una conclusión acomodada a lo que les conviene, en fin, juegan con la verdad y se cumple el aforismo que “una mentira completa la convierten en una verdad a medias” y de eso no se sabe que haga más daño, si la completa o la media.

Hoy en medio de esta agitada campaña electoral con razón que la gente ya no reclama la presencia de los candidatos en las regiones, ya no se toma como bandera un programa de gobierno asertivo y factible sino que el servicio de las redes sociales y los expertos en Postverdad le han puesto en la cabeza a mucha gente situaciones distorsionadas; los memes y tik tok han hecho su tarea haciendo creer lo que no es y mostrando lo que ofende y molesta, y por eso cada ciudadano está tomando partido, se está atrincherando con Postverdad, o sea, con distorsión de la realidad enconada por mentiras emotivas, y está, ese ciudadano común y corriente y muchos también de los calificados, por definir su participación democrática en las próximas elecciones mediante el voto, con una opinión manipulada, con unas falsas realidades, y desafortunadamente muy pocos podrán medir el daño, las funestas consecuencias y los malévolos efectos que la imposición de la Postverdad nos está haciendo y nos va a hacer muchísimo más.

Cuando muy coloquialmente hablamos de polarización, de división, de intolerancia, lo que no tenemos en cuenta es que nuestra sociedad se encuentra así por, primero, efectos de las redes y el internet, y segundo, y lo estamos notando ya, por el efecto de la Postverdad. Nos trenzamos en discusiones que terminan en confrontaciones beligerantes, incluso, debates entre amigos y familiares.

Yo asimilo la Postverdad al dióxido y monóxido de carbono, entre otros gases, que expele el tubo de escape de un carro estando encendido en un espacio cerrado, que, sin sentir, sin oler nos va durmiendo y nos mata; ese efecto hasta el adormecimiento nomas parece que nos está haciendo la Postverdad a través de las redes sociales y el internet. Estamos actuando política y electoralmente como autómatas, robotizados, pareciera que sin criterio propio si no, con los criterios de otros.

Rodrigo Daza Cárdenas

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