“Ten en cuenta a Dios en todo lo que hagas, y él te ayudará a vivir rectamente.”
Proverbios 3:6 PDT
¿Qué tanto influye lo que hago hoy en mi mañana?
Te quiero contar algo tan trivial que me sucedió, pero que luego me dio una gran enseñanza. No sé si conoces el juego de mesa Parché. Aquí en mi país solía jugarlo mucho de pequeña con mi familia y amigos. Cuando crecí, empecé a jugarlo en una aplicación. El juego consiste en hacer que tus cuatro fichas entren en home, el lugar seguro. Si logras eso, entonces ganas. Pero, en el camino hay otros jugadores que pueden matarte si caen en tu mismo cuadro, así que tienes que pensar muy bien tus movimientos.
El asunto es que tuve la oportunidad de matar a una de las fichas contrarias, pero sin querer, presioné donde no era y terminé dando los pasos que no quería. Al final, no gané el juego, pero esto me puso a pensar lo importante que son las decisiones que tomamos en nuestra vida. Tal vez, si hubiera dado los pasos correctos habría ganado. Cuán diferente hubiera sido la partida si hubiera hecho lo correcto. Cuán diferente hubiera sido mi vida si hubiera tomado una mejor decisión. Entendí que un simple movimiento puede cambiar el rumbo de nuestras vidas. ¿Qué cosas estoy decidiendo consumir? ¿Qué cosas estoy decidiendo o no hacer? ¿Me ayuda eso que estoy haciendo? Esa mujer con la que decidí caminar, ¿Me ayuda a ser mejor? Ese hombre con el que estoy hablando, ¿Puede agregarle valor a mi vida?
Todo lo que decido hacer, las pequeñas elecciones en el día a día hacen un gran cambio en el futuro. Tal vez ahora no lo veas, pero en 1 año, incluso en un mes, te darás cuenta de los resultados que te traerá, ya sean buenos o malos.
Y esto no es para que mires atrás y pienses “pude hacerlo mejor, si hubiera dicho esto, o si hubiera dejado esto, ¿Cómo estaría mi vida?” porque realmente, eso ya no importa. Pero me gustaría que de ahora en adelante pidas instrucción al Señor y elijas hacer cosas que te lleven a un mejor futuro, a una mejor persona, a una mejor actitud, a algo más allá que satisfacer tus deseos momentáneos. Un simple ejemplo sería consumir comida chatarra a menudo. Hoy, mañana o pasado, no verás ningún cambio. Pero en dos meses, verás cómo tu salud se va deteriorando.
“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.” (Proverbios 14:12)
Como humanos, podemos errar y elegir cosas que no nos convienen, pues no sabemos el final ni pensamos en las consecuencias. Pero tenemos a un Dios que conoce cada cosa, por eso el rey Salomón nos aconseja en Proverbios 3:6: “Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y Él te llevará por el camino recto.”
Espero que decidas poner tu vida en las manos de Dios, pues mañana cosecharás lo que hoy sembraste. ¿Por qué no empezar con la decisión de confiar y obedecer a Dios?
Álvaro Uribe Cerchiaro