Esta era La Peña de 1830 un inmenso paraje cubierto de pastos y sabanas, adornadas por cuatro plazoletas, en los atardeceres sus habitantes se sentaban en los taburetes a divisar el hermoso paisaje cuando el sol daba su giro al noroccidente y declinar su ocaso en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Cuenta la historia que uno de sus habitantes, nacido en el 1839, llamado don Francisco Antonio Acosta, a quien le llamaban “chico toño”, poseedor de inmensas riquezas; considerado uno de los más ricos de la región. Este personaje, sentado en la puerta de su casa con un indígena de la Alta Guajira, divisó que en toda la plazoleta se llenó de ganado mular y caballar.
El indígena sorprendido por tan inmensidad de animales le pregunta a don chico: – “¿De quién es todo eso?”-
A lo que el interlocutor le responde: – “eso es mío”-
Al poco rato la plazoleta se llena de millares de vacunos y el nativo hace la misma pregunta, a la que don chico responde sin inmutarse_ – “eso también es mío”- Finalizando la tarde, un majestuoso rebaño de ovinos y caprinos invadió la plazoleta y el indígena para calmar su curiosidad repitió por tercera vez la pregunta, y don chico le responde con el mismo tono: – “eso también es mío”-; a la suma de tantas riquezas que no alcanzaba a calcular.
Pero el indígena sabiamente sentencio: – “pero siempre te mueres chico”[1]-.
Con este preámbulo se inicia uno de los más ricos legados de nuestro pueblo que de generación en generación ha sabido conservar sus faenas dedicadas a la ganadería, agricultura y artesanías. De la descendencia de don Chico Toño, nace doña Úrsula Acosta Daza, quien dio origen a Laudelino Antonio Mendoza Acosta. Este se casó con doña Natalia Mendoza, hija de don José Agustín Mendoza Hinojosa, natural de Corral de Piedras.
De esta unión matrimonial nace el 5 de octubre de 1887 Ramón Flaurian Nelson Mendoza, llamado en el poblado de la peña como Nelson Mendoza, quien se casó con doña Elvira Nicolás Daza Mendoza nacida en Caracolí el 5 de agosto de 1934, y cuya unión matrimonial se llevó a cabo el 4 de agosto de 1934, hija de Priscila Daza Hinojosa, nacida en el paraje distinguido con el nombre de Bogotá y don Pablo Mendoza Urrutia. De este armonioso tejido genético quiero dar a conocer el origen del creador y fundador del Festival de la Patilla.
Así, don Ramón Florian Nelson Mendoza y Elvira Nicolás Daza Mendoza, después de contraer matrimonio, ubican su hogar en aquel entonces, en el año de 1934 en una hermosa planicie al sur oriente del Caserío de La Peña. Allí construyen su vivienda de bareque compuesta de tres piezas horizontalmente, una sala, un aposento y un cuarto matrimonial; al fondo un corredor formado por un caney, una cocina, un reposadero de mulas y caballos.
En la parte oriental un jardín y herbario, seguido de corrales de ovejunos, cabras y un establo para los vacunos; la parte norte de la casa, la adornaban sabanas cubiertas de pastos, trupillos, tocos, puy, brasiles, y cardones. La parte occidental, ornamentada por un segundo jardín y frutales de limón, naranjo y papayas, seguido por enormes arboles de Joaquín, tocos, higuitos, cañahuates y algarrobillos donde los monos, ardillas, loros, guacamayas, cotorras, pericos, torcutus, y otras aves al caer la tarde formaban un trisar. Aquí en esta floresta nacen sus tías: Alcira, Priscila, Natalia, Ana Elvira, Bertha, Isabel, Josefa y su madre Blanca del Rosario al igual que sus tíos: Nelson Ramón, Lucas y Aurelio; asentados en esta frondosidad sus abuelos crían sus hijos con enormes faenas diarias con la cría de animales domésticos, trueques con Riohacha, elaboración de artesanías en fique, talabarteria, entre otras actividades.
Al morir, su abuelo Nelson Mendoza en el año de 1965 y su abuela Elvira Nicolasa Daza en el año de 1968, ya todos sus hijos habían formados sus hogares en especial su madre. Blanca del Rosario Mendoza quien en primera instancia tuvo tres hijos prósperos, Alida Esther y Rosario Elena para luego casarse en el municipio de Becerril-Cesar un 2 de febrero de 1955 con el albañil sanjuanero. Guillermo Segundo Moscote Gámez, conocido popularmente con el apelativo de “ponde”, de esta unión nacieron, María Concepción, Nellys Leonor, Juan Carlos, Nicolasa Elvira, Vilma de Jesús, Rafael Eduardo, Jhony de Jesús, Jovita Martina, Nelson Alexey y Lisandra Mercedes.
Quiero resaltar que ya en esta década ,la vida se va tornando más ardua y para educar a los hijos había que trabajar con mayor rigurosidad en medio de esa tenacidad de sus padres, Juan Carlos, pudo lograr el título de bachiller académico en el Colegio Nacional Agustín Codazzi en el año de 1980, el cual le sirvió de base para ingresar al “INCIP”; hoy en día Instituto de Formación Técnica Profesional, “INFOTEP” y obtener en esta alma mater el título de Técnico Profesional en Producción Agrícola, evocado por la crisis de la bonanza marimbera sufrida en el poblado por la destrucción de estos cultivos ilícitos y el salto a la agricultura tradicional sembrando en su reemplazo patilla (citrillus vulgaris l, familia cucurbitacea).
Con tan inmensidad de hectáreas cultivadas de esta fruta en el poblado de la Peña y visionando de culturizar y comercializarla, le nació el arquetipo de la creación y fundación del tradicional Festival de la Patilla en el año de 1987, el cual precedió en su primera y segunda versión. Esta bella expresión cultural, es el más precioso legado para las nuevas y futuras generaciones del portalón de las patillas más dulce del mundo, “La Peña La Guajira”.
Una mezcla de acciones cívicas, estudios de superación personal, diplomados, profesionalización normalista, lo llevaron a ocupar el cargo de docente nombrado de tiempo completo en la Institución Educativa Hugues Manuel Lacouture en el corregimiento de La Junta en el año de 1997. Sumergido en esta agraciada labor fue entrecruzando trabajo, estudio, proyección a la comunidad con su querido festival, así llegado el año 2002 alcanzó el pregrado con la Universidad del Magdalena en licenciado en necesidades educativas especiales.
Juan Carlos asume que este fue un año crucial para la región y la vivencia del Festival de la Patilla que llegaba a su décima sexta expresión (XVI) en medio de una crisis de orden público a cargo de los grupos armados predominantes, por lo cual este festival asume el gran reto de celebrar una edición más de este tradicional festival. En el año 2008, Juan Carlos Moscote Mendoza terminó la especialización en Pedagogía Ecología con la Fundación Universitaria los Libertadores de Santa Fe de Bogotá. Así, bajo esta premisa concluyo esta convivencia en este generoso pueblo de bellos amaneceres, tremolinas y encantos.
[1] Esta es una narración tomada del libro “Aquel Corral de Piedras” del 2003 por José Alejandro González Cuello.