Sentada en un tronco a unos metros de la puerta de la casa, mientras escucho el canto de los pájaros, contemplo la salida del sol. El rocío de la madrugada había mojado las hojitas de la grana natural que cubre nuestras extensas sabanas; cada gotita de agua tocada por el sol, formaba un arcoíris diminuto, había millones de ellos. ¡Mis ojos experimentaban la sutil belleza de un amanecer Peñero!! Araaaajo!! Mi alma entra en éxtasis, en añoranzas y evoco mis días de niña, caminando en los senderos de La Peña; encontrándome arcoíris en la grama, en las hojas de los árboles, en la caída de agua en El Salto. ¡El Salto!! ¡Oh El Salto!! ¡Un recodo de felicidad intensa!! nada como esa sensación de libertad que produce caminar con pies descalzos y dejar que la arena gruesa del rio masajee tus pies; nada como esas millones de gotitas de la cascada sobre tu rostro, llenándote de vida, invitándote a seguir; nada como intentar hasta lograrlo, entrar a la cueva que se forma entre la piedra y el chorro y darle un beso al amor… Un suspiro… un recuerdo… y a la realidad otra vez.
– Así debe ser el Cielo! Pensé.
Con razón mi manito Lucho, (Luis Mendoza Sierra) dijo en su canción: “Se perpetuó la belleza allí, algún poeta lo descubrió…” y coincido con Adrián Pablo; que éste es “El Pueblo De Mis Alegrías”. Sentí, allí sentada en ese tronco, al filo del alba, esa sensación de la que habla Jessith Soto en su canción Tinte de Colores, inspirada en La Peña: “En esta tierra donde estoy, todo me hace suspirar, y despertar mis emociones…” provoca como ella dice: “Viajar entre nubes fulgurantes de colores y guardar dentro del alma su belleza singular”.
La gente me pregunta que es lo que yo le veo a ese pueblo de 5 calles, y yo respondo: Le veo eso precisamente, la amplitud de esas calles, que hay que gritarle al vecino del frente, pa’ que nos oiga, porque nos queda como a 100 MTS. Le veo las sabanas extensas, el verdor de sus colinas y montañas, en invierno, o el azul grisáceo en varano; le veo sus casas de colores vibrantes, con árboles en la puerta, con trinitarias de todos los colores florecidas en verano, en cada frente, en cada patio; le veo el cielo más lindo del planeta, que se fue a vivir en La Peña; con su azul vibrante al medio día, con su paleta de infinitos colores en las tardes de arreboles, y al declinar el sol, en la noche, ese mismo cielo, nos revela un azul profundo, plateado de estrellas, que sostienen a la luna cuando se cuelga para asomarse a mi ventana a coquetear. Llega, me besa y me trae mensajes de poetas lejanos y canta conmigo: Luna De Junio, de “Santa” Pintora, de “Chendo”, Venceremos de “Sinfo”, de “Leo” Una Canción Eterna. Me toma de la mano y me pregunta
– ¿Un bolerito?
Yo digo:
-Va!
Y bailamos mientras tarareamos
– “Los aretes, que le faltan a la luna, los tengo guardados en el fondo del mar…”
Suelta mi mano, da tres saltitos en la punta de los pies y grita:
– No hay cielo más lindo que el cielo de Las Peña…
Dejo de soñar y otra vez a la realidad… Este valle sin igual, tiene su encanto, en invierno y verano.
Una de esas mañanitas de enero llegó a visitarme el poeta Luis José, venía recorriendo La Esquina De La Primavera, desde Urumita hasta La Peña y cuando vió las sabanas doradas por la inclemencia del verano, escribió: “El pasto de la peña estaba triste cuando llegué, lo esta sobando el verano, y la flor del abrojo se levanto para volverse una bandada de mariposas monarcas, olía arepa de queso y en el ambiente había un aroma a café que bajaba de los cerros”. Que diría, si la viera hoy, parece que cayó una lluvia de esmeraldas y cubrió la llanura. Si viera los murales ubicados en todo el pueblo, que cuentan historias que hablan de nuestra identidad, la iglesia remodelada, que hace juego con el cielo azul y sus nubes blancas, el parque florecido y en cosecha; hoy es más bien, la fotografía del “Precioso vergel que invita al recuerdo”, en la canción de Carlos Huertas: “De San Juan a la Junta se ve, de San Juan a la Junta se ve, un precioso vergel que invita al recuerdo. Que se encuentra después de cruzar el plateado Cesar, todo aquel imperio. Ese paisaje de gallo y parrandas tan hermosas (Bis) Y mujeres tan preciosas, como los cielos de mayo (Bis)”.
Mujeres preciosas y virtuosas que han dado a luz un pueblo grande y de grandeza, esforzado y valiente. Los hombres que se han casado con una mujer de La Peña jamás se arrepienten; Tienen una sola queja: demasiado empoderadas. Entendieron bien lo que significa ser pareja y van parejo, hombro a hombro construyendo hogar y familia con sus hombres buenos, de casta y raza. Los de la generación más lejana que recuerdo, que es la de mi abuela, hilaron y tejieron fique, fueron terratenientes o arrendaron tierras, sembraron y recogieron algodón, sorgo, ajonjolí, Maíz, frijol, patilla; criaron cerdo, gallinas, ganado vacuno, caprino; fueron comerciantes. De un modo u otro sacaron adelante a sus hijos.
Vaga en mi mente el recuerdo de los primeros profesionales de La Peña. Un abogado, de los mejores en la historia de San Juan del Cesar, inolvidable, Joaquín Darío Cataño Mendoza (q.p.d), hijo de tía Alcira ( Alcira Emilia, hermana de mi abuela Natalia Victoria, tenían nombres de reinas, de la nobleza: Isabel Josefa, Ana Elvira, Josefa María, Blanca Rosario, Priscila Mercedes, Bertha María), y “Toño” (Antonio Joaquín, uno de los mayores de una familia muy querida y prestante en el poblado; los Cataño). La única hermana de Joaquín Darío fue la primera maestra Peñera, en La Peña; María Helena “La Jeye”. “Nora Yo comencé a trabajar de maestra solita, sin que nadie me ayudara, sin estudiar y sin nada, sino que mi mamá fue hablar con el padre Dávila y el me nombró. Después me gradué en La Normal, porque muchas maestras como yo hicimos esos cursos en La Normal y me gradué en una fiesta muy importante y todo”. Me dijo la muy cultivada y siempre elegante María Helena, prima hermana y compinche de mi madre, Celedonia María (q.p.d) que al igual que su prima, no hizo sino tercero de primaria, pero se la juego a Julio Mario Santo Domingo en negocios. Ella, junto a mi padre, Juan José Peralta, se dieron a las tareas de criar y educar nueve hijos la mayoría con su profesión u oficio. “La Jeye” fue la primera maestra de Diomedes Díaz (Leer mi Crónica: El Caciques de La Junta, Es De La Peña, en www.OjoPelaoMagazine.com).
Después de los hermanos Cataño Mendoza, recuerdo a Triny Ariño (q.p.d) hija de Pedro Ariño y la señora ”Tala” Natalia Cuello. Triny fue la primera mujer profesional en La Peña, economista, yo aún estaba pequeña y eso me impactó y me inspiró, me abrió los ojos a un mundo interesante.
No preciso bien, pues el cerebro hace selecciones caprichosas, pero creo que después de ellos, tuvimos al primer Comunicador Social – Periodista Peñero; Luis Mendoza Sierra, mi inspiración, mi ejemplo y mi mentor. Ellos pusieron la plana y muchos la seguimos, entendimos que, si los sueños son más grande que las excusas, serán sueños realizados, sin duda!!
Hoy somos más de trecientos profesionales, técnicos y tecnólogos en diferentes áreas y se avecina una cosecha grande de los que ahora están estudiando. Nos pusimos a contar con la memoria histórica del pueblo; La Seño Fénix de Jesús Arocha Cataño -otra insigne peñera, mujer, líder, profesional, historiadora e inspiradora- y contamos mas de 31 médicos, inició Emilia Rosa, la hija mayor de María Helena, “La Jeye” y hoy 24 de junio cuando es el o está columna, se está graduando Álvaro Andrés Bermúdez Mendoza, el hijo de todas las mujeres de mi época, en La Peña, porque todas nos sentimos “Goyita”.
“Goyi” nuestra paisana, en mi caso además mi vecina del frente, mi amiga, ella nació el 28 de junio y yo el 27 de noviembre del mismo año, crecimos juntas. El día que murió, por casualidad yo estaba en Barranquilla y fui a verla, estaba en una camilla esperando que la prepararan. Su expresión en el rostro no se me ha olvidado nunca, era la cara de alguien que no se quiere morir, desde ese día pensé que Álvaro, su hijito pequeño, era el motivo de su angustia, allí, en ese instante toqué su frente fruncida y se la entregué a Dios en sus brazos. Pensé en Álvaro Andrés, quedó primero huérfano de Padre, eso destrozó la vida de Licy Gregoria “Goyita”, su madre, quien murió unos años después de una enfermedad hepática, dejándole a sus padres la responsabilidad de su hijo pequeño, la muerte de “Goyi” la única hija de Maritza y Huberto, les pego muy duro, primero murió Maritza y unos años después Huberto, Alvarito entonces, se convirtió en nuestro hijo común, todos le amamos en La Peña, y hoy estamos contentos celebrando su graduación, junto a su familia cercana, su tía Patry (Prima de “Goyi”) que es su madre y sus hermanos. Hoy al ver los vídeos que nos envió Mary Mendoza, lloré, me sentí súper orgullosa y le deseé lo mejor de la vida, dándole gracias a Dios que es el autor de esa obra llamada Álvaro Andrés. Mis felicitaciones a mi hijo, que no es el último médico, porque aún hay muchos estudiando, pero es nuestra razón de alegría hoy.
Pero no solo nos dieron estudio nuestros padres, también nos educaron, nos enseñaron valores, sembraron principios, los más importantes: el amor, la solidaridad y la resiliencia (aunque entonces no sabíamos cómo se llamaba); por eso siempre digo que lo mejor de La Peña son los pañeros; ¡Oh gente pa’ linda en la vida!! Gente amable, acogedora, hospitalaria, humilde, sencilla, noble; gente pujante, trabajadora, aspirante, conquistadora de sueños, gente que camina en propósitos, personales, familiares y comunitarios. Los peñeros hemos superado temporadas de escases, de sed, de olvido, de violencia, sin desplazamiento masivo.
Los peñeros hacemos de la dificultad un reto y del buen sentido del humor la estrategia para sortearlas. Cada adversidad deja chistes, nos une, nos convoca y desde donde estemos los hijos de La Peña, movemos nuestro pequeño universo a favor de nuestra tierra. Creo que este verso de Lucho Mendoza, es el sentir de todos, “Antes que llegue el fin, le habré entregado todo a mi tierra natal”
Por todo lo que somos, lo que tenemos, lo que representamos, y lo que construimos día a día, movidos e inspirados por un amor arraigado a nuestro lugar favorito del planeta; quiero invitarte a conocer La Peña El Pueblo De Mis Alegrías, Aprovechando que estamos prontos a celebrar las fiestas en honor al producto que nos define; La Patilla. La 34 Versión del Festival de La Patilla será del 1 al 3 de Julio. ¿Se te Antoja? Vení… comamos patilla, veamos las carreras de caballos, admiremos el trabajo de los artesanos, escuchemos las canciones y versos, de los poetas y troveros, disfrutemos de una buena conversa llena de hipérboles que nos doblen de la risa, nos bañamos en el Salto!! ¡Oh El Salto!! Nos tomamos fotos en nuestros murales y casas de Colores, madrugamos un poco y vemos los arcoíris diminutos cuando despunte el sol. ¿Qué te parece? Esto no es un plan, este es El Plan. ¡Te esperamos!!
Ya se me cansaron las sentaderas, ya el sol empieza a calentar, voy comerme un coco de patilla fresca, como las mañanitas de mi pueblo. ¡Ya empezó la cosecha!! Wow!! Esta que acabo de partir está dulce, rojita, fresca… Me ocupé, no escribo más por hoy. Nos vemos el próximo FDS en La Peña, ¡El Lugar de mis Alegrías!
Noralma Peralta Mendoza
Hermosa tu crónica Noralma, me veo caminando por esas calles llenas de colorido y con la esenciacia de las flores impregnandoce en mi cuerpo. Siento el agua fresca del salto acariciando mi ser y los labios tiernos de una mariposa saciando mi sed de amor.
Excelente, en cada párrafo se nota el gran amor y valor que tiene para ti la tierra que te vio nacer.
Me encanto, este artículo está lleno de amor, de imaginación que hermoso! La peña tierra de alegrias..
“Los peñeros hacemos de la dificultad un reto y del buen sentido del humor la estrategia para sortearlas” pudiera retomar toda la crónica sin dudas pero me quedo con esta frase porque hace años ando en busca de la manera de describir lo que sucede en el poblado amado y esto … somos un pueblo caminando a la felicidad
Excelente crónica
Excelente crónica mi Nora querida trae a mi mente tantos recuerdos y añoranzas de costumbres perdidas y una niñez inolvidable.
Gracias nora por tus lindas palabras para mi sobrino Álvaro , que es el sobrino de todos los peñeros 🥰
Muy linda está historia dan ganas de darle rever y volver a esos tiempos, disfrutar aunque sea un ratico con los que ya no están.
La belleza de lo intransferible permite crear esos paraísos oníricos en quien no conoce del tema.
Termina siendo el arte y la escritura, quizás tan hermoso como el terruño… y hasta más.