EL POLLO VALLENATO LUIS ENRIQUE MARTINEZ PROFETA EN SU TIERRA

“Cuando Luis Martínez toca alegra los corazones pone a las muchachas locas y a las viejas en tentaciones”

El aparte que hemos transcrito en la parte introductoria de esta crónica corresponde a la canción “Mi fama” de la autoría de Luis Enrique Martínez la cual está en mi mente después de un acontecimiento al que asistimos y que consideramos grato para el recuerdo.

Evidentemente gustoso y complacido participamos como ponentes el 23 de febrero reciente pasado en el conversatorio “CANTANDO &CONTANDO VIVENCIAS CON EL MAESTRO” con motivos de la celebración el día 24 de los 102 años de nacimiento del Pollo Vallenato Luis Enrique Martínez, hijo epónimo del Hatico, el evento se realizó en su pueblo natal organizado con todo esmero y decoro por la Fundación que lleva su nombre, la cual pensamos que merece todo el apoyo institucional porque la labor que han emprendido para visibilizar la vida y la obra del maestro tiene una profunda connotación para la afirmación cultural y el rescate de los valores de su pueblo y la región.

Fue un evento hermoso, concurrido, agradable y a la altura de la grandeza del personaje, son esos los detalles que hacen imposible que “El pollo vallenato” muera, pues solo morirá cuando dejemos de recordarlo, además su huella en la música vallenata es indeleble, permanente, perenne e imborrable, sus arpegios inventados con su inteligencia natural son en los festivales como una franquicia o talvez un amuleto de buena suerte para quienes aspiran a coronarse Reyes  en los festivales de música vallenata.

No pudo escoger Dios mejor día para que el viera por primera vez la luz fue un jueves Día de San Modesto y de Moisés, santos que no le quedaron grande a su periplo vital porque fue un hombre modesto y discreto en su comportamiento, disciplinado y a pesar de su  fama nunca perdió la humildad, y así como San Modesto recuperó los templos de Jerusalén, y recuperó lugares emblemáticos como el lugar de La Ultima cena de Jesús, el Huerto de Getsemaní y el Santo Sepulcro, Luis Enrique recupero los bríos de lo que hoy se conoce como música vallenata de las fauces de la rutina y así como Moisés salvó a su pueblo, Luis Enrique con su meteórica obra como compositor y como acordeonero salvó la música vallenata de la condena al olvido.

Además de Rey Vallenato Fue Luis Enrique Rey de la resiliencia, no era fácil para un acordeonero de su talla y su talante superar el golpe recibido cuando teniendo al pueblo en el bolsillo, un catálogo musical de moda, una experiencia curtida por su trashumancia, las parrandas el ron y las mujeres y un estilo para tocar hasta entonces inédito entre sus laterales generacionales un muchacho inquieto, no muy conocido, con una trayectoria musical aún incipiente le quito aquella noche de 1971 el título que creía en sus manos Como Cuarte Rey Vallenato, diríamos después de las averiguaciones que hicimos que el aquella noche no perdió, el entregó la corona al caer en la trampa de quienes lo invitaron durante los tres días del festival a celebrar antes de tiempo.

A propósito de aquella noche aciaga para sus seguidores en Valledupar y para el pueblo Fonsequero y contra todo  los pronósticos de quienes lo conocían y sabían de sus decisiones radicales, y daban por descontado que jamás volvería  presentarse en el festival, este en 1973  obedeciendo las palabras premonitorias de Luis Francisco Mendoza Pitre en la canción “Festival Vallenato” cuando dijo “Luis Enrique Martínez, el pollo vallenato que siempre lo ha suido volverá a ese ruedo” y evidente mente fue coronado Rey por decisión unánime de un jurado de lujo integrado por Alejandro Duran, Colacho Mendoza, Alberto Pacheco Balmaceda quien lo derrotó en  1971 y  Miguel López hombres insospechables y todos Reyes vallenatos conocedores de su oficio  por eso la reacción ciudadana fue de complacencia, a estos jurados les fue mejor que a quienes en el cuarto festival ante los bríos del pollito nuevo que desafió y propinó tiro de pulmón a un cansado Gallo Javao, ellos tuvieron que decidir con base en lo que sucedió esa noche en la tarima, pasando por encima de las consideraciones personales y el prestigio bien ganado de Luis Enrique, esos jurados que seguramente tenían los pantalones bien puestos para una decisión tan difícil fueron Jorge Méndez propietario de un establecimiento en Cartagena en el cual solo se programaba música vallenata, los maestros Antonio María Peñalosa músico y compositor autor de “Te olvide” y José Benito Barros Palomino el autor de La Piragua y La llorona loca entre otros, su compadre Alejandro Duran y Colacho Mendoza que reemplazó a Adolfo Pacheco que no llegó, el veredicto fue contundente Primer lugar Alberto Pacheco Balmaceda un joven criado con todos los juguetes por sus tías quienes lo llevaron a estudiar música en la Escuela de bellas artes  en Barranquilla, aprendió a tocar piano y también el acordeón, Segundo lugar  el ídolo de todos Luis Enrique Martínez, y Tercer lugar un joven estudiante que vino de  Bogotá a donde cursaba sus estudios universitarios  quien  en 1970 se había coronado Rey  aficionado nada más y nada menos que Emilianito Zuleta Díaz.

Al Pollo Vallenato nada le salió gratuito en su vida, fue honrado, trabajador, genio y figura hasta la sepultura, talentoso para las letras de sus canciones, brioso en la digitación, magistral en su cantar, y decente en sus relaciones de amistad su estatura moral y sus buenos modales lo hacían un músico integral, de las canillas al sombrero, por eso, le quedó grande a sus laterales, inicio su espiral ascendente en la música con las bases aprendidas de Chico Bolaños, Abel Antonio Villa y Pacho Rada hasta convertirse en el genio que desentrañó todos los secretos del preciado instrumento, fue por eso el primer o en la región en tocar un acordeón de tres hileras.

Fue emocionante escuchar las anécdotas contadas de quienes tuvieron el privilegio de compartir con él en sus parrandas y sus correrías por pueblos fincas y en la capital del país, entre ellos José  Manuel “Changa” Romero, Alfonso Álvarez Rodrigo Corso y Manuel Escalante todo entre las notas de acordeón de su sobrino Wilmar quien demostró en los interludios con sus arpegios y la pata de gallina que la sangre no se vuelve agua, me pareció tan melodioso su tocar que acepte volver al canto después de mi retiro y los complací cantando “Secreto raro” la primera canción que Luis Enrique grabó con el respaldo de “La lotería” la verdad que me sentí cómodo, el tono de acordeón acorde con mi garganta y parece que les gustó porque hasta nos aplaudieron ,la comunicadora Emelda Weber hizo la moderación formidable .

Se sobraron todos y todas, Dalis, Dasnely, Danisa, Isabel y David Bolívar, Hernán Martínez, Carlos Diaz, Onelis Bolaños Fugalvis Fernández y Juana Ospino. La tapa de la cajeta fue el recordatorio que recibí, una cajeta con arroz de cerdo apastelado con chicharrones y un chicote de yuca bien gomosa “Vic vaporub”, No hay duda, las mujeres que cocinaron están enamoradas, por eso antes de partir pregunté ¿Cuándo me vuelven a invitar?

Luis Eduardo Acosta Medina

DESCARGAR COLUMNA

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
💬 ¿ Necesitas ayuda?
Hola 👋 ¿En qué podemos ayudarte?